En Cuba nada entra y nada sale
La economía cubana caerá en un hoyo negro muy profundo, aunque la dictadura apueste a que la administración de Biden ayude quitando las medidas de Trump
LA HABANA, Cuba.- Las personas que no tienen mucho conocimiento de lo que sucede en Cuba se preguntan ¿de qué forma la dictadura cubana maneja el país? Muy sencillo: se compra el presente, vendiendo el futuro. Esta es la táctica más vieja que ha utilizado el régimen, y como es lógico “la continuidad” sigue montada en el mismo caballo, aunque ya nadie tiene dudas de que no camina.
Las personas están hartas de que les digan que con las nuevas medidas se va a construir el socialismo; simultáneamente, el Estado ha sido más arbitrario que nunca, ¿será que alguien le está cortando las patas de la mesa?
El escenario que están enfrentando los cubanos, y el que van a enfrentar, “ambos inclusive”, para dejarlo bien remarcado, es y será bien difícil. La pandemia se salió de control, y lo que puede pasar en la isla si continúa esta dirección sería inimaginable, porque no habrá capacidades hospitalarias para tanta gente. Sin lugar a dudas el riesgo de muerte va a aumentar, y ocupado en comprar autos patrullas para la policía, el gobierno no se han percatado de que no hay carros fúnebres.
La compleja situación epidemiológica que en estos momentos vive la mayor de las Antillas es diferente a la etapa anterior. Esta nueva ola de contagios tuvo sus inicios a finales del mes de noviembre a partir del arribo al país de viajeros enfermos de COVID-19 que –según plantea el régimen– no tuvieron un comportamiento responsable en la comunidad. Pero al parecer tampoco alguien se los exigió. Hasta la fecha se contabilizan unos 400 niños positivos al coronavirus.
A pesar de que el contagio en estos momentos tiene un alto el riesgo, para nada se habla de la posibilidad de una vacuna en un país que se ha autodeclarado “maravilla” en la Salud Pública.
El ministro del ramo, José Ángel Portal Miranda, dijo en una intervención en el programa televisivo Mesa Redonda del pasado 15 de enero, que Cuba es una nación con limitados recursos económicos y un férreo boqueo impuesto por EE.UU., el cual limita financieramente su acceso a cualquier tipo de vacuna, las cuales, además de no estar totalmente disponibles, tienen precios inalcanzables. Cuba debe seguir apostando al desarrollo de su vacuna (Soberana 2), que en un tiempo no lejano, poniendo todo su empeño, tendrá la soberanía y la protección de la población.
Después de esta información ofrecida por la más alta autoridad de salud del país, y conociendo cómo el régimen corre la línea del horizonte, “el tiempo no lejano” queda sin definirse. Mientras tanto, la población cubana se mantendrá sujeta a la posibilidad de que ola tras ola, el virus chino pueda ahogarla.
En Cuba siempre se ha desconfiado de las cifras oficiales, pero en estos momentos se habla de más de 500 contagiados diarios, lo que implica que, haciendo una curva ascendente con este aumento exponencial, en febrero estaremos en unas 2 000 personas diarias afectadas por el virus. La recaída ha sido más difícil que el comienzo de la pandemia. Se trata de un pico que continuará disparándose, porque las medidas represivas que se han adoptado no parecen contener su crecimiento.
Como se ha dicho oficialmente, la llegada de viajeros de la diáspora cubana por fin de año a la Isla, y el incumplimiento de los protocolos de aislamiento, dispararon los casos. Al parecer están culpando al exilio de este repunte, porque cualquiera tiene la culpa de lo que pasa, menos el mal llamado gobierno.
Sin embargo, la realidad ha mostrado que la población interpreta la reducción de las restricciones como una disminución del peligro, no solo aquí, sino en todos los países del mundo. Hay que decir, sin temor a equivocarse, que disminuir la percepción de riesgo es, en cualquier pandemia, un factor que juega en contra de la contención de la enfermedad.
Se va a mantener el Decreto 14/20 del Gobernador de La Habana, lo que implica que no va a haber un enfoque diferente que no sea hostigamiento, represión y castigo, sin haber pasado en primer lugar por la concientización social. Multas severas por la falta de uso del nasobuco, y otras situaciones, contempladas en esta legislación.
La economía cubana caerá en un hoyo negro muy profundo en los próximos seis meses, y aunque la dictadura apueste a que la administración de Biden ayude quitando las medidas de Trump, habría que esperar a que defina sus prioridades, porque los problemas domésticos en estos momentos en los Estados Unidos de
América son muchos.
Lo que algunos economistas no entienden, y así lo manifiestan, es que, después de tantos años pensando en el ordenamiento económico, han escogido para implementarlo el momento más malo, con un escenario político, social y económico bañado en una gran crisis, y eso que el slogan para las reformas que siempre usó Raúl Castro fue: “sin prisa pero sin pausa”.
Entre todos los problemas aquí expuestos hay que coger por los pelos uno que no puede dejar de tratarse, y es el hecho de que los trabajadores que no puedan ir a sus centros de trabajo van a percibir el 60% de su salario. Lo que contrasta con el aumento de precios de productos y servicios que se ha llevado a cabo de manera relampagueante. Con las personas mayores y los niños en la casa va a subir el consumo y por consiguiente el costo del servicio eléctrico —el que más ha aumentado—, así mismo las necesidades alimentarias, el agua, el gas, etc.
En fin, que si se volviera a tirar la “Letra del Año”, después de todos estos acontecimientos, seguro diría que este “Año del Poste” —porque ya los cubanos se comieron el cable— estará presidido en Cuba por una bandera negra con pespuntes grises.
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Martha Beatriz Roque Cabello
Nació en La Habana, el 16 de mayo de 1945, hija de un matrimonio de inmigrantes canarios, que tuvieron 6 hijos, dos varones y cuatro hembras, ella era la hija menor.
Estudió Licenciatura en Economía en la Universidad de La Habana, se graduó con honores y se quedó como profesora de la asignatura Estadística Matemática.
En 1989 ingresa en la oposición, fundando el Instituto Cubano de Economistas Independientes. Posteriormente, forma parte del Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, que fue llevado a prisión en el año 1997, por escribir La Patria es de Todos.
En 2003 retorna a prisión como parte del Grupo de los 75, la única mujer. Una vez en licencia extrapenal organiza la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, que tuvo dos días de trabajo público en Río Verde, Boyeros, La Habana. Actualmente mantiene su línea de trabajo con la población a través de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.
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