PREMIO PEDRO LUIS BOITEL
Hace 19 años en plena irrupción en el mundo libre de las nacientes democracias de Europa del Este el Directorio Democrático Cubano junto a varias organizaciones no gubernamentales decidió crear el Premio a la Libertad Pedro Luis Boitel, un ciudadano de convicciones libertarias y democráticas, tan profundas, que decidió poner su cuerpo en la primera línea de fuego en el combate de los cubanos libres contra un régimen totalitario similar al que recién habían dejado atrás tantos pueblos europeos.
Pedro Luis nunca aceptó que en su Patria faltara la democracia y no se respetara la dignidad humana. Enfrentó el régimen de Fulgencio Batista, la persecución policial le obligo salir al exilio, en Venezuela, país de acogida, en los días de su arribo triunfó la Revolución de enero de 1959 y él junto a otros cubanos exiliados se volcaron a respaldar el gobierno de don Rómulo Betancourt, fuertemente amenazado por la extrema izquierda y extrema derecha, ambas enemigas acérrimas de la democracia y la libertad.
Conoció el despotismo de Fidel Castro desde su exilio en Venezuela ya que al crear una emisora radial clandestina para transmitir lo que acontecía, la misma fue censurada y luego prohibida por el futuro tirano, de regreso a Cuba, en los días de enero de 1959 no dudo en rebatir las propuestas castristas por injustas, a pesar de que rápidamente empezó a ser aislado, situación que llegó a su clímax cuando el gobierno y el Movimiento 26 de Julio, obviando su característico sectarismo, decidieron apoyar a un candidato de una agrupación rival para que presidiera la poderosa Federación Estudiantil Universitaria, FEU.
Las libertades y derechos empezaron a ser conculcados rápidamente y Pedro Luis sin dudarlo se incorporó a una nueva lucha. Combatió el incipiente régimen totalitario en todas las formas posible, fue a la cárcel y en ella se convirtió en un símbolo por su resistencia y espíritu indoblegable. Una espectacular fuga, sus constantes protestas y las continuas huelgas de hambre en las que participó hasta que decidió enfrentar la muerte de una vez por todas el 25 de mayo de 1972, después de 53 días sin ingerir alimentos.
Una vida tan heroica, cargada de sacrificios sustentados en una voluntad indoblegable lleva a concluir que un galardón que lleve el nombre de Pedro Luis Boitel solo debe ser otorgado a quienes en alguna medida aproximen su coraje y entereza moral a nuestro héroe epónimo, por ello, después de haber estudiado la vida patriótica y política de Humberto Eladio Real Suarez, 49 años, y Miguel Díaz Bouza, 77 años, el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo propone que la Comisión que otorga el Premio Pedro Luis Boitel se lo confiera a estos dos cubanos que han cumplido 26 años en prisión política en Cuba sin haber hecho concesiones a la dictadura.
Ambos ingresaron a Cuba clandestinamente, junto al mártir Armando Sosa Fortuny, el 15 de octubre de 1994. Fueron a combatir con las armas en las manos a la dictadura. Después de hacer conciencia de los graves perjuicios que el régimen había causado al pueblo cubano tomaron la decisión de que solo quedaba la alternativa de combatirlo con las armas en las manos. Una decisión dolorosa, repletas de peligros para sus vidas, pero, aun así, decidieron en pleno uso de sus facultades mentales y por voluntad propia, ofrendar su vida en el sagrario de sus convicciones.
Todos militaban en el Partido de Unidad Nacional Democrática y fueron acusados de delitos contra la Seguridad del Estado. En el espurio juicio se les pidió la mayor sanción posible,30 años de cárcel y a Real Suarez pena de muerte por fusilamiento, sanción que no fue aplicada por la campaña internacional a su favor realizada por diferentes organismos.
Miguel Díaz Bouza, ha cumplido 26 años en las ergástulas castristas con gran entereza y entrega absoluta a la causa a la que ha dedicado su vida entera. Con más de 77 años de edad sigue padeciendo con estoicismo las carencias de la cárcel y la indefensión de estar sujeto a las decisiones de sicarios que no sienten el menor respeto por la dignidad humana.
La firmeza de carácter y convicciones de Díaz Bouza esta fuera de toda duda como lo demuestra un comentario que le hizo a un religioso en la prisión cuando ya había cumplido más de 20 años tras las rejas, le dijo al religioso, “No les voy a dar el gusto de morírmeles sin ver antes su caída”. Ël continua la lucha en la que se inició hace décadas, sin entrar a considerar cuales puedan ser las consecuencias.
Humberto Real Suarez solo tenía 26 años cuando fue condenado a muerte por un Tribunal Revolucionario, le acusaron de matar a un funcionario de régimen, cuando nunca disparó, se le escapó un proyectil del fusil que portaba que ocasionó la muerte del sujeto. El joven realizó varias huelgas de hambre en la cárcel con un solo reclamo, marchar al paredón de fusilamiento ataviado con la misma ropa militar con la que había arribado a Cuba.
Real vivió diez y seis años esperando su ejecución. En ningún momento claudicó o pidió perdón a las autoridades. Aguardó estoicamente que se ejecutara el veredicto. Nunca mostró temor a su destino, compartió su camastro con la muerte por 5,844 días y noches sin temblar por la espera del llamado final. Hoy cumple con igual entereza la sanción de 30 años de cárcel.
Toda acción política demanda un férreo ejercicio de conciencia pero cuando esta se encuentra asociada a una gesta de carácter militar en condiciones de extrema indefensión, las convicciones tienen un nivel de intensidad máximo porque es la asunción del martirologio en vida, por eso, por una vida de sacrificios con el solo anhelo de cumplir con su deber solicitamos le sea otorgado el reconocimiento Pedro Luis Boitel a Humberto Eladio Real Suarez y a Miguel Díaz Bouza, dos hombres ejemplares que por su sacrificio honran la memoria de Pedro Luis.
Pedro Corzo
Periodista |
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