December 21, 2024

RELIGIÓN Más de 200 sacerdotes y laicos cubanos piden a las autoridades evitar ‘un desenlace fatal en San Isidro’ DDC | La Habana

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Más de 200 sacerdotes y laicos cubanos piden a las autoridades evitar ‘un desenlace fatal en San Isidro’

DDC | La Habana

Más de 200 sacerdotes y laicos cubanos han suscrito el martes una carta abierta en la que piden una solución al Gobierno de Cuba y a las autoridades religiosas, para la huelga de hambre que mantienen un grupo de integrantes del Movimiento San Isidro y otros activistas sitiados en La Habana Vieja.

“Nosotros, cristianos, para ser coherentes con las exigencias del Evangelio de Jesucristo que proclama la dignidad de todo ser humano como un valor absoluto, y enraizados en los más profundos sentimientos de cubanía, expresamos nuestro deseo de que los sucesos que acontecen en la sede del Movimiento San Isidro en La Habana no acaben en un desenlace fatal”, señalan.

“Algunos tenemos posiciones políticas semejantes a las de los miembros del movimiento, otros estamos en desacuerdo total o parcialmente con sus ideas o con sus modos de expresarlas; pero todos estamos convencidos de que el hostigamiento, sea coordinado o permitido por los agentes del orden, no es solución”, sostienen.

Los firmantes, desean “una Patria en la que se pueda pensar diferente y manifestarlo” y rechazan “las respuestas de descrédito o ridiculización”.

“Nos duele que los mítines de repudio (tanto en vivo como a través de las redes sociales) parecen incrementar su presencia e intensidad, cuando deberían sepultarse para siempre en la historia Patria”, lamentan.

“A nuestros pastores y autoridades religiosas pedimos su ayuda como mediadores, hasta donde les sea posible, y les aseguramos nuestro apoyo y sustento en la oración”, añaden.

Sacerdotes, monjas y religiosos recuerdan al Gobierno cubano “su deber de representar al pueblo, teniendo en cuenta el deseo de muchos de que se atienda y responda pacíficamente la huelga de hambre que algunos activistas realizan desde hace ya varios días”.

“Rogamos al Espíritu Santo por ustedes, que tienen el poder real para iniciar procesos que conduzcan al entendimiento, que tienen el deber moral y gubernamental de no dejarlos morir”, plantean.

“A los miembros del Movimiento San Isidro y a los que participan en la huelga les aseguramos nuestra oración, para que Dios, nuestro Padre misericordioso, haga brillar siempre la Verdad y la Justicia, sobre ustedes y sobre Cuba [SIC]”, concluyen.

Sin más bandera que la compasión por el que sufre

El martes, el padre David Pantaleón, superior de los Jesuitas en Cuba, condenó que autoridades a cargo del cerco alrededor de la sede del Movimiento San Isidro impidieran la entrada de una monja que llevaba solo la compasión a las personas que están sufriendo los efectos de la inanición.

“Una hermana religiosa intentó llegar, sin publicidad y sin cámaras, hasta el grupo de jóvenes de San Isidro que están hace varios días encerrados en su local. Ellos permanecen allí pidiendo la liberación de uno de sus compañeros que consideran apresado injustamente y condenado sin defensa”, recordó Pantaleón en una publicación en Facebook.

“La monja solo quería dar un poco de asistencia religiosa ante la seria amenaza de muerte de los que llevan varios días en huelga de hambre y sed. Estaba allí sin más bandera que la compasión por el que sufre, estaba allí empujada por su fe, por su vocación cristiana. Quería transmitirle consuelo y esperanza con su sola y frágil presencia de mujer consagrada. Pero no la dejaron acercarse. Le prohibieron entrar”, condenó.

“Hasta en la celda de un criminal confeso, en cualquier lugar del mundo, se permite la visita del que trae el aliento de la fe. Hasta los presos condenados a muerte mantienen esos derechos”, señaló.

“Nos duele todo esto. No podemos cerrar los ojos y mirar hacia otro lado. No se trata solo de quién tiene la razón o no. No se trata de ideologías de izquierda o de derecha. Se trata de cosas tan simples como el derecho a vivir, a expresar lo que se piensa, a dialogar las diferencias sin ‘satanizar’ al contrario, a que se respete la dignidad de todos y todas. Y en este caso en concreto es el derecho (hasta por humana compasión) a la asistencia religiosa en momentos de peligro”, añadió.

“Que les llegue, rompiendo muros y encierros, nuestra oración y aliento a los que allí sufren injustamente. Y que el Dios bueno, Padre de todos, abra caminos de diálogo y reconciliación”, concluyó.