En medio de una crisis por la poca disponibilidad de medicamentos en la red de farmacias de la isla, circula un listado de alternativas con las que se pretende sustituir más de un centenar de fármacos cuya fabricación o entrada al país no se estabilizará al menos en los próximos meses por ser considerados prescindibles.
El documento, que se ha ido difundiendo informalmente en la comunidad médica cubana, se titula “Medicamentos ATC* para el CBM 2019 con alternativas terapéuticas y opciones de la Medicina Natural Tradicional” y recoge los 138 medicamentos, de ellos 16 importados y 122 de producción nacional, que son de baja prioridad.
Tal como han anunciado las autoridades del sector biofarmaceútico cubano, a los llamados fármacos “desplazados”, aquellos que el país no elaborará o comprará más en lo adelante, se unen esos 138 medicamentos, en los que “no hay ninguno de tarjeta de control”.
Actualmente dentro de los 757 medicamentos (casi todos hechos en Cuba) que componen el Cuadro Básico de Medicamentos (CBM) hay 619 medicamentos prioritarios, “que no pueden faltar”, y esos 138, que “en algún momento pudiéramos no tener”.
Sin embargo, las mismas fuentes oficiales han dicho que no pueden asegurar que en lo adelante no vayan a existir afectaciones puntuales de algunos medicamentos fuera de la lista de los 138.
De acuerdo con la ama de casa Yamila, quien vive en Alamar, “es como si estuviéramos leyendo un cuento de ficción cuando vemos lo que dicen los directivos. La realidad de las farmacias es muy diferente a la que ellos pintan. Se pierden los medicamentos que los revendedores siempre tienen, porque no existe un sistema que controle lo que se distribuye y lo que realmente llega a la farmacia. Además, hay desconocimiento y desinformación. Los farmacéuticos no te explican qué falta y qué se puede tomar que tenga el mismo efecto”.
Desde la óptica de Roberto, de 58 años, que pasa madrugadas enteras haciendo cola en la farmacia de su barrio cada vez que entran los medicamentos, “la presencia de algunos medicamentos es muy inestable. Hay que estar al acecho y, aunque uno no quiera, acaparar medicinas porque hay algunas que llegan hoy y que después se pierden durante semanas o meses.
“Por ejemplo, el Ibuprofeno y el Nitrazepam, que es lo que tomo para los dolores musculares y los nervios, respectivamente, están perdidos y se comenta que es difícil que vuelvan a aparecer.
“Ahora la moda es la medicina natural, que yo sé que tiene sus méritos, pero en este momento hay que usarla obligatoriamente porque no hay más nada y, como decimos los viejos, a falta de pan, casabe”, asegura.
Del mismo modo, explica una farmacéutica de Marianao, que tiene el listado de los 138 medicamentos porque un cliente se lo trajo, que “a él se lo dio en formato digital un médico amigo suyo y a mí me ha ayudado mucho tener las fotos en el teléfono porque tengo cómo orientar mejor a la población.
“Es una lástima que todavía no lo hayan hecho público para que los enfermos y sus familiares sepan qué hacer en el futuro. Son momentos difíciles, sobre todo para los pacientes que ya están acostumbrados a tomar un medicamento y ahora tienen que adaptarse a otras alternativas”, afirma la especialista de 45 años.
También hay algunos medicamentos como los sueros, la dipirona y la aspirina de los que se producirá una sola de las varias dosis que antes se hacían, con el fin de “concentrar los recursos y las capacidades productivas”.
Si bien la mayor falta de medicamentos de los últimos tres años se tuvo casi al concluir el 2016, cuando faltaron 103 fármacos, y la menor se dio en diciembre de 2018, cuando lo hicieron 37, en lo que va de 2019 la situación ha vuelto a hacerse crítica.
A tenor con los directivos, la causa fundamental de la afectación ha sido el déficit de materias primas, en el que han influido las dificultades financieras y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense. De ahí que Cuba no haya podido pagarles a sus proveedores habituales y que éstos hayan dejado de ser sus suministradores.
Otra de las razones por las que el país no ha podido mantener la tendencia a la disminución de las faltas de medicamentos que tuvo en 2017 y 2018, ha sido el cierre de plantas productoras chinas por problemas de contaminación ambiental.
El 53% de los productos más consumidos del CBM se concentra en 12 medicamentos, que se relacionan mayormente con enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes. Algunos de ellos son el Enalapril, el Captopril, el Amlodipino, el Salbutamol y la Metformina.
En palabras de un usuario de Cubadebate, la situación es mucho más compleja de lo que se plantea. “En la calle para conseguir medicamentos es una aventura. Y medicamentos muy críticos para controlar la presión o para problemas del corazón no se consiguen fácilmente. El colmo es que en una consulta a la que va un familiar mío el médico que lo atiende es el que le dice en qué casa hay medicamentos vendidos por particulares, porque en las farmacias no se consiguen”.
Otro forista del mismo sitio web indica que “con razón la demanda de los medicamentos para la presión se duplicó para este año, no digo yo; con la escasez de todo que tenemos. Si trabajáramos más en producir alimentos sanos y eliminar intermediarios el precio de la comida pudiera ser más asequible al bolsillo del cubano de a pie y pudiéramos tener una vida más sana y con más calidad. Pero no, aquí se vive con el ‘estresómetro’ al 100 todo el tiempo”.
*Las siglas ATC responden al sistema europeo de clasificación de sustancias farmacéuticas para uso humano, según el cual a cada fármaco le corresponde un código ATC, que aparece junto al resumen de las características del producto en la ficha técnica del medicamento.
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