El pasado 29 de enero, la Gaceta Oficial ordinaria número #11 publicó tres normas dirigidas a regular la actividad veterinaria en Cuba con el propósito, según el diario oficial Granma, de “perfeccionar el sistema de sanidad animal”.
De las tres normas, una ha enfurecido especialmente a la comunidad animalista cubana. Se trata del Decreto
20/2020, que en su Artículo 5, inciso V, prohíbe explícitamente la actividad veterinaria como actividad ejercida por cuenta propia. Esto, lamentan los protectores, tendrá consecuencias fatales para la fauna en el país.
“Cuba tiene tantas maneras de matar animales, la última de ellas está en la Gaceta Oficial“, escribió en Twitter la protectora Aylín Sardiñas, una de las muchas que se han lanzado airados a las redes en estos días.
Según el movimiento de animalistas en Cuba, este Decreto supondría el fin de los veterinarios tal y como los conocemos hasta la fecha, ya que la mayoría subsiste en un vacío legal que, a partir de ahora, tendría nombre de condena: “Si ellos [los veterinarios] no están, no estamos nosotros. Si el problema lo tienen ellos LO TENEMOS NOSOTROS TAMBIÉN”, agregó Sardiñas.
Lo cierto es que si quedaran disponibles solamente los servicios veterinarios del Estado, el número de mascotas muertas ascenderá resueltamente y la cifra se notará, aunque no se lleven las estadísticas. El servicio estatal, lo sabe cada dueño de mascota, no suele tener medicinas, ni infraestructura, ni la calidad que esperamos de él, en lo cual influye que nadie se responsabiliza realmente por un maltrato.
“El sistema estatal de servicios veterinarios cubanos ha demostrado no tener la capacidad de satisfacer las necesidades de la población. No cuenta con suficientes consultorios, con vacunas, medicamentos ni medios de diagnósticos, además de carecer de otros muchos recursos esenciales”, dijo a DIARIO DE CUBA Javier Larrea, presidente de la asociación independiente Bienestar Animal Cuba (BAC).
“Debido a ello, muchos dueños de animales buscan los servicios veterinarios privados”, indicó.
Las anécdotas de malos tratos se suceden unas a otras. “Yo le tengo terror a esas clínicas”, comentó Arelys Díaz.
“Estoy de acuerdo contigo. Lo que yo he vivido en esa Clínica de Carlos III es un horror”, la secundó Marian Isabel.
“Tuve que ponerle puntos a mi perrito sin anestesia en Carlos III porque no había. La verdad es que no hacen nada por los animalitos”, se sumó Yessica Rodríguez.
De hecho, las denuncias por negligencias y por las pésimas condiciones de las clínicas estatales, en especial la conocida como Carlos III, ubicada en esa avenida de La Habana, han sido muy frecuentes en las redes desde siempre. No son noticia a partir del decreto.
A esta frustración, que podría llegar a la desesperación y hasta el caos si un día cierran los veterinarios privados, se añade el hecho de que los animalistas esperaban para este mes de febrero un decreto que por fin regulara legalmente el bienestar animal en Cuba. Algunos hasta habían hecho por esa razón arreglos con las autoridades, a pesar de las advertencias de otros, que no confían ya en el sistema.
“Es indignante, porque aunque en las reuniones esto no era el centro del debate, pues sí recuerdo que se me dijo que ‘el país estaba analizando eso’, que se estaban valorando las cooperativas… no entiendo entonces como no aprovecharon este momento para hacerlo”, lamentó Javier Larrea, presidente de BAC, que hace poco encabezó un pacto con la oficialista ANIPLANT.
La actividad protectora de animales en la comunidad, por otra parte, se vería grandemente afectada sin la ayuda de los veterinarios privados, lo cual significaría un duro golpe al movimiento animalista: “El Estado no es quien hace campañas de desparasitaciones, vacunaciones ni esterilizaciones. Todos esos servicios los proveen veterinarios particulares para ayudar al Bienestar Animal y a la comunidad. Estas son solo algunas de las adversas consecuencias que traerá la prohibición de prestar servicios veterinarios por cuenta propia”, escribió la protectora Gilda Arencibia.
Por el momento, muchos activistas envían mensajes a las instituciones y a la prensa oficial para que corrijan el dislate. “Todo el que discrepe con la idea de eliminar médicos veterinarios por cuenta propia – hacer un Stop en estos sitos [los sitios oficiales] y reclamar, exigir, las soluciones reales y palpables”, reclamo al que se suma Valia Rodríguez.
Mientras, según la norma, en 60 días la disposición entrará en vigor en toda Cuba.
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