Elías Amor Bravo, economista
Llama la atención que Granma dedique un artículo al informe de la CEPAL queacaba de ser publicado, con el título “Enfrentar los efectos cada vez mayores del COVID19 para una reactivación con igualdad: nuevas proyecciones”, en el que realiza una nueva estimación de los niveles deactividad económica en los países de América Latina y el Caribe, conforme los efectos de la crisis se van profundizandomás de lo previsto hace unos meses.
Que Granma se dedique a glosar este informe de la organización de prospectiva económica regional, obedece a que el periódico comunista ha encontrado un terreno bien abonado para trasmitir a los lectores cubanos que, después de todo, la economía no está tan mal, y que fuera lo están pasando mucho peor. Por eso, destaca que CEPAL señala que “se va a perder una década, que la pobreza y el desempleo van a aumentar y que losimpactos externos negativos en la región, como consecuencia de los intercambios comerciales, están provocado una grave situación económica, sin que mejorela relación real de intercambio, el turismo o las remesas”.
Un diagnóstico que al régimen comunista cubano le viene como guante de seda. Más aún cuandoCEPAL afirmaque en la actualidad el epicentro de la pandemia se encuentra en la región y, si bien algunos gobiernos han comenzado a aliviar las medidas de contención de la grave crisis, lo cierto es que “otros han debido continuarlas o incluso intensificarlas ante el persistente aumento de los casos diarios de la enfermedad”.
Según el informe, dado que tanto el choque externo como el interno se han intensificado, la región registrará en 2020 un fuerte descenso del PIB, estimado en un -9,1%, con disminuciones de -9,4% en América del Sur, -8,4% en América Central y México y -7,9% para el Caribe, excluyendo Guyana, cuyo fuerte crecimiento lleva al total subregional a una contracción menor (de -5,4%).
En suma, el informe plantea que la caída en la actividad económica es de tal magnitud que llevará a que, al cierre de 2020, el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al observado en 2010, es decir, habrá un retroceso de 10 años en los niveles de ingreso por habitante.
El caso concreto de Cuba merece especial atención. La situación no varía con respecto a informes anteriores. El PIB de la economía cubana caerá un -8% en 2020, lo que en términos comparativos supone un ejercicio más favorable que en Venezuela, con un -26% o Perú, con -13% o Argentina, con un-10,5%, países que acusan intensamente los efectos de la COVID19. Otro tanto se podría afirmar de varios países del Caribe que igualmente experimentan fuertes descensos, como consecuencia de la elevada dependencia del turismo, una actividad que se ha reducido notablemente por la crisis.
Desde luego, Granma cuando analiza el caso de Cuba no presta atención a la comparación con algunos de sus vecinos, que comparten una zona común, como la República Dominicana o Jamaica. En Cuba la caída de la economía cubana es claramente superior, ya que en República Dominicana o Jamaica el PIB solo bajará un -5,3%, respectivamente. Incluso, el vecino Haití, a escala muy distinta, solo disminuirá un-5% su PIB. Pero la economía de Cuba, según CEPAL se derrumbará un -8%, una de las caídas mayores del conjunto de países de la región. ¿Alguien puede dar una explicación de por qué esto es así?
Bien. Granma aprovecha el informe de CEPAL para barrer para casa. En el mismo, se pide a los países que “para remontar la cuesta, será esencial que mantengan políticas macroeconómicas expansivas en las esferas fiscales y monetarias”. ¿Y cómo se logra este objetivo? Básicamente, por la vía de “fortalecer los ingresos públicos”, es decir, recaudar más, incrementar la presión fiscal sobre los agentes económicos.
También pide CEPAL en el informe “mantener las políticas monetarias expansivas convencionales y no convencionales (ya veremos donde queda la unificación monetaria y cambiaria)”, y añade al respecto, “fortalecer la macro regulación prudencial junto a la regulación de los flujos de capitales para preservar la estabilidad macro financiera en el corto y mediano plazo”. Y desde luego, lo que más gusta a Granma, que ya la ministra de educación Ena Elsa, aprovechó para salir al quite como buen banderillero, “aquí la cooperación internacional es fundamental para ampliar el espacio de las políticas macroeconómicas”.
La CEPAL asume que “para mantener una política fiscal activa en un contexto de mayor endeudamiento hace falta que los países latinoamericanos y caribeños aumenten su recaudación tributaria, que actualmente es de 23,1% del PIB en la región, comparado con el 34,3% de la OCDE”. Bien está lo que bien acaba. Resulta que la CEPAL propone aumentar la presión fiscal, y los comunistas cubanos se montan al carro rápidamente.
Pero es que, no es lo mismo incrementar impuestos con un 23,1% del PIB que cuando los ingresos estatales casi llegan al 65% del PIB, como ocurre en la economía cubana. Malo es subir impuestos en cualquier sitio, porque se demuestra fácilmente que es una política que frena el crecimiento económico e impide mejorar los niveles de bienestar y prosperidad de la población, pero no es lo mismo subir desde posiciones relativamente bajas, que hacerlo cuando la gente tiene completamente apretado el cuello, como ocurre en Cuba donde la presión fiscal es asfixiante. Esto Granma no lo menciona.
Después, CEPAL insiste en que para mejorar la recaudación tributaria hay que evitar la evasión y la elusión tributaria, que llega al 6,1% del PIB regional ¿se ha hecho alguna estimación de lo que representa en la economía cubana, donde existen tantos impuestos, tasas y tributos que cuesta aclararse con relación a las obligaciones tributarias de cada cuál?
Por otra parte, CEPAL pide a los países que orienten el gasto público hacia la reactivación y transformación económica “fortaleciendo la inversión pública hacia sectores que fomenten el empleo, la paridad de género, la inclusión social, la transformación productiva y una transición igualitaria hacia la sostenibilidad ambiental”. Otra vez Granma no ha estado muy fina, porque en Cuba, si algo no aumenta son las inversiones, con uno de los porcentajes de formación bruta de capital fijo en el PIB más bajos de América Latina. Hacen bien de pedir más inversión, a ver si se dejan de malgastar en gasto corriente.
La CEPAL teme que el COVID19 suponga la pérdida de una década para la economía de América Latina y el Caribe. En Cuba llevan casi 20 años de atraso, sin tomarse en serio lo que se tiene que hacer en materia de políticas económicas. Han perdido dos décadas y por lo que pueda pasar, la tercera está a las puertas. A ver si avisando CEPAL de lo que se debe hacer, alguien toma cartas en el asunto. El escenario por delante es ciertamente confuso e inquietante.
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