Patrullas, policías y varios agentes de la Seguridad del Estado amanecieron hoy alrededor de la vivienda de la artista Tania Bruguera, quien fuera amenazada ayer por agentes de la Seguridad del Estado, denunció el Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) en Twitter.
Bruguera regresaba a su casa desde la sede de INSTAR, donde se había reunido con el grupo de los 30 participantes en la reunión del pasado viernes en el Ministerio de Cultura.
“Me amenazaron diciendo que yo estoy creando subversión en Cuba”, dijo Bruguera a DIARIO DE CUBA vía WhatsApp. Un coronel y un agente que se hace llamar Mario me intentaron inculpar de un “intento desestabilizar al Gobierno”, señaló.
La artista manifestó que los agentes la acusaron de estar relacionada con el Departamento de Estado de Estados Unidos, “cosa que es mentira, no conozco a nadie ahí”, dijo Bruguera. Esas acusaciones podrían ser penalizadas con la Ley 88, conocida como Ley Mordaza, señaló.
La Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba (Ley 88) impone limitaciones adicionales al ejercicio de los derechos civiles y políticos. Prevé también penas de entre siete y 15 años de prisión por suministrar a Estados Unidos información que pueda utilizarse para impulsar medidas contra el régimen. La legislación prohíbe asimismo la posesión, distribución o reproducción de “materiales subversivos” del Gobierno estadounidense, y propone penas de hasta cinco años de prisión por colaborar con emisoras de radio o televisión o publicaciones consideradas partidarias de la política estadounidense.
La Ley 88 fue uno de los instrumentos utilizados por el régimen para enviar a prisión a 75 disidentes, activistas de derechos humanos y periodistas independientes en la Primavera de 2003, con penas de hasta 28 años de cárcel.
Las amenazas a Bruguera ocurren cuando se aproxima la reunión pactada tras el plantón de centenares de personas frente al MINCULT el pasado viernes. El encuentro, que debe celebrarse esta semana con el ministro de Cultura cubano, Alpidio Alonso, está marcado por descalificaciones del propio ministro hacia los sucesos de San Isidro, la ruptura de los acuerdos alcanzados con el viceministro Fernando Rojas, la vigilancia alrededor del MINCULT y una campaña del régimen para desacreditar al Movimiento San Isidro.
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