December 22, 2024

REPRESIÓN Militarización de La Habana: ‘Es el pueblo, no terroristas invisibles, quien tiene miedo de salir a la calle’ JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | La Habana

REPRESIÓN

Militarización de La Habana: ‘Es el pueblo, no terroristas invisibles, quien tiene miedo de salir a la calle’

JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | La Habana

A Susana, de 19 años, sus familiares le han prohibido salir a la calle. Ni siquiera le permiten asistir al Festival de Cine junto a sus amistades. Sus padres están sumamente preocupados ante el excesivo despliegue de efectivos de Tropas Especiales que, desde hace dos semanas, recorren las barriadas habaneras exhibiendo armamentos antimotines y en vehículos militares artillados.

“Es como estar de penitencia: de la escuela directo a la casa y viceversa. Pero es cierto que hay mucha tensión entre las personas que no habíamos visto nunca un despliegue militar en caravanas ni con armas de tanto calibre. Realmente asusta”, comentó Susana, estudiante universitaria y vecina del Cerro.

Los habaneros preguntados consideraron que estos movimientos de las llamadas boinas negras constituyen un acto abiertamente hostil contra toda la población, y no solo un mecanismo para intimidar al sector opositor en la Isla.

Justificar tal despliegue militar con presuntas amenazas de acciones terroristas pagadas por la CIA “es bastante burdo, para no decir que tremendamente cobarde”, señaló Ernesto Ariel Frómeta, trabajador del sector de Salud Pública y vecino de Centro Habana.

“Es el pueblo, y no terroristas invisibles, quien tiene miedo al salir a la calle. Una vez más, el Gobierno tiene que recurrir al invento de invasiones militares fantasmas, a millonarias financiaciones para potenciar a la disidencia o ataques terroristas masivos. ¿Cuántos años llevamos bajo tales mentiras? Sabemos perfectamente solo sirven como pretexto para emplear la violencia contra el pueblo ante cualquier señal de descontento”, fustigó Frómeta.

La manipulación mediática del régimen sobre el Movimiento San Isidro, los centenares de manifestantes del 27N y sus 30 representantes, que optaron por el diálogo con las autoridades del Ministerio de Cultura, no ha pasado desapercibida para una parte significativa de la sociedad civil. Tampoco ha pasado inadvertida la insistente referencia gubernamental —en los medios de prensa controlados por el Partido Comunista— al Artículo 4 de la Constitución cubana, que autoriza el uso de la violencia y las armas.

El mencionado artículo de la Carta Magna expresa que “la defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano. La traición a la patria es el más grave de los crímenes, quien la comete está sujeto a las más severas sanciones. El sistema socialista que refrenda esta Constitución, es irrevocable. Los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución”.

“Que una manifestación de artistas, escritores e intelectuales haya provocado que el Gobierno recurra a una inédita militarización del país y a su discurso belicista, solo puede interpretarse como serio temor a un estallido social”, dijo la licenciada en Ciencias Sociales, y vecina de Nuevo Vedado, Victoria de los Ángeles Madrigal.

“Esas caravanas de boinas negras, fuertemente armados y sobre vehículos artillados patrullando los barrios habaneros, son el verdadero terror, en medio de una situación caotizada por la pandemia de Covid-19 y la escasez de alimentos, medicamentos y productos básicos”, añadió Madrigal, quien tampoco permite a sus dos hijos adolescentes salir a las calles.

“No he escuchado una sola opinión que interprete esta exhibición de fuerza militar como protección para el pueblo. Las personas están atemorizadas, pues nadie sabe con certeza qué puede ser considerado traición o cuáles opiniones críticas podrían ser interpretada como disidencia”.

Conjunto a la militarización de la ciudad, el régimen ha convocado la reactivación de sus llamadas “organizaciones de masa” para el control y la vigilancia social, no solo ante la eventual ocurrencia de protestas populares, sino también ante cualquier expresión de criterios opuestos a las políticas del régimen, tanto en las comunidades como en las redes sociales.

Heriberto Consuegra, jubilado, exmiembro del Partido Comunista y vecino de Boyeros, renunció recientemente al cargo de presidente de su CDR.

“Las organizaciones de masas también están siendo manipuladas con informaciones que no están del todo precisadas, y sin modo alguno de poder contrastarla. No puedo prestarme a la represión y la violencia contra jóvenes artistas que están pidiendo un tema bastante viejo: la libertad de expresión y de hacer su arte”, dijo Consuegra.

“El cuento de que son mercenarios y terroristas financiados desde las 90 millas ya no funciona. Hoy quienes están saliendo a las calles a protestar o a mostrar simpatías y solidaridad a través de las redes sociales no son los opositores, sino la gente común y corriente cansada de un país prometido. Un país que cada día se vuelve más irreal o muy áspero para amarlo”, concluyó.