December 23, 2024

ECONOMÍA

¿De dónde sacará el régimen los 20.000 millones de dólares que necesita?

ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles

¿De dónde va a sacar el régimen castrista los 20.000 millones de dólares que necesitará en 2021 para evitar el colapso de la economía y la hambruna que ya se aproxima a los cubanos?

Durante los últimos años, hasta 2019, Cuba había logrado a duras penas el volumen de divisas citado arriba, muy bajo, pero que permitía mantener un piso mínimo de nivel de vida sumamente precario, aunque sin llegar al hambre masiva y la carencia absoluta de casi todo.

La economía socialista cubana se mueve en un círculo vicioso fatal: debido a la improductividad inherente a la planificación centralizada, el país produce muy poco y debe importarlo casi todo, incluso el 80% de los alimentos; pero, por producir poco, no genera divisas para importar lo suficiente.

La vía fundamental que tiene todo país no industrializado para obtener divisas son las exportaciones de bienes, y las exportaciones cubanas son ridículamente bajas. En 2019 la Isla exportó bienes por unos 1.900 millones de dólares. Costa Rica, con la mitad del territorio y de la población de Cuba, exportó bienes por 11.312 millones. Y República Dominicana exportó bienes por 11.020 millones. Por cierto, hace 60 años Cuba quintuplicaba las exportaciones dominicanas.

La única forma que tiene el régimen de obtener divisas es haciendo de proxeneta internacional, succionando dinero regalado, primero de Moscú y luego de Venezuela.

Pero ya tampoco el “paganini” venezolano tiene cómo obsequiar divisas, y entrega cada vez menos petróleo gratis. Antes del descalabro la colonia venezolana entregaba a la metrópoli castrista unos 7.000 millones de dólares, entre subsidios enmascarados y el robo del 75%-80% del salario de los médicos cubanos explotados allí como esclavos.

Venezuela también enviaba unos 37-38 millones de barriles anuales de petróleo, casi dos tercios del consumo nacional, por valor de 1.800-2.000 millones de dólares. Y con los médicos cubanos explotados en el resto del mundo el régimen recibía otros cientos de millones de dólares. Pero la cifra de esclavos de bata blanca ha caído en casi 9.000 galenos.

La situación cambió drásticamente

Entre remesas, paquetes y las visitas de cubanos a sus familiares en la Isla, el país antes de la pandemia recibía unos 6.700 millones de dólares. Mientras que el turismo procedente del resto del mundo dejaba posiblemente unos 1.300 millones de dólares en ingresos brutos; aunque ya en 2019 se contrajo esa cifra, pues la Isla recibió 360.152 turistas menos que en 2018.

Con las exportaciones de bienes y la reexportación de parte del petróleo venezolano el régimen castrista completaba el monto de total de divisas que necesitaba como mínimo.

Eso ha cambiado drásticamente. En 2020, con el Covid-19, el descenso del turismo ha sido espectacular. En general, si se examinan en detalle las fuentes de divisas del país, se advierte que Cuba no captará muchas divisas que digamos. La vacunación masiva contra el Covid-19 tomará tiempo. Se exporta cada vez menos. Los aviones no volarán repletos de turistas por un buen rato. Venezuela está casi agotada.

Aun suponiendo que arriben a Cuba los 2,2 millones de turistas “planificados” por el Gobierno, el ingreso bruto que dejarán probablemente no superará mucho los 1.000 millones de dólares, que en términos serán 400 o 500 millones de dólares, pues de cada dólar obtenido salen hacia el extranjero 50-60 centavos en importaciones para mantener funcionando al sector turístico.

Claro, nada de esto se puede decir. Al parecer, Raúl Castro ha prohibido a su burocracia administrativa que dé malas noticias. Solo se pueden dar buenas, aunque sean falsas, ya que “el horno no está para galleticas”. La temperatura hoy de la caldera social en Cuba es la más alta desde 1959, y el dictador es consciente de que las malas noticias pueden hacerla estallar.

Por eso hace unos días el ministro de Economía Alejandro Gil afirmó que en 2021 se producirán más alimentos que en 2020, que habrá un 12% de incremento de las importaciones, del cual un 37% será en alimentos y combustibles; y que en 2021 aumentarán en un 19% los ingresos en divisas.

Falso, Gil hizo trampas. No dijo qué porciento del 37% citado será de alimentos, que será fundamentalmente en combustible. Tampoco aclaró que ese supuesto aumento de un 19% en las divisas es en comparación con 2020, el peor año de la economía castrista desde la caída de la Unión Soviética. Ya el régimen admite que en 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) cayó en un 11%. Eso significa  que en verdad el desplome fue de un 18% o un 20%.  Cualquier cifra económica cubana que en 2021 se compare con 2020 será una engañifa.

Pueden volver los apagones medievales de los años 90

Y lo del combustible es clave. Hasta ahora el país se ha librado bastante de interminables apagones como los de los años 90 gracias al combustible que le sigue regalando Nicolás Maduro. Sin embargo, esas entregas son cada vez más espaciadas y menores porque el chavismo destruyó la industria petrolera. Si en los años 90, durante las noches medievales, la gente rompía vidrieras a pedradas es de imaginarse qué puede ocurrir ahora si las ciudades se quedan a oscuras cuando el descontento y el rechazo ciudadano a la dictadura es muy superior al de hace 30 años.

En cuanto a que habrá más alimentos, sin duda hubo un “desenchuche”  de Gil con su plana mayor. El 10 de diciembre el Ministerio de la Agricultura había anunciado todo lo contrario, que en 2021 habrá menos alimentos, pues de las 217.000 hectáreas que se debieron cultivar para la actual campaña de frío se cultivaron solamente 184.000. Y ojo, en las campañas de frío (agosto-febrero) es que se obtiene el  60%-70% de toda la producción agrícola del año entrante.

Es decir, que se van a producir apenas 23.000 toneladas de frijoles para un consumo nacional de 70.000 toneladas. De arroz se cosecharon 96.700 toneladas de arroz y el consumo es de 700.000 toneladas. Todo esto indica que en 2021 la población dejará de recibir por la “libreta” millones de libras de arroz y de frijoles. También habrá menos papas, plátanos, boniato, maíz, tomates y frutas. Y no es probable que se aumente la producción de carne de cerdo y de res, leche, pan y huevos.

Lo peor es que no habrá divisas para importar el volumen habitual de alimentos que se adquiría hasta hace unos tres o cuatro años, y que aunque mantuvieron a Cuba casi en la miseria y el atraso social, con muchos cubanos viviendo en la pobreza extrema según los parámetros del Banco Mundial, aquella era una situación “boyante”  comparada con la actual.

Todas las búsquedas de divisas que podrá hacer ahora el régimen no parece que vayan a pasar de 12.000 o 14.000 millones. Y eso si no hay un cambio de régimen en Venezuela.

Tampoco Cuba tiene acceso a créditos internacionales, pues ya no paga ni los intereses de la deuda que renegoció con el Club de París.

El colmo es que hasta Rusia, su aliado, se ha percatado del desastre castrista y perdió la paciencia. Recientemente anunció la suspensión de unos 50 proyectos de inversión rusa en Cuba, de 60 planificados,  y suspendió la reunión que estaba programada con la parte cubana para seguir negociando.

En fin, ¿obtendrá  el régimen las divisas que necesita? No. No hay forma posible a la vista de que el general consiga esos 20.000 millones de dólares si no abre la economía a la propiedad privada y al capital extranjero y restablece  las libertades individuales secuestradas desde hace seis décadas.

De lo contrario, ese faltante multimillonario de dólares no lo va a cubrir nadie. Es mucho dinero. Ni EEUU, aun con Biden en la Casa Blanca, ni nadie en el mundo, regala dinero. Los mecenas de pillos y vividores se acabaron.