‘Esto pinta bastante feo’, crece la preocupación entre los cubanos por el ‘nuevo período especial’
Modesto Suárez es un cubano de 56 años de edad que ha mostrado total y absoluta preocupación por la llegada de lo que muchos consideran ‘un nuevo período especial’ en la isla, aunque otros dicen que el primero jamás se terminó.
“Esto pinta bastante feo. Se están repitiendo las mismas necesidades, cuando no falta una cosa, falta otra. Así mismo empezó aquel Período Especial”, comentó el antillano a una reportera de Cubanet Noticias.
Asimismo, dio una pequeña mirada a la situación que se vivió en la isla allá por el año 1989 cuando, además, le nació una niña. “Ahí fue cuando todo empezó a desmoronarse, hasta mi mujer perdió la sonrisa, las ganas de verse linda”, recuerda con cierta sensiblería. “Yo no quiero, no puedo vivir esa etapa otra vez. Prefiero suicid..me”, sentencia.
“Yo me bañaba con limón, que te quitaba la grasa”, recuerda Modesto. “Se le echaban unas goticas al agua y después te dabas mucho estropajo que se sacaba de unas enredaderas. Mi suegra hacía jabones de nata de leche, que le dejaba un olor malísimo a la ropa, pero resolvía. En esa época se usaba el término de jabón viajero, por eso de que iba del baño para el fregadero. A veces, se cogían las astillas sobrantes, se fundían con agua de lluvia, y se ponían a secar para hacer una masa casera para bañarse. Mucha gente los fabricaba con cebo de carnero y potasa, aquello olía a animal muerto”, relata.
“Hambre, mucha hambre”, recuerdan, al tiempo que explican detalles de una receta que hizo historia: “el picadillo de cáscara de plátano burro”. “Muchacha, eso era un manjar, no te pienses que todo el mundo tenía plátanos para comer”, dice Carmen Santos Ramírez, una anciana que se volvió maga para alimentar a su familia en los años noventa. “A la gente le daban desmayos. En ese tiempo, todo lo que comías era puro engaño. Lo que más recuerdo es tener hambre siempre, mucha hambre”.
“Cuando aquello, se hacían muchos caldos locos, de lo que te encontraras, sin carne, como ahora. El que podía, compraba arroz o harina, que se puso muy cara. Ahora mismo la harina está cara como en aquel tiempo, a diez pesos la libra. A Fidel se le ocurrió lo del plátano microyet, que, en realidad, era un sistema de riego constante para que la mata creciera más. Ahora sí, aquellos plátanos sabían a cartón”, agregó.
“La gente empezó a casarse a tontas y a locas”, prosigue Carmen. “Te daban derecho a un cake, unas cajas de cerveza, dos toallas y una sábana y la reservación para un hotel. Eso se vendía bien. Después, te divorciabas y te volvías a casar. Era un negocio para subsistir”.
Pero, lo que más les preocupa, es lo mucho que se están pareciendo estos tiempos a aquellos.
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