Por: Martha Beatriz Roque Cabello
Nada ha pasado con la dictadura cubana, después de las supuestas elecciones para una “nueva” Asamblea Nacional del Poder Popular y el mal llamado “gobierno”. Solo pequeños cambios cosméticos y una gran barrabasada, dividir la economía en dos, para ser atendida por Alejandro Gil, ministro de Economía, y el octogenario Ricardo Cabrisas, que repite como ministro de Comercio Exterior. El primero se encargará del desastre interno y el seguhdo de buscar “inocentes” que quieran invertir en el país y a otros -que lo fueron en su momento- convencerlos de que no hay dinero para pagarles la deuda, por culpa del imperialismo.
Un simple análisis de lo sucedido durante este proceso de ratificación, permite pensar que se premió la ineficiencia y el sufrimiento del pueblo. Un segundo mandato de Díaz Canel como presidente, indica que el Partido Comunista de Cuba, no le interesa para nada la solución de la fractura social, económica y moral por la que pasa en estos momentos nuestro pueblo.
Dentro de los grandes problemas que hay en el país, está la agudización de la crisis energética que entre otras cosas ha hecho que tienda a cero la movilidad en el transporte, tanto público como privado e incrementa el malestar popular –que ya estaba bastante elevado- con problemas como la alimentación, la medicina y los más que deficientes servicios públicos.
La gran mayoría de los cubanos han estado 64 años haciendo el papel de carneros, siempre ocupados en lo que la dictadura quiere para tener un entretenimiento que no lleve al pueblo a pensar en un cambio político.
Sin dudas, cada vez más unidos a las grandes potencias que están en contra de los Estados Unidos de América, y que de hecho son sus enemigos. Algo que puede ratificarse, con la reciente visita de Serguei Lavrov a Cuba, en la que el Canciller no perdió el tiempo para agradecerle a la dictadura su plena comprensión sobre el conflicto ucraniano.
En “buen” cubano esto quiere decir que la élite que está al frente del país se ha tirado de barriga para apoyar a los rusos y decir que hay un excelente estado de las relaciones bilaterales. La Habana es la plataforma de lanzamiento de la propaganda de apoyo a Rusia. El propio “Presidente” ha dicho que se está utilizando la “rusofobia” y la punta de lanza es Ucrania.
Por otro lado la visita a Estados Unidos de América del presidente Gustavo Petro de Colombia es como si se tratara de un Embajador cubano conversando con Joe Biden. Los americanos deben estar conscientes de lo que sucede con la izquierda latinoamericana.
Cabría preguntar: ¿Qué lectura le da Washington a esto, cuando cada día se hacen más concesiones a la dictadura?
El regreso a Cuba de personas indeseables que de alguna forma se habian establecido en el país vecino, trae acompañado la entrada del deseado “dinerito”, porque por cada persona devuelta, hay que pagar, con el pretexto de reubicarla en la sociedad. Claro, todos sabemos que el que regrese como repatriado, nunca volverá a formar parte de la sociedad y no tendrá ningún trabajo digno y mucho menos le permitirán vivir en una casa que le asigne la dictadura, todos se convertirán en parias.
También –en estos días- se recibió la visita de Vuong Dinh Hue, presidente de la Asamblea Naciona de Viet Nam, al que seguramente le habrán sacado algunos sacos de arroz para ayudar al “pueblo cubano”.
El régimen ha estado muy activo en las relaciones internacionaes, porque busca ayuda de forma desesperada, todos saben que está endeudado y no hay préstamos para comprar las cosas indispensables, vinculadas con la alimentación y la salud. Trata de sacar el dinero de circulación vendiendo productos a precios muy altos que no pueden ser adquiridos por algunos sectores de la sociedad, verbigracia, el pan. Existe una nueva propuesta en el mercado de 70 y 150 pesos, algo casi imposible para un trabajador promedio y mucho menos para un pensionado. Los pobres ancianos que hacen largas colas, para cobrar sus pequeñas pensiones y/o retiros, y a veces no alcanzan en el día a poderlas recibir, por falta de liquidez.
No hay nada que ofrecerle al pueblo, pero cuando la dictadura lo hace, ya la gente no cree en lo que dicen, porque han usado el método de correr la línea del horizonte y cualquier promesa es inacanzable.
Esto se refleja en la gran tristeza que tiene el cubano promedio y en el hecho de que un porciento elevado de los menores de 30 años, ven su futuro fuera de Cuba, donde saben que es de difícil a imposible construir una familia.
Lo único que se le puede ratificar a esta sociedad, es la ineficienca, la palabra incumplida y el poco deseo de solucionar los problemas que viven día a día los cubanos.
La Habana, 26 de abril de 2023
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