La última huelga y el próximo brindis
Este 1ro de enero de 2021, el brindis, lo brindado y todo lo que venga después de lo servido y lo prometido, será a cuenta de salarios, precios e impuestos pagados y cobrados a los cubanos
LAS TUNAS, Cuba. – Rezongando sus bajos salarios, extensas jornadas y pésimas condiciones de trabajo, sin atreverse a ir a la huelga por temor a represalias ciertas y con sindicatos más apegados a la administración estatal que a los obreros, los trabajadores cubanos llevan más de medio siglo sin tomar las calles para reclamar sus derechos.
La última protesta obrera por cuestiones salariales ocurrida en Cuba cumplió ya 61 años. Fue en La Habana, frente a la puerta principal del Palacio Presidencial, el martes 10 de marzo de 1959. La hicieron obreros de las gasolineras, que reclamaban un aumento del 20% del sueldo. Su demanda no fue concedida.
La prensa recogió el suceso que sentaría el precedente de no más manifestaciones sin convocatoria del entonces naciente régimen castrista. Las palabras “huelga”, “manifestación”, “protesta”, pasaron a ser tabú. Un cronista que para nada puede ser tachado de anticastrista dejó registro del acontecimiento.
Según Antonio Núñez Jiménez en la cronología En marcha con Fidel: 1959, el mismo Fidel Castro, que en ese instante conducía una reunión del Consejo de Ministros, bajó del Salón de los Espejos al portal del Palacio Presidencial para decir a los manifestantes: “yo no he bajado para decirles que voy aceptarles las demandas de ustedes ahora, sino para recriminarlos por este mitin”.
El entonces primer ministro Fidel Castro dijo a los garajistas manifestantes que, ese mismo día, el Consejo de Ministros aprobaría el sueldo mínimo de 85 pesos (entonces equivalentes a dólares) para todos los empleados públicos, con lo cual “podrán disponer de algo más para ir al cine, darse un paseíto en automóvil, ir a la playa y comerse un arroz con pollo”.
“¡Queremos que se nos aumente el sueldo a los garajistas!”, reiteraron los manifestantes.
Traigo a los lectores la respuesta dada por Fidel Castro negando a los trabajadores de las gasolineras un aumento de salario porque son una vívida descripción y, a la vez, una negación del tan publicitado reordenamiento económico que ocurrirá en Cuba a partir del 1ro de enero de 2021.
El 10 de marzo de 1959 Fidel Castro dijo: “El pueblo no gana nada si empezamos a aumentar salarios y a encarecer la vida por otro lado. A medida que se aumentan los salarios hay que vigilar para que no se aumente el valor de las mercancías. En la misma medida que se aumente el ingreso de las familias tenemos que procurar rebajar el costo de la vida. Ahora todo va a costar más barato, menos alquiler, el teléfono va a costar menos, antes no había playas para el pueblo y ahora las van a tener; cuando en cada centro escolar haya un comedor y se tenga para darle ropa y zapatos a los niños, entonces la familia se ahorrará esa comida, esa ropa y esos zapatos.”
Bien. Eso es el castrismo: donde dije digo, digo Diego. Pródigos en monólogos narcisistas atiborrados de tecnicismos y fábulas de un porvenir de panes y peces que nunca llegan. Los mandamases del régimen son hábiles en conversaciones secretas con potencias extranjeras, pero ineptos al sostener diálogos con sus conciudadanos discrepantes.
En Cuba los hacedores del castro-estalinismo son autores de una retórica de encubrimiento que, para esclarecer y juzgar en debido proceso sus resultados de premeditación criminal, deberán emplearse a fondo no sólo juristas y médicos forenses asesorados por psiquiatras, psicólogos, lingüistas, antropólogos y sociólogos, sino también por especialistas en actuación teatral e histrionismo.
Desaparecido el oro de Moscú con la caída de la URSS, evaporados los petrodólares con la ruina de Venezuela, esfumadas las divisas de los turistas por la pandemia de coronavirus, y reducidos los ingresos por exportación de servicios médicos, los socialistas y comunistas en Cuba volverán a brindarán por un “socialismo próspero y sostenible”.
Pero este 1ro de enero de 2021, el brindis, lo brindado y todo lo que venga después de lo servido y lo prometido, será a cuenta de salarios, precios e impuestos pagados y cobrados a los cubanos como si Cuba fuera una economía de mercado y no un monopolio estatista.
Y, por supuesto, también brindarán a cuenta de las remesas enviadas a sus familias por los cubanos emigrados y por los dólares que deberán pagar de visita en Cuba por bienes y servicios como si estuvieran en Miami. Luego de llamarlos “gusanos” y “escorias”, exclusivamente para ellos el castrismo abrió una cadena de tiendas en las que sólo es posible pagar con dólares.
“¡Salud, salud!”, como dijo el general Batista antes de partir, dando paso a la “dictadura del proletariado”, o como la llamó Milovan Dijlas, “la nueva clase”, también dirán “¡Salud, salud!” los viejos generales castristas y sus delfines, los Havana boys. ¡Pobre Cuba! De la última huelga al próximo brindis sólo quedan las palabras de Fidel Castro que el viento se llevó.
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Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956)
Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela “Bucaneros” puede encontrarse en Amazon.
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