December 11, 2023

Un Halloween a la cubana

El entusiasmo con el que los jóvenes cubanos celebran una fiesta importada de Estados Unidos evidencia el fracaso de la propaganda antiyanqui del castrismo

by René Gómez Manzano

martes, 7 de noviembre, 2023 3:00 am

LA HABANA, Cuba. — Desde la semana pasada se han sucedido informaciones sobre lo ocurrido en la noche del sábado 28 de octubre en el habanero club Maxim Rock. Ese día, como parte de la anglosajona celebración de Halloween, se realizó allí un concurso para premiar el mejor disfraz. El ganador fue Josué Forcelledo, un joven güinero de 23 años que acudió vestido con un uniforme nazi.

Lo primero que despierta mi atención en este asunto es el interés despertado en nuestro país por ese festejo que carece de tradiciones nacionales y se introdujo por imitación de la cultura estadounidense. ¡Parece increíble, pero es una realidad que, tras más de seis decenios del incesante bombardeo propagandístico antiyanqui perpetrado por los castrocomunistas, los cubanos les hacemos “el caso del perro”!

Ahora que están de moda las frases generadas e impulsadas desde el Poder por el presidente investido y ratificado por apenas unos centenares de sus millones de compatriotas, convendría recordar aquí una de las diazcaneladas más publicitadas. Aunque sus efectos son —¡claro!— contrarios a las intenciones presidenciales, confío en que nadie se atreva a negar que ese ejemplo de admiración popular por la cultura norteamericana representa una excelente muestra de “resistencia creativa”.

No ha faltado algún intento de atacar oficialmente la festividad de origen anglosajón, pero lo cierto es que, al menos hasta el momento, los castrocomunistas se han satisfecho con arremetidas de carácter meramente oficioso. En esto se ha destacado el impresentable Randy Alonso, quien, hablando sobre el Halloween, se queja: “Poco tiene que ver con nuestras tradiciones, pero se ha regado como la verdolaga o el marabú”

Arremetidas ideológicas aparte, en esta oportunidad el régimen volvió a confiar, una vez más, en su herramienta más confiable: la represión. En lo administrativo, se decretó la fulminante clausura del Maxim Rock; en lo policial, tres oficiales de la tenebrosa Seguridad del Estado interrogaron al joven Forcelledo durante más de una hora.

Llama la atención que, en el contexto del escándalo, el sitio oficialista Cubadebate se haya considerado en el deber de puntualizar que la decisión de cerrar el centro nocturno “no es un ataque a la celebración del Halloween en Cuba”. Y reconoce: “Creemos que no hay forma de prohibir ni detener esta práctica. Pero sí es un llamado a la corrección, atención y el trabajo político para que esta celebración no incluya disfraces como este”.

Ahora que, con todo y la criminal agresión de Putin a Ucrania, de nuevo están de moda las buenas relaciones entre esta Gran Antilla y Rusia, se ha observado que también en el asunto que nos ocupa ha habido identificación. Esta la ha puesto de manifiesto el Diario de Cuba, en una noticia cuyo titular no refleja lo esencial de esa coincidencia: “Moscú y La Habana hermanadas también en la guerra contra Halloween”.

En lo que ese órgano de prensa describe como “un inusual gesto”, se alude al comunicado público emitido por la Embajada de Rusia, en el cual esta sede diplomática afirma: “Repudiamos y condenamos firmemente este vergonzoso acto que normaliza la figura responsable de la muerte de millones de personas”. Y también: “Agradecemos la reacción del público cubano, así como las oportunas medidas tomadas por las autoridades”.

Cabe destacar que, si rápida fue la clausura del Maxim Rock, tampoco ha demorado en demasía el anuncio de su reapertura. El pasado viernes, medios oficiales reprodujeron una nota emitida por el Instituto Cubano de la Música (ICM); ella está consagrada por entero al tema que nos ocupa, y da a conocer lo decidido sobre el asunto por las autoridades.

Empleando los giros habituales en la variedad oficinesca de la neolengua castrista, se anuncia la adopción de medidas disciplinarias contra siete funcionarios de la Agencia Cubana de Rock y del propio ICM. También se anunció, para el sábado 4 del corriente, la reapertura del club nocturno con la participación de cuatro bandas de las más conocidas.

Resulta curioso que los párrafos finales de la nota estén consagrados por entero a reivindicar la música rock. “Ningún proceder inadecuado distanciará a nuestras instituciones de un género musical que hemos respaldado y acompañado durante décadas”, dice y acto seguido añade: “Ratificamos nuevamente nuestro respaldo a la promoción del rock, en tanto defensor de los valores más auténticos de la música”.

¿Puede extraerse alguna experiencia de lo sucedido con esta celebración del Halloween? ¿Pudiéramos hacer alguna recomendación a los participantes en futuros concursos alegóricos? ¿Qué línea de acción adoptar en vista de la gran irritación de los comunistas ante un uniforme nazi (o también, hace un año, por el uso de unas capuchas del Ku-Klux-Klan)?

Si la utilización de esas ropas de sus adversarios ideológicos irrita tanto a los comunistas (pese a tratarse de disfraces empleados en una celebración burlona de “diablos” y “brujas”), entonces es razonable suponer que el empleo de las vestimentas de personas afines al marxismo leninista sea recibida por ellos con gran agrado. Porque eso es lo lógico, ¿o no!

Ya colocados en ese contexto, considero que una posibilidad sería disfrazarse de —digamos— un guardia rojo de los años de la Guerra Civil Rusa. Eso sería pretexto más que suficiente para justificar el empleo de uno de aquellos espantosos gorros puntiagudos que llevaban cosida una enorme estrella roja. ¿No sería ese un excelente disfraz de Halloween!

¡Y las autoridades comunistas no podrían declararse ofendidas por que alguien haya exaltado a un adversario ideológico, porque más comunistas que aquellos guardias rojos habría que buscarlos con candiles en pleno día!

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

René Gómez Manzano

René Gómez Manzano (La Habana, 1943): Graduado en Derecho (Moscú y La Habana). Abogado de bufetes colectivos y del Tribunal Supremo. Presidente de la Corriente Agramontista. Coordinador de Concilio Cubano. Miembro del Grupo de los Cuatro. Preso de conciencia (1997-2000 y 2005-2007). Dirigente de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. Miembro de la Mesa de Coordinación del Encuentro Nacional Cubano. Ha recibido premios de la SIP, Concilio Cubano, la Fundación HispanoCubana y la Asociación de Abogados Norteamericanos (ABA), así como el Premio Ludovic Trarieux de lucro, dedicado a promover la prensa alternativa en Cuba e informar sobre la realidad de la isla.