May 14, 2024

VIVIENDA En la miseria, con numerosos hijos, sin apoyo familiar ni del Estado: así viven estas madres cubanas DDC | La Habana

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En la miseria, con numerosos hijos, sin apoyo familiar ni del Estado: así viven estas madres cubanas

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“Desde 2006 estoy reclamando al Gobierno un local donde tener a mis siete hijos. Vivimos en un cuarto muy pequeño donde hay una sola cama, no tenemos baño ni donde cocinar, pasamos mucho trabajo para hacer cualquier cosa”. Así describe su vida a DIARIO DE CUBA Leydis Mabel Reinoso, madre soltera.

Su caso es similar al de otras madres cubanas pobres, con numerosos hijos, sin apoyo familiar y abandonadas por un Estado que asegura querer fomentar la natalidad debido al alto envejecimiento poblacional del país.

En septiembre de este año el diario oficial Granma informó que en 2019 un total de 620 madres con tres hijos o más de apenas 32 de los 169 municipios del país habían recibido ayuda estatal para mejorar su vivienda o tener una nueva.

La información oficial señalaba que, aun cuando de forma acumulada en un determinado período de años (sin aclarar cuántos) se había ayudado a 3.115 madres, el total de hogares necesitados de atención era de 28.679. Si tomamos esas cifras como ciertas, el Gobierno reconoce que aún quedan por atender 24.885 viviendas con madres que tienen tres hijos o más en todo el país.

Es decir, la problemática continúa para más de un 80% de esos hogares.

El artículo informaba además que “todos los territorios cuentan hoy con cronogramas para dar respuesta a esa problemática en períodos de tres a cinco años”.

Sin embargo, los testimonios recogidos por DIARIO DE CUBA entre varias mujeres con más de tres hijos contradicen la versión oficial.

La eterna espera

“La respuesta que siempre he recibido de las autoridades de vivienda y el Gobierno es que debo esperar porque no hay nada para mí”, Leydis Mabel Reinoso. Una vez me colé en un local y de allí me sacaron. Hasta hoy nada he resuelto a pesar de mis reclamos”, lamenta esta madre de siete hijos residente en el municipio habanero de la Lisa.

En una situación similar vive Airobis Ávila Pérez, de 35 años y también con siete hijos, en la barriada de Lawton, Diez de Octubre. “Hace un año fui al Gobierno municipal a solicitar ayuda porque ya tenía cinco hijos y me encontraba embarazada. La respuesta que me dio el funcionario fue la de cuestionarme por qué yo seguía teniendo hijos. Me dijo que no me podían ayudar”.

“Vivo en una casa que se moja completamente y está en peligro de derrumbe, aparte de que no hay espacio porque solo tiene un cuarto. Jamás nadie ha venido a interesarse por nuestra situación y ya a uno de mis hijos le cayó un pedazo de concreto en la cabeza después de un pequeño derrumbe en una parte del techo”, cuenta Ávila Pérez a DIARIO DE CUBA.

A todo esto se suma que el hijo mayor de Ávila Pérez, de 18 años, padece discapacidad intelectual severa y vaga constantemente por la calle debido a que en su casa no existe un mínimo de condiciones para que permanezca en ella.

Por encontrarse en una situación límite y con una vivienda de madera en pésimo estado cerca de un río, Anyell Valdés Cruz no lo pensó dos veces y ocupó hace cinco años con sus cuatros hijos —dos de ellos recién nacidos— un local estatal abandonado en Los Pinos, Arroyo Naranjo.

“Mis dos últimos hijos, que son gemelos, nacieron con bajo peso. El médico me dijo que si se enfermaban de zika o chikungunya —dos enfermedades que estaban proliferando en ese momento— se encontraban en un alto riesgo; por eso decidí tomar este local hace ya cinco años. Desde ese día he recibido muchas amenazas de las autoridades. Dicen que debo salir de aquí y no les importa que tenga cuatro hijos”, cuenta esta madre de 39 años.

“He reclamado muchas veces al Gobierno para que me den casa o un local en buen estado, pero nunca he resuelto. Siempre les he dicho que, si me sacan de aquí, mis hijos y yo dormiremos en la Plaza de la Revolución, porque de aquí solo salgo si me dan algo”, advierte.

DIARIO DE CUBA ha expuesto además la situación de otras madres con menos hijos, pero que por no tener vivienda propia han ocupado locales estatales abandonados como recurso último ante su desesperada situación.

El denominador común de estas mujeres, en su mayoría sin apoyo familiar, ha sido la nula atención que han recibido de las autoridades.