El costo de una Revolución

Confesó al fin Fidel Castro aquel 30 de agosto de 2010, a sus 84 años: “el modelo ya no funciona ni para nosotros mismos”

Fidel Castro, Cuba, Socialisimo
(Foto de archivo/Cortesía de la autora)

LA HABANA, Cuba. – La Revolución de Fidel Castro ha costado demasiado dinero y demasiados muertos. Desde que esta comenzó aquel 26 de julio de 1953, con el asalto al Cuartel Moncada, sus víctimas fueron en aumento a lo largo de sus sesenta años.

Se necesita dinero  

El 5 de agosto de 1956, Fidel cruza el Río Grande, frontera de México con Estados Unidos, y se entrevista con el expresidente de Cuba Carlos Prío Socarrás para pedirle dinero. Este le da 50 000 dólares para su invasión. Fidel compra un yate en México y desembarca en Cuba para comenzar una rebelión contra el gobierno de facto de Batista.

Ya en la Sierra Maestra y fracasado el desembarco, él y su hermano reciben una segunda ayuda muy importante: hacen contacto con Crescencio Pérez, dirigente de varios campesinos que se dedicaban al tráfico de drogas en la Sierra Maestra, y éste proporciona dinero y comida para reorganizar una guerra de guerrillas, conocida como “muerde y huye”.

El dinero de Fidel y del Estado

En enero de 1959 se marcha el dictador Batista de Cuba. Fidel establece un gobierno de facto y se adueña del país. Todavía se ignora cuántos miles de dólares custodiaba su amiga Celia Sánchez en su penthouse del Vedado durante los primeros meses del triunfo.

A partir de septiembre 1960, la economía cubana comienza a recibir un crédito de ocho millones de dólares por parte de Hungría y setenta por China. Mientras, Fidel Castro nacionaliza centrales, bancos, todo, para dar comienzo así a un capitalismo de estado. Él y su hermano continúan con la política de pedir dinero, mientras Castro proclama que promoverá revoluciones anticapitalistas en Latinoamérica.

La ayuda soviética alcanza la cifra de seis mil millones anuales desde 1961 hasta 1991, lo que nos da una cantidad de 1 800 billones. Aun así, el 12 de marzo de 1962, el régimen impone el racionamiento de los productos alimenticios y de vestir a través de una libreta. Diez años después, recibe ayuda a través del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica), que agrupaba a las naciones del bloque socialista.

“Chatarra, eso nos mandaban”

¿Y qué ocurrió con el “socialismo real” que construía Fidel y su hermano a cambio de azúcar, cítricos y pescado? Era una ayuda que representaba el 70% del comercio exterior cubano: recibía trece millones de toneladas de petróleo al año, máquinas y equipos. Fidel después diría: “Chatarra, eso nos mandaban”.

En 1990 ocurrió lo que ya se esperaba: se “desmerengó” el campo socialista. Fidel no sabía qué hacer. El nivel de dependencia era demasiado; el producto interno bruto (PIB) cubano cayó un 35%; el pueblo inventaba para comer y se alimentaba hasta de los gatos.

Comenzó el célebre Período Especial. ¿A quién culpar? ¿Quién tenía la culpa de tanta desgracia? ¿A la URSS? ¿Al CAME? ¿A la chatarra? ¿A nuestro modelo económico?

¡El culpable!

Entonces, Fidel comenzó a acordarse del embargo comercial norteamericano. ¡He ahí el culpable! Y mientras se repetía que ellos y sólo ellos eran los responsables del hambre en Cuba se esperaba que una buena suma de maná cayera del cielo como un verdadero milagro.

Pero, ¿quién sería el autor de esa bendición que necesitaba Fidel? ¿Un árabe acaso?

Muy cerca estaba quien llegó como un Rey Mago, con su bolsa llena de regalos de dólares, no en un camello, sino en un lujoso avión particular.

Entonces apareció Chávez

¿A cuánto asciende la cantidad de millones de dólares que regaló Hugo Chávez a Cuba a cambio de nada? Está por conocerse.

Pero ya Cuba estaba en pedazos, dividida su población entre comunistas y librepensadores, con más de cinco mil fusilados, miles de cubanos muertos en guerras ajenas, miles de ahogados en el Estrecho de la Florida en busca de libertad. ¿Tenía arreglo un país con esa tenebrosa historia?

¿Tiene arreglo acaso con un segundo Período Especial, luego del fracaso del movimiento izquierdista de América Latina, donde hasta los gatos se esconden a la vista de los que tienen hambre, donde continúa la sociedad cubana inventando para comer y el sufrimiento de las colas que nunca se detiene?

Lo que dijo Fidel, por último

Confesó al fin Fidel Castro aquel 30 de agosto de 2010, a sus 84 años: “el modelo ya no funciona ni para nosotros mismos”. El Comandante estaba en plena lucidez mental y lo dijo ante el periodista Jeffrey Goldberg y Julia Sweig, experta en política internacional, ambos de la revista The Atlantic.

Ese día, Fidel había llegado a una conclusión, pero aquellos pocos que no hacen colas para comer y mucho menos temen los gatos no quieren aceptar la verdad que dijo el Comandante Iluminado en Jefe.

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ACERCA DEL AUTOR

Tania Díaz Castro

Tania Díaz Castro

Tania Díaz Castro nació en Camajuaní, Villaclara, en 1939. Estudió en una escuela de monjas. Sus primeros cuatro libros de poesía fueron publicados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y dos por Linden Ediciones Line Press y ZV Lunaticas. A partir de 1964 trabajó como reportera en revistas y periódicos de Cuba y escribió durante ocho años guiones de radio en el ICRT entre 1977 y 1983 y en 1992 y 1993, cronicas sobre la historia de China en el periódico Kwong Wah Po, del Barrio Chino de La Habana. En 1989 y 1990 sufrió prisión por pedir un Plebiscito a Fidel Castro. Comenzó a trabajar en CubaNet en 1998 y vive con sus perros y gatos en Santa Fe, comunidad habanera.