November 14, 2024

Teddy Roosevelt y DONALD trump. Por Hugo J. Byrne/Frank Calzon

Teddy Roosevelt y DONALD trump

Hugo J. Byrne

 

 

  1. D. (Aproximadamente a los 18) Mi caricatura del Donald en una servilleta

 

Aunque me cuadre el derecho inalienable de votar por Donald Trump en noviembre del año próximo, en realidad estaría   votando en contra de cualquier candidato que nomine el Partido de la Acémila. Confieso que no existe para mí un candidato perfecto para la posición de más responsabilidad en esta parte del universo. La perfección no existe en la realidad, pero tratar de perfeccionar nuestra civilización es en sí una meta loable.

 

Todos los verdaderos pensadores de la historia moderna, empezando con Maquiavelo, Marco Aurelio, Kant y Adam Smith, aceptaron que el progreso humano tiene por fuerza que alcanzarse mediante la razón y no con lemas ni actitudes beligerantes que solo generan disturbios y caos.

 

Sin embargo, imaginar es totalmente gratis y hacerlo no es delito alguno. En mi fantasía, el casi perfecto candidato presidencial es una combinación de Donald Trump en política doméstica y Theodore Roosevelt en política exterior. Me explico.

 

Nadie en su sano juicio a menos que alimente intereses subversivos,  puede encontrar mal que el presente índice de desempleo en Estados Unidos sea 3.6%, el más bajo en más de cincuenta años. No solo el desempleo ha bajado de manera espectacular, sino que se ha reducido en empleados de ambos sexos y entre todas las razas y orígenes nacionales.

 

Por supuesto, siempre habrá quien esté inconforme y quien desee ser mantenido parcial o totalmente del sudor ajeno. Hacer protestas contra un sistema de vida que no garantiza estricta igualdad de ingreso y el que como todo lo justo depende del esfuerzo individual, es insano o perversamente interesado. En otras palabras, desear el fracaso de nuestra economía por  aviesas motivaciones políticas, inventar delitos absurdos y abusar la credulidad de los ciudadanos con mentiras nacidas del odio, es simplemente canallesco y traidor.

 

Para aplastar una subversión abierta es imprescindible tener en posición ejecutiva un líder que esté a la altura de las gravísimas circunstancias. Abraham Lincoln encaró resueltamente y contra sus deseos, una subversión abierta. Durante tres sangrientos años luchó por mantener la República y la Constitución. Es demostración palpable de generosidad sin límites que 110,000 soldados de la Unión ofrendaran sus vidas por defender la libertad del resto de la ciudadanía y mantener nuestra república indivisible. Más del 95 % de ellos eran blancos.

 

Ninguno de los otros presidentes a excepción de Washington tuvo que encarar semejante catarsis. Por eso traigo a colación a otros dos, cada uno de ellos dotado con una habilidad especial: Theodore Rossevelt y Donald Trump. El primero demostró que Estados Unidos podía y debía obtener una posición cimera en el concierto mundial y que ello redundaría en paz y progreso para todos. Siempre fue acusado de imperialista y guerrerista, por la izquierda de su tiempo. En realidad fue un pacificador.

 

Cuando tomara las armas, fundando junto al Coronel Wood un Cuerpo Voluntario para ayudar a la independencia de Cuba, lo primero que hizo fue renunciar a su posición como Subsecretario de Marina.  En la Guerra de los Diez Años, después de lograr la Constitución de Jimaguayú, Ignacio Agramonte hizo otro tanto.

 

Como presidente, Roosevelt logró la mediación entre los imperios ruso y japonés, poniendo fin a la terrible guerra entre ambos. Por ello recibió merecidamente el Nóbel de la paz. Ello contrasta con el mismo premio al ex presidente Obama. Todavía no sé por qué lo honraron con él antes de su investidura. ¿Lo sabe el amigo lector? En cuyo caso, ¿me deja saber?

 

Teddy Roosevelt fue el primer presidente de Estados Unidos en viajar al extranjero. Hay una foto de él operando una grúa enorme en la construcción del Canal de Panamá. Siempre he tenido gran dificultad en descifrar a T. Roosevelt, porque no me place su política doméstica, excepto el establecimiento de los parques nacionales. No es lo mismo deshacer monopolios (más que justificado), que antagonizar a los inversionistas, pues son estos el dínamo del progreso humano.

 

Por su parte Trump ha tenido un éxito sin precedentes en el ámbito doméstico. Especialmente en lo que se refiere a la economía, la que progresa de forma espectacular. Es en la política exterior donde hasta hoy no ha alcanzado logros reales.

 

En realidad todo está pareciendo como en la época de las líneas rojas en la arena que trazara Obama. El “Cuartito está igualito”.

 

El dictador totalitario del estado artificial llamado Corea “del Norte” y a quien Trump llamara un día “Rocket Man”, a pesar de dos reuniones “amistosas”, sigue matando de hambre al pueblo y tirando cohetes a diestra y siniestra. Los piojosos y malolientes “santones” del régimen de Irán, siguen gritando “Muerte a América” y apoyando al terrorismo musulmán contra occidente donde quiera que puedan.

 

Los bombarderos del sangriento régimen hereditario de Siria continúan masacrando a infelices, inocentes víctimas entre sus compatriotas.  De ahí es que salió el refrán ridículo de las “líneas rojas en la arena.” En esas masacres tiene Assad el respaldo práctico del antiguo Teniente Coronel de la KGB Vladimir Putin, quien hace y deshace a su antojo en Crimea y amenaza abiertamente a Ucrania. ¿Posible amigo? ¡Pamplinas!

 

Todavía mantenemos relaciones diplomáticas con Castrolandia, a pesar de todo su innegable record de participación en decenas de atentados terroristas contra este país. Incluyendo demandar de los soviéticos la devastación nuclear de Estados Unidos durante la “crisis de misiles” en 1962.

 

El gordo analfabeto Nicolás Maduro permanece en Miraflores en su capacidad de “Capitán General” de la “Metrópoli” de La Habana. Mientras eso ocurre “el Donald” continúa afirmando que todas las posibilidades continúan disponibles.

 

Sé que más de uno pedirá mi cabeza por este ensayo, pero nunca aceptaré vivir en medio de “mucho ruido y pocas nueces”. Prefiero “la tierra de los libres y el hogar de los bravos”

 

Pasadena, mayo 17 del 2019.