¿La CTC representa o moviliza a los trabajadores?
A la hora de las definiciones, el sindicalismo oficialista abandona la ambigüedad del discurso, y se alía con el castrismo
LA HABANA, Cuba.- En las sociedades democráticas los sindicatos tienen como objetivo principal la defensa de los intereses de los trabajadores, es decir, representarlos ante los patrones y administradores, así como frente a medidas gubernamentales que lesionen las expectativas de la clase trabajadora.
En naciones totalitarias como Cuba, en cambio, los sindicatos oficialistas cuentan con otra misión fundamental: son poleas de trasmisión que emplea la maquinaria del poder para inocularles a los trabajadores la ideología gubernamental. O sea, movilizarlos para que cumplan las directivas emanadas “de arriba”. En ese contexto se desenvuelve la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Sin embargo, aun así, los mandamases de la CTC insisten en un discurso que afirma combinar las dos funciones antes mencionadas: la representación y la movilización de los trabajadores. Dos recientes Plenos de la CTC, uno en La Habana y otro en Cienfuegos, constituyen ejemplos del empleo de semejante discurso.
A propósito, en ambas provincias fueron sustituidos los secretarios generales de la CTC, lo que denota fallas en el trabajo desarrollado por los ex dirigentes. En La Habana fue elegido como nuevo jefe de la CTC un antiguo dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Defensa ̶ que agrupa a los trabajadores civiles del Ministerio de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior ̶ , en un claro indicio de querer militarizar la labor sindical en la capital del país.
En una entrevista concedida al periódico Trabajadores (“Latir junto a los trabajadores”, edición del 10 de enero), el mandamás principal de la CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento, ratificó la presencia de ambos principios (la representación y la movilización) en el trabajo de la CTC, y además recalcó que esa organización obrera apoya plenamente todas las medidas gubernamentales de la Tarea Ordenamiento. Y, claro, no dijo ni media palabra acerca de las disposiciones que afectan a los trabajadores, como los altos precios fijados por el gobierno, los pagos de impuestos por los ingresos personales y la contribución a la seguridad social.
Para ahondar más en el tema, Guilarte de Nacimiento expresó que la posición oficial de la CTC ante la Tarea Ordenamiento se hallaba contenida en el artículo “Razones para una Revolución viva”, aparecido también en el periódico Trabajadores, el pasado 27 de diciembre.
Veamos uno de los párrafos de ese artículo. “Un rol no menos importante tienen los trabajadores no estatales, a quienes se les considera actores económicos en igualdad de condiciones. Eso sí, como nunca antes se vuelve imprescindible razonar que el interés individual no debe prevalecer ante el colectivo y social, porque resulta vital trabajar para el desarrollo de la nación”.
La CTC dice representar también a los trabajadores no estatales (cuentapropistas y cooperativistas), pero aclara para que no queden dudas que nunca sus intereses individuales deben anteponerse a los intereses colectivos, que en buen cubano significan los de la cúpula gobernante.
Una vez más, a la hora de las definiciones, los sindicatos oficialistas dejan a un lado la ambigüedad del discurso y se alían incondicionalmente con el castrismo. La movilización de los trabajadores aplasta a su representación.
Por otra parte, y en el caso específico del señor Ulises Guilarte de Nacimiento, no hay que olvidar que pronto se celebrará el VIII Congreso del Partido Comunista, evento en el cual aspira a conservar su condición de miembro del poderoso Buró Político de esa organización. Por tanto, ni con el pétalo de una flor desea incomodar a Raúl Castro y compañía.
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Orlando Freire. Matanzas, 1959. Licenciado en Economía. Ha publicado el libro de ensayos La evidencia de nuestro tiempo, Premio Vitral 2005, y la novela La sangre de la libertad, Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka, 2008. También ganó los premios de Ensayo y Cuento de la revista El Disidente Universal, y el Premio de Ensayo de la revista Palabra Nueva.
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