Es párroco en una de las zonas más afectadas por el virus y se ha visto obligado a suspender todas las actividades de su parroquia, pero lo que no se acaba, asegura en conversación con Alfa y Omega, es la misericordia de Dios. «Son tiempos de estar con los que más sufren y dar la vida por ellos si Dios así lo quiere», asegura
Valdemoro es uno de los principales focos del coronavirus en España. Allí se han registrado más de una veintena de casos y allí también ejerce de párroco Patxi Bronchalo en la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, que describe la situación del pueblo como de «calma tensa o incluso miedo. No se ven personas mayores por la calle. Apenas salen. Muchos han estado con personas contagiadas y están en cuarentena en casa porque no saben si tienen el virus. La gente está preocupada pero con una fe firme».
Ante esta situación, el sacerdote ha decidido «suspender todas las actividades de la parroquia», asegura en conversación con Alfa y Omega. Por ahora, «mantenemos solo la Eucaristía, pero extremando todas las precauciones. Hemos suprimido el gesto de la paz, vamos a respetar la separación entre personas de al menos un metro y hemos quitado el agua bendita del templo».
Sin embargo, lo que no se acaba es «la misericordia de Dios», que Bronchalo trata de hacer llegar a todos aquellos que se encuentran afectados por el coronavirus. En concreto, «me ha tocado ir al hospital a ver a algún enfermo de la parroquia, a dar la unción, a acompañarle…», explica el sacerdote al mismo tiempo que destaca la labor del capellán del centro sanitario «que está al pie del cañón y se está dejando la piel y la vida». El párroco también ha visitado a los enfermos que se encuentran aislados en su domicilio. «Les llevo la comunión, rezamos juntos y comulgan. Me siento muy sacerdote estos días».
Patxi Bronchalo ha tenido, incluso, que «ayudar a algunas personas a prepararse para la muerte y me ha sorprendido gratamente –afirma- porque muchos de ellos ya estaban preparados y no tenían miedo de ponerse cara a Dios». Lo más duro, asegura, es haber tenido que enterrar a algunos de sus feligreses. «Ya han muerto 6 y esta tarde tengo otro entierro. Trato de ofrecer a los familiares una palabra de consuelo y de esperanza».
Servicio y cautela
Todas estas obras de misericordia, Bronchalo las realiza incluso a pesar del riesgo de ser contagiado. «No tengo miedo a contagiarme, no soy población de riesgo y tomo todas las precauciones», asegura. Al mismo tiempo, confiesa solo estar preocupado «por contraer el virus sin darme cuenta y poder contagiar a otros. Estoy teniendo mucha cautela y he dejado de ir a ver a las personas mayores que no se encuentran afectadas. Las familias lo entienden enseguida».
El párroco de Nuestra Señor de la Asunción pide esta misma cautela a sus hermanos sacerdotes que se muestren todavía un tanto escépticos ante la situación. «He escuchado a algunos hermanos hablar de que esto es una exageración, de que se está metiendo miedo a la gente, de que no tenemos que suspender nada… Os confieso que eso mismo pensaba yo hace diez días, pero no os engañéis: esto es muy contagioso y es grave. Es fundamental estar preparados para poder servir de ayuda y consuelo a los demás. Hagamos caso a nuestros Obispos, y hagamos caso a los especialistas», pide el presbítero en un texto publicado en sus redes sociales.
«No son tiempos de hacernos los valientes –continúa- ni de enfrentarnos o caer en el fideísmo. La realidad es la que es. Son tiempos de estar con los que más sufren y dar la vida por ellos si Dios así lo quiere, pero evitando ponerles en el compromiso moral de hacer algo por lo que se puedan contagiar y contagiar a su vez a sus familias».
Patxi Bronchalo concluye la conversación con Alfa y Omega pidiendo a los católicos «rezar por los afectados, contribuir para que no se genere pánico, dejar de lado discusiones sobre la mejor forma para recibir la comunión y pedir al Señor que nos aumente la fe para ver qué nos quiere decir con esta situación».
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