En noviembre de 2020 la Presidencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) se reunió con los miembros del equipo que aún son parte de la Junta Directiva de la Muestra Joven, el encuentro más importante del cine independiente en la Isla, para anunciarle cómo los directivos pensaban rescatarlo después que la edición de 2020 fuera “pospuesta” tras la censura del corto Sueños al pairo.
En la reunión, una funcionaria dio a conocer la “buena nueva”: la Muestra sería retomada en 2021, pero bajo condiciones.
Primeramente, sería una Muestra reducida, sin encuentros masivos ni fiestas, debido a la escasez de dinero para financiarla y a las restricciones provocadas por la pandemia en La Habana.
Segundo, el comité organizador del festival quedaría reducido a cuatro personas, a los que se sumarían empleados del propio ICAIC; todos bajo la dirección de la Oficina de Creación Artística del Instituto.
Esto último implicaría la desaparición de facto de la Junta Directiva de la Muestra, integrada desde la década pasada por un puñado de jóvenes realizadores elegidos democráticamente por los cineastas, y que se habían convertido en el interlocutor más incómodo de los funcionarios desde que en 2018 se produjera la censura en ese espacio de Quiero hacer una película, de Yimit Ramírez.
DIARIO DE CUBA supo tales detalles a través de varios cineastas cubanos preocupados por el futuro de lo que ha sido el escenario más controversial del audiovisual cubano joven de los pasados 20 años.
“La idea es mantener la Muestra, evitar más episodios de censura e instaurar una especie de política institucional que le quite la autonomía que esta tenía hasta ahora”, resumió un creador informado de las negociaciones en curso que habló bajo condición de anonimato.
El propio cineasta calificó la situación como “un limbo del que dudo podamos salir. No hay diálogo. No lo desean, nos perciben como enemigos cuasi declarados. No pueden con eso”.
De acuerdo con la fuente, el propio presidente del ICAIC, Ramón Samada, incumplió su promesa de convocar a una asamblea abierta con los cineastas, hecha después que la censura de Sueños al pairo provocara la reacción solidaria de más de una decena de realizadores con títulos en la Muestra Joven de 2020, quienes retiraron sus obras en reacción al repudio institucional al documental sobre la censura al cantautor cubano Mike Porcel y a los actos de repudio que rodearon el éxodo del Mariel en 1980.
A fines de febrero de ese año, la Presidencia del ICAIC anunció la posposición de la Muestra “para fecha que se anunciará oportunamente, con el objetivo de crear mejores condiciones para su realización y analizar diversos temas de trabajo en un ambiente apropiado y con el tiempo necesario”, según nota publicada en su sitio oficial.
No obstante, días después la dirección del Instituto expulsó a la cineasta Carla Valdés León, quien fungía como directora de la Muestra. La Junta Directiva indicó en una declaración que la decisión del ICAIC se hizo pública “sin consultar a la Junta (…) y acaba de nombrar al frente del evento a la vicepresidenta del ICAIC, además de negarnos la posibilidad de administrar directamente nuestra página de Facebook. ¿Acaso el ICAIC pretende todavía ejercer el monopolio de la verdad?”.
Los jóvenes al frente de la Muestra aseguraron entonces que no dudaban de la importancia del encuentro, aunque consideraron que “se hace insostenible por poner en peligro su esencia: ser casa común de todos los jóvenes realizadores cubanos y de sus mejores películas”.
“No apreciamos una disposición real de superar la crisis. (…) Luego de la 17ª Muestra, la Junta había desarrollado un diálogo fluido con la Presidencia del Instituto, no exento de tensiones, pero en general positivo. (…) Durante las últimas dos semanas, no cesamos de advertirle sobre las consecuencias que su inflexible actuación podría tener para el evento y para el propio ICAIC. Sin embargo, todos nuestros argumentos fueron desestimados”, señalaron.
El colectivo de cineastas indicó luego que habían invitado a la Presidencia del ICAIC a “la realización de una Asamblea amplia con participación del gremio e instituciones de la cultura que se sientan responsables del futuro del cine cubano. Una Asamblea en un clima respetuoso que permita la libertad de criterios, y de la que pueda emerger un proyecto verdaderamente viable.”
Pero a casi un año de tales sucesos, después que incluso el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana celebrara una nueva edición en diciembre último, que tendrá una segunda parte en marzo próximo, la Muestra Joven sigue en la incertidumbre, sin convocatoria oficial ni preparativos en marcha.
Algunos cineastas jóvenes que hablaron con DIARIO DE CUBA señalaron además que la sede de la Muestra, en una casa en la cuadra contigua a la sede del ICAIC, es un recinto “donde reina el comején y los mosquitos, pues el agua se empoza en el pasillo; a la que fueron varias veces a tomar nota de lo que faltaba por hacer y nunca se hizo; con una videoteca que fue mudada para un nuevo local que iba a ser mejor y al que nunca llegó la prometida climatización; al que nunca llegaron los prometidos anaqueles faltantes y donde la mitad de las películas están en cajas en el piso”.
Otro realizador cercano a la Muestra tiene una postura más pragmática. “La Muestra Joven volverá, pero amordazada. Mejor que desaparezca si va a ser así. Aparte de que es una falta de respeto y un mensaje fulísimo el que daría el ICAIC si desde arriba la disuelve, como ha hecho con la Junta Directiva que no crearon, pero que tuvieron que aceptar y luego respetar”.
“Pero habrá que ver qué hacen los cineastas, cómo reaccionan, qué dicen. Después de San Isidro y del 27N, otro escándalo es lo que menos falta hace. Pero el ICAIC y el Ministerio de Cultura piensan que con crear el Fondo de Fomento del Cine Cubano, que llegó para alegrar a muchos, todo está resuelto. No es tan sencillo”, indicó.
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