“La gente sabe que va a subir todo, pero no cómo va a ser la cosa. Están tirando piedras”, comentó Jesús Arronte, quien acaba de regresar de su primer viaje como “mula” después de casi diez meses atrapado en Cuba debido al cierre de fronteras provocado por la pandemia de Covid-19.
Este jubilado holguinero de 69 años y con pasaporte español viajó recientemente para hacer compras en Cancún, México, pero a su regreso se tropezó con el anuncio del fin de la dualidad monetaria, la desaparición del CUC y el inicio de la “Tarea Ordenamiento”, que hace saltar por los aires los precios al consumidor de hasta lo más mínimo.
“En enero es que se sabrán los precios, pero ya todo está subiendo. Una mano de plátanos 30 pesos, una galleta de harina, dos pesos. Las piezas de cualquier cosa que vas a comprar están al doble, al triple. Una fosforera, que valía 20 centavos, ahora vale 50, 80, 90 pesos. Una piedra de fosforera, siete pesos. Aquí todo ha subido por las nubes”, comentó a DIARIO DE CUBA.
En ese panorama, a los “mulos” se les complica la matemática. ¿A qué precios deben vender los productos que importan si ya no hay manera de comprar dólares en CADECA?
“Un jean que cuesta diez dólares allá, aquí hay que venderlo a 40 o cuarentaipico de CUC, porque el dólar está a 1.60 y 1.70. El margen de ganancia es menor. Igual los zapatos, todo, tienes que venderlo al doble, al triple. El dólar aparece en la calle, hay puntos que lo consiguen. La gente que viene del extranjero lo vende y aquí hay quienes lo revenden”, contó.
No obstante ese contexto de incertidumbre, aseguró, “la gente está viajando muchísimo”.
“Yo fui a Cancún, donde hay menos riesgo de contagiarse de coronavirus. Traje desodorante, tinte para mi mujer, un interruptor para la casa. Aquí eso vale 200 pesos y allá una bobería. Cosas para la casa en general. Porque aquí no hay de nada. En el tiempo que estuvo trancado esto se acabó todo”.
El propio Arronte está sorprendido de lo que ha llegado a costar una simple fosforera. “Aquí las vendes todas. Como si traes mil, te las compran de una sola vez. La redonditas, las clipper, las están vendiendo a 125 pesos. Las traje y se las di todas a un tipo a 80, pero allá cuestan 14 pesos mexicanos, que es menos de un dólar”, explicó.
“Chancletas de mujeres que allá cuestan cinco dólares, aquí se venden a 20CUC. Un ajustador, que allá cuesta un dólar, lo venden en ocho aquí, o a 200 pesos. Y vuelan. Lápiz de cejas, cualquier cosa que traigas se vende al triple. Todo lo estoy cobrando en pesos cubanos, no en CUC. Eso en enero ya vuela”, indicó.
No obstante, Arronte aseguró que muchos de quienes se dedican a hace esta clase de “viajes de negocios” están comprando para guardar, porque no tienen idea de cómo se ajustarán los precios en las próximas semanas, después que el 1 de enero de 2021 se haga realidad el inicio de la “Tarea Ordenamiento”.
“La unificación monetaria es el tiro de gracia para este negocio”
Desde hace varios años, las “mulas” son prácticamente la única vía de abastecimiento para el sector privado, que va desde las peluqueras hasta los veterinarios, pasando por los talleres de reparación de electrodomésticos y quienes venden discos quemados con películas y música.
Nelson Martínez Martin, que tiene 50 años y vive en La Habana, lleva cinco años dedicado al trasiego de mercancías desde el extranjero. Con la nueva situación, él está seguro de que los precios van a dispararse como nunca antes se ha visto.
“La unificación monetaria es el tiro de gracia para este negocio, que nunca será reconocido por el Gobierno, aunque se beneficia del mismo. Sin un mercado mayorista a tiempo completo, desabastecido y de escasa variedad en sus ofertas, el sector privado está obligado a sobrevivir de las importaciones, y eso implica, por simple operación de aritmética, un realce de los precios en los servicios que este sector ofrece”, comentó.
Padre de dos hijos y a cargo de sus padres de avanzada edad, Martínez Martin regularmente viajaba a Panamá y a México, “donde las mercancías, insumos y productos se pueden adquirir al por mayor y por ende con rebajas significativas en los costos”.
“Por lo general yo importaba aseo, ropas y calzados, que son las mercancías con más ventas en Cuba. Los teléfonos celulares también son buen negocio, pero son más complicados para ingresar al país cuando es una cantidad considerable. Muchos cubanos dedicados al negocio de ‘mula’ creímos que después de casi ocho meses de cerradas las fronteras el Gobierno cubano sería más flexible con las importaciones a consecuencia de la escasez y el desabastecimiento. Pero no. Lo que hizo fue apretar más la mordaza”, señaló.
La Resolución No.124 del Banco Central de Cuba, emitida a finales del pasado mes de septiembre, fue interpretada por el sector privado como otro escollo en las aspiraciones de quienes tenían como futuro inmediato restablecer sus negocios después de meses prácticamente en paro.
Dicha Resolución, entre otras puntualidades, otorga potestad a la Aduana General de la República para decomisar dinero a personas naturales por la presunción de exportar e importar moneda libremente convertible (MLC), ya sea en efectivo, cheques, letras de cambio, pagarés u otros instrumentos de pago o títulos de créditos utilizados en la práctica bancaria internacional.
“Coincido en que, a pesar de que la 124 diga que las personas naturales pueden importar o exportar hasta 5.000 dólares estadounidenses, o su equivalente en otras MLC, sin la obligación de declararlo ante la Aduana General, las ‘mulas’ tenemos serios temores de que estas prerrogativas sean asumidas a discreción de estas autoridades. Como consecuencia, este será otro motivo para que los precios, en el llamado mercado informal, se disparen enormemente”.
“El riesgo de ser blanco de decomiso, lo mismo a la salida que a la entrada, multiplicará el costo de un celular, de un par de zapatos, de una blusa o de un champú. El Gobierno no tiene manera de sustituir importaciones en años luz, porque la producción nacional es prácticamente inexistente. Y, por otro lado, no permite que el cubano de a pie se empodere por su cuenta. La 124 no deja lugar a dudas al respecto”, aseguró.
En su quinto Resuelvo, la Resolución 124 sostiene que, cuando los funcionarios de la Aduana General de la República detecten personas naturales que de manera reiterada importen o exporten MLC, que haga sospechar que se trata de movimientos indebidos de capitales no relacionados con el flujo de viajeros, pueden solicitar al pasajero información adicional sobre el origen o destino de los fondos y proceder conforme a lo establecido para el reporte de operaciones sospechosas a la Dirección General de Investigación de Operaciones Financieras del Banco Central de Cuba.
“El propio Gobierno admitió que los precios aumentarán en el país porque el ordenamiento monetario eliminará todos los tipos de subsidio. Es decir, admitieron que sí aumentarán los precios de los productos en tanto se está realizando un estudio de formación de precios y a todos los artículos importados se les aplicará el cálculo del valor de la tasa de cambio. Sin embargo, al sector privado se le ha puesto un tope de antemano, como explicó Murillo recientemente”, recordó Martínez Martín.
“Lo que estamos haciendo las mulas es observar cuáles mercancías tendrán mayor demanda que no impliquen un incremento muy alto de sus precios, y que al mismo tiempo se puedan traer en grandes cantidades en un solo viaje. De esa manera se evitaría el riesgo de viajar con más frecuencia para no ser decomisados y controlar los precios para que el Gobierno no ponga mucho ojo sobre el negocio”, indicó.
“Pero de cualquier manera, los precios en Cuba se van a poner más ásperos que un cactus”.
More Stories
“Los ladrones nos están saqueando”: Campesinos se quejan del mal trabajo de la Policía en Cuba
Rosa María Payá pide a Europa que traduzca su solidaridad en acciones por un cambio en Cuba.
Caída de Assad muestra “vulnerabilidad” de regímenes como Cuba y Venezuela, señalan expertos