LA HABANA, Cuba. – Adrián Osmel Rubio y Osmani Pardo Guerra, dos de los activistas del Movimiento San Isidro (MSI) menos conocidos, han sido víctimas de mítines de repudio, a falta de “material” para intentar desacreditarlos en los espacios estelares de televisión.

Rubio vive solo con su hermana de 10 años y su madre. Después de su decisión de negarse a ingresar en el Servicio Militar su familia ha estado bajo presión y acoso. Luego de haber sido allanada la sede del MSI, Adrián ha sufrido dos mítines en menos de una semana. La primera vez fue de noche y el activista asegura que agentes de la Seguridad de Estado recorrieron hasta ocho cuadras a la redonda para convocar a que se aglomeraran frente a su casa.

En esta segunda ocasión temió por su hermana pequeña. “Mi hermana tiene miedo de que esto le afecte porque vio en el acto de repudio a la maestra, la directora y a otras profesoras de la escuela en que ella está”, y ya se sabe por otras experiencias que los niños y las niñas de las familias opositoras son sometidos a tanta violencia como a los adultos de la casa.

Unas horas después, Osmani Pardo Guerra denuncia en sus redes sociales: “Esto es frente a mi casa con gente que no son de aquí”. Se ve en el video cómo un grupo de personas, con atributos religiosos de la regla de Osha, se bajan de un ómnibus y comienzan a tocar tambores frente a su domicilio.

Pardo Guerra es un cuentapropista que decidió apoyar a los huelguistas del MSI y se ganó su estima enmendando los escasos equipos que podrían ayudarles a sobrevivir al asedio. Sin una trayectoria como activista, es más vulnerable que el resto.

Las últimas semanas han estado marcadas por la militarización de La Habana y por la violencia que el Estado ha ejercido contra los manifestantes pacíficos, tanto los de la sede del MSI como los que quisieron establecer un diálogo con las instituciones gubernamentales. Estos últimos entre sus exigencias tienen también la liberación del artista Denis Solís, por quien se ha generado este amplio movimiento de solidaridad.

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María Matienzo Puerto

Maria Matienzo Puerto: Una vez soñé que era una mariposa venida de África y descubrí que estaba viva desde hacía treinta años. A partir de entonces construí mi vida mientras dormía: nací en una ciudad mágica como La Habana, me dediqué al periodismo, escribí y edité libros para niños, me reuní en torno al arte con gente maravillosa, me enamoré de una mujer. Claro, hay puntos que coinciden con la realidad de la vigilia y es que prefiero el silencio de una lectura y la algarabía de una buena película.