En La Habana Vieja, el municipio más antiguo de la capital cubana, ocurren en la actualidad dos fenómenos opuestos: por una parte, no amaina la furia constructiva de hoteles de lujo del conglomerado empresarial GAESA, propiedad de los militares cubanos; por otra, no deja de crecer el número de personas que quedan sin vivienda debido a los continuos derrumbes o porque no pueden continuar en edificaciones a punto de colapsar.
Es tal la situación, que los albergues estatales están saturados y el Gobierno ha tenido que abrir oficinas de instituciones estatales para refugiar a los afectados. Mientras, se encuentran en fase de ejecución al menos tres hoteles más en este municipio: Regis, Real Hacienda y Metropolitan.
DIARIO DE CUBA ha podido identificar seis centros estatales de La Habana Vieja donde las autoridades han ubicado de manera temporal y en condiciones improvisadas a ciudadanos que han perdido sus viviendas o podrían perder la vida si continúan en las que tienen
Estos lugares son: La Dirección Municipal de la Vivienda, en la calle Aguiar y Empedrado; la Dirección Municipal de Planificación Física, en Habana 304 entre O’Reilly y San Juan de Dios; la Asamblea Municipal del Poder Popular, en Muralla Nº1 entre Oficios y Avenida del Puerto; la Dirección Integral de Supervisión, en Sol esquina Cuba; el Joven Club de Computación ubicado en la calle O’Reilly esquina Aguiar, y la Casa de Abuelos Callejón de Espada, en Chacón y Habana.
El testimonio de los que han pasado o aún permanecen en esos lugares revela todo tipo de dificultades.
“No teníamos agua, la comida debíamos buscarla lejísimo y siempre era lo mismo, arroz con picadillo y malanga, pero en pésimo estado. Gracias a Dios pude salir de ese lugar, allí no hay condiciones para que nadie esté”, dijo a DIARIO DE CUBA Karila Moya, una mujer de 35 años afectada por el desplome total de su cuarto, en Sol y Compostela, quien estuvo en la Dirección Municipal de la Vivienda con sus cuatro hijos desde el 28 de septiembre hasta el 13 de diciembre.
A lo largo de este año, por la sede de Vivienda Municipal han pasado de manera transitoria decenas de afectados por derrumbes o residentes en edificios en ruinas; entre ellos, cuatro familias de Zulueta 505, otras cuatro de Aguacate 478 y una de Amargura 319.
Al momento de escribir este reporte se encontraban allí dos familias también afectadas por derrumbes.
A finales de julio de este año DIARIO DE CUBA reportó el peligro en que se encontraban ocho familias residentes en Zulueta 505. Después de pasar más de una semana en la calle, el 19 de agosto tres de esas familias solo encontraron acomodo en oficinas de la Dirección de Planificación Física.
“Desde que estamos aquí no ha venido nadie a vernos ni decirnos cuándo saldremos. Dado el tiempo que llevamos, nos hemos ido adaptando, pero aquí no hay condiciones de ningún tipo. El baño y la cocina son colectivos; esto es un centro de trabajo y al principio tuvimos roces con los trabajadores, ya que tuvieron que ceder varias de sus oficinas para nosotros. Al mes de estar aquí el agua se desapareció y si no es por la ayuda de un vecino no tendríamos”, contó Liubis Herrera, una de las personas que “vive” en ese centro estatal.
De igual manera, un derrumbe parcial ocurrido el 1 de octubre en un edificio de 14 familias ubicado en O’Reilly 258 obligó a las autoridades a habilitar un Joven Club de Computación para que varios afectados pudieran dormir. Esto trajo como consecuencia que los servicios de ese centro quedaran prácticamente suspendidos.
“En el Joven Club no tenemos condiciones de ningún tipo, los primeros días hasta tuve que dormir sentada porque no tenía manera de llevar una cama. El servicio sanitario no tiene poceta para bañarse y tampoco hay donde cocinar. Allí solo vamos a dormir porque para todo lo demás debemos regresar a nuestras casas en peligro”, señaló Mirta Díaz, una de las afectadas.
Esta publicación pudo comprobar además que en la Dirección Integral de Supervisión fueron ubicadas finalmente las dos familias de Prado 567 que estuvieron casi 40 días en la calle. En esas oficinas estatales estaban ya otras dos familias, aunque no fue posible precisar desde cuándo.
“No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí. Aunque las condiciones, en sentido general, no son tan malas, el baño es colectivo y muchas de nuestras pertenencias todavía están en nuestras casas. De no haber sido por el cartel que pusimos aún estuviéramos en la calle”, dijo Ricardo Suárez. Se refería a que los vecinos de Prado 567 colocaron un cartel en uno de los balcones del edificio expresando su desesperación.
Por su parte, Hilda Bori lleva cinco largos meses en la sede del Gobierno Municipal de La Habana Vieja. La comida “a veces nos la dan casi cruda, es muy mala, poca y repetitiva”, dijo. “Aparte de eso, no nos han dicho cuándo podremos salir de aquí, ni si hay expectativa de una vivienda para nosotros”, añadió esta mujer, que duerme en el comedor del lugar junto a los otros cuatro miembros de su familia, luego de que su vivienda en la calle Egido se viniera abajo.
Este fenómeno no es exclusivo de La Habana Vieja, pero es en este municipio, debido a la alta incidencia de derrumbes y el número de viejas estructuras en peligro de colapsar, donde las autoridades se han visto obligadas a darle una solución momentánea y sin condiciones a decenas de familias.
Esta publicación ha podido comprobar además que en la sede del Gobierno de Centro Habana y en la Dirección Municipal de la Vivienda de Diez de Octubre también se hallan personas albergadas.
En la primera mitad del año 2019 se contabilizaron más de 750 derrumbes en Cuba. A esto se suma que al menos la mitad de las viviendas del país se encuentra en regular o mal estado, según datos oficiales. |
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