“No puedo recordar cuándo fue la última vez que organizar la cena de fin de año fue una alegría familiar y no una angustia”, lamentó Amalia Fariñas Cepero mientras aguardaba su turno para comprar carne de cerdo a 40 pesos la libra en el punto de venta habilitado en el mercado de 19 y B, en el Vedado.
La escasez y el racionamiento de alimentos para las cenas de Noche Buena y fin de año son la principal preocupación entre los habaneros en estos días. Quienes acuden a los puntos que instaló el Gobierno provincial para la venta “liberada, pero controlada” temen que la oferta sea insuficiente para garantizar que todas las familias puedan adquirir el plato tradicional en la Isla para estas celebraciones.
“No se trata de las colas, ni de los precios. Se trata de la incertidumbre de si alcanzará o no para todos”, añadió Fariñas Cepero.
Las ofertas previstas, según anunció Julio Martínez, funcionario del Gobierno provincial, incluyen también productos ahumados, pescados y embutidos, pero los habaneros preguntados no quieren renunciar a la tradición cubana de comer carne de cerdo “al menos para la cena de fin de año”.
“¿Cuánto más debemos ‘sacrificar’ para aparentar que todo está bien en el país y que somos felices? ¿O es que también deberemos entregar las tradiciones para alimentar al socialismo?”, dijo el exentrenador de béisbol Juan Miguel Parra, quien aseguró que lleva dos días en la cola del punto de venta ubicado en Monte y Carmen, en el consejo popular Tallapiedra, de La Habana Vieja.
Aunque el precio en estos puntos determinados por el Gobierno es alto, la calidad de la carne es “la que llegue” y alcanzar un trozo aceptable depende del puesto en la cola, fuera de estos lugares la libra cuesta más de 55 pesos.
“Es cierto que, como alternativa, se están ofertando otros productos alimenticios. Nadie está obviando ni criticando esta variedad de ofertas, que no está mal, sino que sin carne de cerdo estaríamos casi renunciando a la única festividad no política o ideológica que nos queda a los cubanos. Y si no compras el cerdo ahora, sin importar que esté racionado, de seguro no podrás hacerlo dentro de una semana”, señaló Parra.
Según explicó el funcionario del Gobierno habanero, los productos alimenticios se estarían comercializando entre los días 20 y el 31 de diciembre, de forma “liberada, pero controlada”, con la anotación en la libreta de abastecimiento y presentación del carnet de identidad, con el objetivo de que cada núcleo familiar compre una sola vez, para evitar acaparamiento y propiciar que estos alimentos lleguen a la mayor cantidad de núcleos posibles.
“Como siempre, la culpa de que probablemente muchos habaneros no tengan carne de puerco para festejar el fin de año es de los individuos ‘acaparamiento’ y ‘especulación’, como si ambos fuesen los que planifican la economía del país”, ironizó Gladis Urquiola Menéndez en la cola del establecimiento El Reina, ubicado en la intersección de calzada 10 de Octubre y avenida Acosta.
“¿Y qué pasa con las personas que residen en La Habana, pero no tienen libreta de abastecimiento? Supongo que tendrán que comprar a los acaparadores y especuladores, ya no solo la carne de puerco, sino cualquiera de los otros productos que están ofertando. Racionar y controlar ‘para que alcance para todos’ es una justificación que tiene la misma edad de la Revolución, que ni siquiera es capaz de alegrarnos la despedida del año”, cuestionó Urquiola Menéndez.
En municipios como Playa los residentes criticaron la distribución de los puntos de venta, especialmente aquellos habilitados para la comercialización de carne de cerdo.
En ese territorio hay seis puntos. “Los residentes de Jaimanitas tienen que ir hasta el punto de Santa Fe o del Náutico, lo que representa una caminata de tres kilómetros en ambas direcciones”, explicó Aurora Olivia Martín, vecina del consejo popular Romerillo.
“Quienes vivimos en Romerillo tendríamos que ir hasta Buena Vista o al Náutico que son tres y casi dos kilómetros respectivamente. En cuanto a distancias, el territorio más afectado, sin dudas, es Jaimanitas. En otras comunidades como el mismo Romerillo, Náutico, Siboney y Flores no nos queda tan lejos, pero lo malo es la cantidad de habitantes de estos consejos populares para un solo punto de venta. Hay listas para las colas de un día para otro, y todo para que al final la carne de cerdo cueste 40 pesos la libra”, criticó Olivia Martín.
Para Eduardo Guzmán Zayas, exmiembro de la Fuerzas Armadas y vecino de la barriada El Canal, “cada año que pasa es peor” que el anterior. Tuvo que pagar casi 80 pesos por un turno para comprar carne de cerdo en el punto de venta Plaza Cerro, ubicado en las intersecciones de Colón y Velarde.
“Mi salud y la de mi esposa nos impiden estar demasiadas horas de pie. Además, desde El Canal hasta Plaza Cerro la caminata es de más de dos kilómetros. Podemos darnos el lujo de pagar por un turno y comprar la carne de puerco a 40 pesos porque nuestros dos hijos viven en Europa. Pero y los jubilados o las familias de bajos recursos ¿cómo se las van arreglar?”, dijo Guzmán Zayas.
Una vendedora de turnos que se identificó como Marisol aseguró que es la única manera que tiene de “reunir dinero y poder comprar mi pedacito de puerco de fin de año”.
Madre soltera con tres hijos menores de edad, una anciana a su cargo y desempleada desde hace cuatro meses, Marisol no tiene otra alternativa que correr el riesgo de ser multada con una suma considerable por los policías que controlan las colas.
“Si no hago esto no podría garantizar una cena de fin de año decente para mis hijos y mi madre. Soy una mujer trabajadora, pero quedé interrupta por la pandemia. Mi verdadero miedo es que cuando reúna el dinero ya no haya carne de puerco”, concluyó Marisol.
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