September 21, 2024

Cuban Bread: el pan cubano se fue a Estados Unidos

Cuban Bread: el pan cubano se fue a Estados Unidos

Una de las malas noticias de este inicio de año fue el incremento en 19 veces del precio del pan racionado, desayuno y hasta almuerzo de los más necesitados en la Isla

 

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Cuban Bread, el pan de Cuba que se fue a Estados Unidos (Foto del autor)

LAS TUNAS, Cuba. – Medios oficiales cubanos informaron esta semana que entre el 13 y el 14 por ciento de ciudadanos residentes en las provincias de Cienfuegos, Sancti Spíritus y Granma “no adquirieron pan normado”. La cifra sale a la luz luego de que el producto aumentara 19 veces su precio, sin que se perciba mejora alguna en su calidad.

En las provincias de Artemisa, Mayabeque, Villa Clara y Las Tunas, el ocho por ciento de los clientes tampoco compró el pan de la “libreta de abastecimiento”, racionado desde hace más de 50 años, cuando en Cuba la empresa privada pasó a manos del Estado.

En otras provincias, la cifra de renuentes a comprar el pan de la cartilla de racionamiento rondó entre el tres y el cuatro por ciento.

La prensa estatal no lo dice, pero cuando usted compara las cifras oficiales con la población de las provincias señaladas se percata que, iniciado el 2021, más de medio millón de cubanos se negaron a comprar el pan ofertado por el Estado, elaborado con materias primas de baja calidad y en panaderías con maquinaria obsoleta.

Unas 56 591 personas no compraron pan en Cienfuegos, 64 884 no lo hicieron en Sancti Spíritus, 116 994 en Granma, 39 570 en Artemisa, 30 421 en Mayabeque, 64 284 en Villa Clara y 42 611 en Las Tunas. En total, fueron más de medio millón los cubanos que se negaron a comprar un producto de mala calidad a elevados precios.

La ministra de Comercio Interior Betsy Díaz Velázquez, entrevistada en el espacio Mesa Redonda de la televisión cubana, señaló: “El nivel de producto que se ha quedado en los establecimientos denota que la relación calidad/precio no es la que debía ser”.

La corrupción en Cuba es un mal endémico. A propósito de las “medidas disciplinarias” concebidas para enfrentar las infracciones administrativas y los delitos cometidos en almacenes, panaderías y otras instalaciones de la industria alimentaria, un directivo dijo: “Mire, todo eso está bien, nadie debe coger lo que no es suyo, pero mientras no haya buena materia prima, no habrá buen pan”.

“Usted cree que con medio litro de aceite se pueden procesar 100 libras de harina y hacer un buen pan…”, dijo a este redactor un maestro panadero de Puerto Padre.

“Esa es la otra (causa), la harina que no es harina. Harina integral, dicen. Bien, pero eso no es harina integral, parece pienso animal. Una harina integral es 100% con extracción de impurezas. Trigo puro. Hasta saludable sería, pero no es el caso. Mire, una misma producción va mezclada con diferentes lotes y usted no sabe si es trigo, yuca, boniato o calabaza. Hay veces que el pan sale amarillo, y con mal olor cuando viene con bichos, porque esa peste no hay quien se la quite”, añadió un operario.

Sobre el tema, en enero de 2019 CubaNet reportó: “Harina contaminada con insectos está utilizándose en la producción de pan en Las Tunas sin que, hasta la fecha, las autoridades intervengan en lo que constituyen violaciones de la Resolución 54/2018 del Ministerio de Comercio Interior y de delitos por infracción de las normas de protección de los consumidores”.

Casi dos años después la calidad del pan en Cuba no ha mejorado, lo que me llevó a realizar un ejercicio de lógica.

En 2014, viajando por Estados Unidos, muy al norte, allá por Michigan, Wisconsin y Minnesota, no conseguía pan cubano. Sin embargo, de vuelta a Florida, en Miami, en Tampa, desayunaba ese pan mientras leía noticias en el teléfono – en Cuba todavía no había Internet móvil-. Entonces, familiares y amigos, mitad en broma mitad en serio, solían exclamar: “Sin pan cubano y sin internet en el celular… ¡Qué será de ti cuando regreses a Cuba!

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$ 1,25 por 8 onzas de pan cubano en Tampa (Foto del autor)

Ya en 2021 los cubanos tenemos Internet en los teléfonos, aunque, paradójicamente, en la Isla todavía no hemos conseguido recuperar aquella sencilla fórmula de nuestros tatarabuelos, compuesta por agua, harina de trigo, manteca de cerdo, levadura y sal, que, mezclada, reposada y horneada debidamente, constituía lo que llamábamos el “pan nuestro de cada día”.

Desconocido por nuestros niños y perdida también esa página de nuestro folclor, en el sur de los Estados Unidos producen y distribuyen diariamente miles de libras del “pan nuestro de cada día”, producto que usted puede llevar en un higiénico y vistoso cartucho, flanqueado por nuestra bandera, con el muy patriótico rótulo de Cuban Bread.

En su visita a Estados Unidos del 15 al 28 de abril de 1959, sobre el proyecto social que se proponía llevar adelante, Fidel Castro dijo: “Revolución cubana y humanista. Ni capitalismo ni comunismo. Libertad con pan, pan sin terror”.

El lector pensará: ¿Cómo dijo el difunto Fidel Castro…? ¡Libertad con pan, pan sin terror!

En cambio, aquellos informados dirán: terror no sólo es crimen, violencia, pánico y espanto, sino también la alarma es terror; como terrorífica es la inquietud, la turbación, la ansiedad, la sorpresa, el recelo, la sospecha. Y hace 62 años que los cubanos vivimos en perenne turbación, ansiedad y recelo, esperando cuál será la mala noticia de mañana.

Una de las tantas malas noticias de este 1ro de enero fue el incremento de 19 veces del precio del pan racionado, que no es pan, sino pura bazofia, pero así y todo es el desayuno y, muchas veces, el almuerzo de los más necesitados.

Cabe preguntar entonces: si los cubanos dentro de Cuba no tienen la libertad que poseen los cubanos residentes en Estados Unidos para producir y distribuir su propio pan… ¿Dónde está la libertad en Cuba?

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Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956)
Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela “Bucaneros” puede encontrarse en Amazon.