September 21, 2024

POLÍTICA Abel Prieto: los manifestantes ante el MINCULT estaban influidos por las redes y con su capacidad de juzgar anulada DDC | La Habana

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Abel Prieto: los manifestantes ante el MINCULT estaban influidos por las redes y con su capacidad de juzgar anulada

DDC | La Habana

El exministro Abel Prieto presentó a la mayoría de las personas congregadas ante el Ministerio de Cultura de Cuba (MINCULT), el pasado 27 de noviembre, como víctimas de una operación en las redes sociales que les anuló la capacidad de razonamiento. En un artículo publicado en el periódico Granma también intentó separar los sucesos de ese día de lo que calificó como “historieta de los marginales de San Isidro“.

Como anteriormente han sostenido otras figuras del régimen, Prieto atribuyó los hechos al “empeño de los yanquis” por destruir el sistema en la Isla.

“Ahora (…) presentan un supuesto ‘movimiento’ (San Isidro), un supuesto rapero procesado por desacato y una supuesta huelga de hambre de una decena de supuestos ‘artistas jóvenes’. Los respaldó una fuerte campaña en la prensa extranjera, en los medios digitales pagados para la subversión y en las redes sociales. Contaron con el apoyo inmediato de Pompeo, Marco Rubio, Almagro y otros personajes”, dijo Prieto.

Según el presidente de Casa de las Américas, “a través de las redes sociales, se gestó un clima enrarecido, con una intensa carga emocional, para suscitar expresiones de adhesión y apoyo moral” ante lo que calificó de “hipotética injusticia”.

“Como ha sido estudiado por muchos analistas, apelar a las emociones en las redes envuelve a la gente en comunidades sentimentales transitorias, y paraliza la capacidad para razonar, juzgar y verificar dónde están los límites entre la realidad y la ficción”, dijo.

En tal sentido, aseguró que “muchos (la mayoría) de los que se congregaron el 27 de noviembre ante las puertas del Ministerio de Cultura estaban influidos por la atmósfera creada en las redes”.

“Pocos conocían lo acontecido efectivamente en San Isidro y a sus protagonistas. Quizá algunos habían tenido una u otra mala experiencia y se sentían dolidos. Creo que querían honestamente dialogar con la institución”, añadió.

Para el funcionario, “otros (una minoría) participaban con total conciencia en un plan contra la Revolución. Usaron las redes sociales para amplificar lo que allí sucedía y lo divulgaron de manera adulterada”.

Negó que se desatara una represión “que incluía gases lacrimógenos, gas pimienta y supuestas emboscadas contra los participantes”.

“Sabían que estaban contribuyendo a justificar con mentiras las políticas de Trump contra su país. Solo les interesaba el ‘diálogo’ para convertirlo en noticia, en show, y anotárselo como una victoria. Algunos necesitaban justificar el dinero que reciben”, dijo, recurriendo una vez más al viejo discurso de los mercenarios.

“Sin embargo, es necesario separar claramente la historieta de los marginales de San Isidro y lo sucedido en el Ministerio de Cultura. En el segundo caso, hay valiosos jóvenes que deben ser atendidos”, dijo.

En palabras de Abel Prieto, “la política cultural de la Revolución ha abierto un espacio amplio y desprejuiciado para que los creadores puedan hacer su obra en total libertad”. Admitió solo “errores, incomprensiones y torpezas” que, según el exministro, “el propio proceso revolucionario se ha encargado de rectificarlos”.

Defendió que “las instituciones, junto a la UNEAC y a la Asociación Hermanos Saíz, se mantienen abiertas al debate franco con artistas y escritores” y que “si por alguna razón el diálogo se interrumpe, existen los canales de comunicación apropiados para retomarlo”.

Según Prieto, “es totalmente legítimo dialogar sobre cómo consolidar los vínculos entre creadores e instituciones, sobre manifestaciones experimentales del arte que aún no han sido suficientemente comprendidas, sobre la imprescindible función crítica de la creación artística, sobre el ‘todo vale’ de la visión postmoderna, sobre la libertad de expresión y otros muchos temas”.

Lo que no resulta legítimo, añadió, “es el irrespeto a la ley, la pretensión de emplear el chantaje contra las instituciones, ultrajar los símbolos de la patria, buscar notoriedad mediante la provocación, participar en acciones pagadas por los enemigos de la nación, colaborar con quienes trabajan para destruirla, mentir para sumarse al coro anticubano en las redes, atizar el odio”.

Para concluir, Abel Prieto dijo que “todo creador que se acerque a las instituciones con objetivos legítimos encontrará interlocutores dispuestos a escucharlo y a apoyarlo”, pero dejó claro que, con aquellos que él y el Gobierno llama “farsantes, no hay diálogo posible”.