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¿Ha empezado ya la privatización de la economía cubana?
Posted: 09 Dec 2020 07:55 AM PST Elías Amor Bravo, economista Ha empezado el I Foro Empresarial Cuba 2020 liderado por el ministro Malmierca. Granma se ha hecho eco de este evento que, según fuentes oficiales, ofreció 503 proyectos de negocios en la denominada Cartera de oportunidades, por un importe de 12.700 millones de dólares. En particular, se informó que la Zona Especial de Desarrollo Mariel atrajo 44 propuestas con una inversión extranjera directa por un monto superior a 730,5 millones de dólares. Viendo estas cifras, surgen las mismas dudas de siempre sobre la “embargabilidad o bloqueo de la economía cubana”, ya que en modo alguno esta concurrencia de actividad internacional puede tener algo que ver con ese escenario que el régimen cubano no se cansa de denunciar cada vez que puede. Si realmente existiera un bloqueo no sería posible aumentar proyectos de año en año, como los 112 nuevos de este ejercicio, que el régimen señorea para sus propios objetivos. Lo dicho, un país que está sometido a embargo o bloqueo difícilmente puede recibir, y atender una serie de proyectos de inversión extranjera orientados a la exportación, ya que el mercado interno tiene muy poca capacidad adquisitiva. Pero ahí están las ofertas. Malmierca destacó además que estos proyectos contribuyen al “desarrollo local” y también se apoyan otros que “atraen tecnologías que tributen al aprovechamiento de fuentes renovables de energía”. Se permiten el lujo de elegir. Como consecuencia de la disminución de la actividad económica desde 2016, la economía cubana necesita atender sus cuentas externas y avanzar en lo que llaman “proceso de perfeccionamiento para dinamizar el sector empresarial” por medio del capital extranjero, en una clara referencia a que el capital cubano, el emprendedor y privado, no está en los planes del gobierno. Cuba necesita, de acuerdo con informes oficiales, un nivel de inversión extranjera anual de 5.000 millones de dólares, pero la cifra lograda en estos últimos cuatro años, se encuentra muy por debajo de objetivo. Por ejemplo, de noviembre del año pasado a noviembre de este año se han aprobado tan solo 34 nuevos negocios por un monto de inversión de 1.885 millones de dólares en sectores de alimentación, turismo, construcción, minería, energía e industria. Cuesta realmente entender que un país sin recursos financieros, que no paga los préstamos que recibe a tiempo y que sus dirigentes consumen la mayor parte del tiempo atacando el modelo económico del que proceden la mayor parte de los inversores en Cuba, reciba un solo céntimo del exterior. Pero sí, Malmierca no se cortó al declarar que “el problema principal” de la economía cubana es su “falta de liquidez financiera” y culpó de todo ello a la pandemia y, cómo no, “al recrudecimiento del embargo de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, pidiendo una inversión del exterior más activa”. Hasta aquí, no hay novedad alguna con relación al enfoque inversor extranjero de Cuba que desde la aprobación de la Ley 118 no ha servido para estimular la captación de capital foráneo a los niveles previstos por el gobierno. La principal novedad de este año es que el régimen ha decidido eliminar la obligación de una participación cubana (entiéndase del estado comunista) mayoritaria en empresas y proyectos mixtos de inversión en sectores como el turismo, biotecnología y comercio mayorista. La antigua exigencia de participación mayoritaria ha quedado solamente para la extracción de recursos naturales y la prestación de servicios públicos. La pregunta es ¿qué va a ocurrir con las inversiones ya realizadas? La segunda novedad del régimen está en el sector financiero, donde se promueve, por primera vez, la participación de fondos de inversión, y también se está autorizando que las empresas de capital totalmente extranjero puedan establecerse en parques científicos tecnológicos como el que ya existe en la capital. ¿Fondos tigre? De esos que disgustan a los de Podemos en España. Varias consideraciones cabe realizar de esta información publicada en medios castristas y divulgada por agencias internacionales. Primero, que la piñata castrista ya empezó, el capital productivo de todos los cubanos, según dice la constitución, está en venta, pero solo para extranjeros, que se van a adueñar, con participaciones mayoritarias del mismo. Imaginemos las consideraciones políticas que habrán detrás de estas “ventas” de la economía cubana a españoles, alemanes, ingleses o vaya usted a saber quién. Y no, para todos los extranjeros por igual, los que ya han invertido en Cuba no parece que se vayan a beneficiar de este cambio, o tal vez si? Segundo, que los cubanos han quedado fuera de la piñata. El régimen ha dicho que está pensando en iniciativas para atraer el flujo de financiación externa hacia las pequeñas y medianas empresas cubanas, pero nada se ha anunciado al respecto, como en el caso en la participación mayoritaria de los extranjeros en turismo o energía, que ha sido la nota más destacada. Los cubanos tendrán que seguir siendo pobres y lo que es peor, viendo como una clase política dirigente comunista malvende a extranjeros el patrimonio que decían que era colectivo. Hasta aquí ha llegado el modelo económico social comunista de la revolución. Han pasado solo cuatro años de la desaparición física de Fidel Castro y estamos, qué duda cabe, ante el que probablemente es uno de los cambios estructurales más relevantes de la economía cubana, sobre todo porque deja a los cubanos sin participar de un proceso que el régimen quiere someter a su control. Malmierca dijo, durante la presentación del evento, que se necesita una participación exterior más activa en la economía cubana a la vez que había detectado un interés creciente de los empresarios de todo el mundo en hacer negocios con la mayor de las Antillas. Si fuera así, ¿por qué no se divulgan las estadísticas de inversiones extranjeras en Cuba a organismos como CEPAL, por ejemplo. Esta organización acaba de publicar un informe sobre inversiones extranjeras en América Latina y Caribe en el que Cuba ni aparece. Vergüenza debería dar a Malmierca andar con esta poca transparencia que pasa por ser uno de los atributos principales de su gobierno. Eso es porque Cuba, en inversión extranjera, no pinta nada. Comparada con su vecina República Dominicana, ni se acerca. Por cierto, este país, en tiempos de pandemia y crisis ha recibido 3.013 millones de dólares, casi el doble de la cifra anunciada por Malmierca, de 1885 millones. Un país tiene éxito, el otro menos. Esta es la realidad. |
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