Daniel González Rubio, especialista de medicina interna del estatal Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), se refirió en una mesa redonda del sitio oficial Cubadebate a secuelas y manifestaciones persistentes documentadas hasta ahora en investigaciones con pacientes de Covid-19 en Cuba.
Las secuelas son una alteración más permanente, que casi siempre obedece a una alteración anatómica, como es el caso de la fibrosis que deja la neumonía por Covid-19. “Esa fibrosis es una secuela, y puede persistir toda la vida”, señaló.
Mientras, las manifestaciones persistentes son alteraciones que se prolongan en el tiempo, pero que poco a poco deben ir desapareciendo.
“No obstante, ambas aparecen en la etapa de convalecencia de la enfermedad, y hacen que esta se torne muy compleja desde el punto de vista clínico”, alertó.
Aseguró que en la Isla se están realizando múltiples estudios en varias instituciones y por diferentes grupos de trabajo “para encontrar respuestas sobre esta etapa, que no están definidas todavía”.
“El enfermo ingresa como paciente de Covid-19, pero al salir puede ser paciente de otra especialidad o de varias especialidades distintas, según la complejidad de su caso y la evolución que haya tenido”, señaló.
González Rubio dijo que incluso tres meses después del alta persistían manifestaciones, las más frecuentes: “alteraciones psicológicas asociadas con el sueño, cansancio o astenia (está documentado el síndrome de fatiga crónica, que obedece a múltiples causas, incluidas enfermedades de tipo viral como, precisamente, la que provoca el SARS-CoV-2), y también alteraciones detectadas en la mayoría de las tomografías pulmonares a los pacientes, incluso en personas que fueron asintomáticas en la etapa I”.
Otras alteraciones durante la convalecencia del Covid-19 son compatibles con daño renal crónico de diferentes grados, así como alteraciones que denotan una respuesta inflamatoria persistente en esos pacientes.
“Sin dudas, estas dos manifestaciones tienen relación, y la respuesta inflamatoria puede estar relacionada también con daños en otros órganos”, explicó.
La doctora en Ciencias Consuelo Macías Abraham, directora del Instituto de Hematología e Inmunología, señaló que desde esa institución se han desarrollado diferentes investigaciones, entre las que se destaca el tratamiento con células madre autólogas en pacientes con lesiones pulmonares.
Si bien la investigación no ha concluido, puesto que en estos momentos se está terminando de evaluar a los pacientes a los seis meses de ser tratados, “podemos afirmar que realmente el tratamiento de células madre autólogas ha tenido un efecto que pudiera denominarse ‘antiinflamatorio'”, aseguró.
Según la directora del Instituto de Hematología e Inmunología, esa terapia ha revertido, a un mes de iniciado el tratamiento, algunos biomarcadores inflamatorios, y en alrededor del 47% (ocho de cada diez pacientes tratados) ha eliminado o disminuido las lesiones pulmonares, mejorado la capacidad vital como función respiratoria y mejorado el test de la marcha.
Advirtió que, en el caso de los pacientes asintomáticos, se ha demostrado que también han desarrollado lesiones pulmonares.
“En las investigaciones nuestras, hemos visto que un 47% de los pacientes de cuidado, que ni siquiera necesitaron máscaras de oxígeno o fueron ventilados, presentaron lesiones pulmonares”, detalló.
Por otro lado, alertó de que “no se trata solamente del proceso inflamatorio, sino que este provoca una activación de la coagulación, lo cual puede derivar en procesos trombóticos”.
Las consultas a las que más han acudido los convalecientes de Covid-19 son neumología y fisioterapia (ambas abarcan el 50% de las consultas de segundo y tercer nivel a las que han acudido), además de nefrología, cardiología, psicología y psiquiatría.
“Ahí está el núcleo, y ese núcleo responde a cuáles han sido las principales secuelas que a corto y mediano plazo se están apreciando en las investigaciones”, dijo por su parte la doctora Ileana Morales Suárez, directora nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINSAP.
“Estamos hablando de una enfermedad de que la que aún desconocemos más que lo que conocemos. Los primeros casos que se recuperaron, los primeros egresos, alrededor de inicios de abril de 2020, apenas tienen unos nueve meses de recuperados. Es muy poco tiempo para sacar conclusiones, hacer una descripción efectiva de esta etapa”, aclaró González Rubio.
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