La empresa estatal socialista en Cuba “sigue siendo la principal apuesta de nuestra economía y el actor económico principal”, repiten los voceros del Gobierno cada vez que anuncian reacomodos en el “modelo económico”, que nunca llegan a ser los cambios necesarios.
Es en ese sentido que, en medio la “Tarea Ordenamiento“, depositan expectativas en ese sector estatal de la economía, endémicamente ineficiente y estático. Pero si bien eliminar la dualidad monetaria y establecer una tasa de cambio oficial única ayuda a la transparencia financiera, está lejos de ser el único problema de la empresa estatal socialista y ni siquiera el más importante.
Marino Murillo, jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos del Partido Comunista, dijo que ahora “se le exige más responsabilidad al sector empresarial (estatal) para que salga en busca de eficiencia”, porque con el ordenamiento “está llamado a ser más competitivo y creativo”.
“¿Cómo podemos ser eficientes y creativos con los recursos energéticos tan limitados que nos asigna el Estado?”, se pregunta un directivo de una empresa estatal de Holguín que pidió no se revelara su nombre ni el de su empresa.
“La electricidad es con un plan riguroso, si te pasas hay penalización, análisis y sanción. Y el combustible es también limitado, todos los años lo bajan un poco, a veces no llega todo; otras, llega con retraso, y cada vez los equipos son más viejos y gastones”.
“¿Cómo se puede producir más con un equipamiento que se va poniendo obsoleto, que no está en tus manos cambiarlo, y sin poder consumir más energía? Cualquier equipo nuevo o producción que incorporemos no puede ser fruto de una iniciativa de los responsables de la empresa, sino de un plan del Estado. Solo por encargo estatal planificado y bien desde arriba, jamás podría ser improvisando”, añadió.
“Tampoco puedes utilizar los recursos asignados para ser creativos y tomar decisiones económicas más factibles adaptándonos al mercado que cambia en cada momento. Tenemos que ceñirnos obligatoriamente al encargo estatal, incluso aunque las circunstancias cambien y ya esas producciones, por ejemplo, no tengan comercialización en el periodo programado. No se puede cambiar, entonces ¿cómo ser más eficientes y creativos con un margen de acción tan estrecho, casi nulo”, explicó la fuente.
“La unificación monetaria y cambiaria es buena, claro que sí. Elimina un gran problema, pero ojalá fuera el único. Quedan miles de trabas y limitaciones. Se habla de mayor autonomía, pero por otro lado se hace inviable. Los directivos de empresas no podemos decidir prácticamente nada, digan lo que digan. La autonomía se queda en el papel”, concluyó pesimista.
Con tantas limitaciones en el sector productivo estatal, elevar el salario de los trabajadores sin limitaciones, a partir de las utilidades, como permite el “ordenamiento”, será imposible para la mayoría de las empresas.
“Con este nuevo modelo quienes se benefician realmente son los trabajadores de oficina y personal técnico, que tienen el salario fijo garantizado”, consideró Gustavo, un obrero forestal. “Los vinculados a la producción, la mayoría ganamos menos de 3.000 pesos, y para subir eso hay que producir bastante y sobrecumplir, pero no hay condiciones para hacerlo con estabilidad. Estamos embarcados”.
En las empresas del sector productivo estatal reina la tensión y la insatisfacción por esta causa y ya se dan incidentes. Desde el municipio Moa ha trascendido que “tras el pago de inicio de mes correspondiente a diciembre, en la planta de níquel Ernesto Che Guevara hubo muchos operarios inconformes y los reclamos interrumpieron las labores por varias horas”. Según un trabajador de Recursos Humanos, “aquello parecía casi una huelga”.
En la termoeléctrica de Felton, en Mayarí, sucedió algo similar. “Fueron tantas las quejas de los operarios por los salarios bajos que un directivo reaccionó bruscamente ante tanta presión (a la que no están acostumbrados) y dijo tajantemente: ‘el que no esté de acuerdo, que pida la baja'”, contó un trabajador de la planta.
La propia Constitución de la república establece que “la empresa estatal socialista constituye el sujeto principal de la economía nacional”. En el Artículo 27 se le otorga la potestad para disponer de autonomía tanto en su administración como en su gestión.
La Tarea Ordenamiento, por muchos años anunciada e iniciada recientemente, es parte del plan gubernamental para, supuestamente, salir de la crisis, y las autoridades esperan mucho de la empresa estatal socialista con estas medidas. Pero las propias limitaciones del sistema impiden que cumpla con esa expectativa, y las consecuencias directas las sufren, en primer lugar, los trabajadores, que ven menguados sus ingresos por la incapacidad de producir al máximo potencial y ser eficientes en su gestión.
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