Así como el Partido Comunista de China inventó el “socialismo de mercado”, llamado oficialmente “socialismo con características chinas”, y en Corea del Norte hay una monarquía comunista, la dictadura castrista acaba de inventar el “neoliberalismo socialista” o “socialismo neoliberal”.
Quién se lo habría dicho a Marx, a Lenin o al “Che” Guevara. Durante décadas La Habana ha dirigido el coro de la izquierda latinoamericana de improperios y de protestas violentas contra lo que llaman “neoliberalismo” y “terapias de choque” aplicadas por gobiernos democráticos que, según el Partido Comunista de Cuba, causan nefastas desigualdades sociales a sus pueblos.
Granma y el resto de los medios estatales, y los jerarcas del régimen, han arremetido contra los ajustes presupuestarios, recomendados o no por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que han aplicado algunos países en América Latina.
Pues bien, ¿qué es la Tarea Ordenamiento que aplica ahora el régimen en Cuba sino una terapia de choque, esta sí devastadora, que, de aceptar el discurso castrista, es neoliberal de pies a cabeza?
Terapia de choque castrista supera a las del FMI
El FMI hace sus recomendaciones antes de prestar divisas a gobiernos con el propósito de sanear las finanzas y evitar una alta inflación. Pero las medidas impuestas (no recomendadas por nadie) por Raúl Castro no son para obtener préstamos y sanear las finanzas, sino que agudizarán la quiebra financiera de Cuba y dispararán la inflación porque no van acompañadas de más producción y servicios. El general se niega a liberar las fuerzas productivas.
Es preciso aclarar que no hay en el mundo ningún neoliberalismo. Esa es una palabrita inventada por la izquierda como pretexto para desestabilizar gobiernos democráticos. Lo que hay es liberalismo económico, el surgido luego del descubrimiento del Nuevo Mundo y que se disparó con la Revolución Industrial, afincado en la propiedad privada y la libre empresa, y que edificó, y edifica, el mundo moderno.
En Chile las protestas “antineoliberales” de 2019 no fueron espontáneas, a causa de la subida de cinco centavos, de 1,12 a 1,17 dólares (solo un 3,7%) del precio del metro de Santiago, alza que enseguida anuló el presidente Sebastián Piñera. El vandalismo se produjo porque entró en acción la maquinaria terrorista cubana, junto a anticapitalistas chilenos, de Venezuela, Perú, Colombia, y otros países, para desestabilizar a un gobierno democrático de derecha.
Los medios castristas justificaron la devastación terrorista en Chile, que incluyó la destrucción de 23 estaciones del metro de Santiago y otros desmanes. Sin embargo, en Cuba quienes protestan hoy por una terapia de choque —que sí lo es de verdad al haberse multiplicado algunos precios hasta por 20— son encarcelados por “desorden público”, o tildados de mercenarios y terroristas por la prensa estatal.
Así como para el castrismo y sus seguidores latinoamericanos solo hay dictadores de derecha y nunca de izquierda, solo hay terapia de choque si el gobierno es de derecha. Si es de izquierda no la hay, no importa si se toman medidas que en verdad causan hambre y más pobreza, como la Tarea Ordenamiento, la peor terapia de choque “neoliberal” que se ha aplicado nunca en América.
Marino Murillo, a cargo de la aplicación de dicha terapia, anunció que las ventas minoristas en 2021 ascenderán a 252.000 millones de pesos (10.500 millones de dólares) y que el total de salarios que se pagará será de 139.000 millones de pesos (5.700 millones de dólares). Eso, sumado a unos 17.000 millones de pesos más de ingresos entre cuentapropistas y campesinos, arroja una capacidad de consumo total en el país de 156.000 millones de pesos.
O sea, habrá un déficit de cash de 96.000 millones de pesos (4.000 millones de dólares) para poder consumir todo lo que dice Murillo. El país no producirá el 38% del dinero necesario para ello.
La cuenta no da y parece incomprensible eso de que las ventas minoristas serán de 252.000 millones de pesos. Pero no es nada incomprensible. El régimen chantajea a los cubanos en la Isla y en el exterior. Sabe que la “gusanera” en ultramar aportará los 4.000 millones faltantes, pues no va a dejar que sus familiares pasen hambre, miseria y enfermedades. En su plan económico de 2021 la dictadura ya cuenta descaradamente con el dinero que le suministra la diáspora básicamente desde “el Imperio”, vía remesas y de mil maneras.
Lo más escandaloso es que el Estado paga los salarios y todos sus gastos en pesos, pero exige que le paguen en una moneda extranjera a la que el 60% (6,8 millones de personas) de la población no tiene acceso regularmente, según reportan economistas residentes en la Isla.
Al exigir dólares el régimen reduce el salario real
Es falso que con la subida de salarios ahora las familias cubanas pueden cubrir los gastos de la canasta básica, y que nadie quedará desamparado. Lo que se ha hecho es subir los salarios nominales basándose en la nueva tasa cambiaria del dólar de 24×1, pero no hay tal aumento del poder adquisitivo por tres motivos:
- El alza salarial es devorada automáticamente por el aumento de los precios, sobre todo en el mercado libre o negro.
- Muchos precios no han sido multiplicado por 4,9 como los salarios, sino hasta por 20.
- Los alimentos y otros productos subsidiados distribuidos por la “libreta” solo alcanzan para diez días, y además hay muchos “liberados” que hay que comprar con dólares.
De nada sirve un aumento nominal de salario si se desploma el salario real, o sea, el poder adquisitivo de los consumidores. Porque los precios en general sobrepasan el aumento de los salarios, y porque se les obliga a perder buena parte de sus sueldos u otros ingresos en pesos para comprar dólares en el mercado negro, pues el Estado no los tiene, ni tampoco los vendería si los tuviese.
Hay en Cuba tres millones de desempleados que no recibieron los aumentos de salarios como el resto de los trabajadores. A los cuentapropistas tampoco les alcanzarán sus menguados ingresos y muchos tendrán que cerrar sus negocios por incosteables. Tampoco alcanzarán los salarios superiores del resto de los trabajadores.
Según el propio régimen la canasta básica mensual incluye alimentos, productos de aseo, servicios de electricidad, teléfono, agua, transporte, y otros gastos esenciales, y ya se informó que tendrá un precio de 1.528 pesos (63,66 dólares) por persona. Ese es exactamente el monto total de la pensión mínima de los jubilados, y el 73% del salario mínimo de 2.100 pesos (87,50 dólares).
Solo podrán acercarse un poco a adquirir lo necesario quienes reciban remesas en dólares y los que obtengan ingresos “por la izquierda” y puedan compran dólares en el mercado subterráneo. Y ya a mediados de enero el dólar se cotiza a 50 pesos. Puede que para el segundo semestre del año cada billete verde esté a 100 pesos.
Un jubilado que no recibe dólares tiene que dedicar al menos 1.200 pesos mensuales (78% de su pensión) a adquirir unos 24 dólares en la calle y comprar un mínimo de lo que necesita. Un trabajador con salario mínimo tiene que dar por lo menos unos 1.400 pesos (un 67% de su sueldo) para comprar 28 dólares. Y eso suponiendo que paguen 50 pesos por cada dólar.
Necesitan ese dinero extranjero “sangreao” para la compra de los alimentos que no le alcanzan para el mes por la libreta, y los productos “liberados”, como jabón, pasta dental, detergente, puré de tomate, aceite, champú y otros.
Conclusión: la revolución “de los humildes y para los humildes” proclamada por Fidel Castro en 1961 siempre fue un gran embuste, pero ahora lo es aún más con el neoliberalismo “revolucionario” y “socialista”; léase, una tiranía de corte fascista a cargo de una mafia militar capitalista que vive a todo dar y enriqueciéndose, mientras hambrea al resto de los cubanos.
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