November 14, 2024

‘No he dejado nunca de sentirme indignado ante el desconocimiento de lo que sucede en Cuba’ Pedro Corzo, exprisionero político, habla del Instituto de la Memoria Histórica Cuba contra el Totalitarismo, que cofundó y dirige.

‘No he dejado nunca de sentirme indignado ante el desconocimiento de lo que sucede en Cuba’

Pedro Corzo, exprisionero político, habla del Instituto de la Memoria Histórica Cuba contra el Totalitarismo, que cofundó y dirige.

YUSIMÍ RODRÍGUEZ LÓPEZ
Madrid 
Pedro Corzo.
Pedro Corzo. ALEXISORTIZ.COM

Grupúsculos. De las palabras usadas por el fallecido expresidente cubano, Fidel Castro, y los medios oficiales cubanos para referirse a quienes se oponían a la llamada revolución, esa es la que más resuena en mi mente. Un término peyorativo, cuya mayor eficacia radica en crear la impresión de que el número de personas descontentas con el régimen, o al menos el de personas capaces de enfrentársele, ha sido despreciable (tanto en cantidad como en calidad humana). Fácil, por tanto, de derrotar.

Sin dudas, ningún intento, violento o pacífico, de lograr un cambio democrático en Cuba, ha tenido éxito. Pero tenemos el derecho de conocer, de primera mano, las acciones, motivaciones y sacrificios de quienes se han enfrentado al régimen cubano durante seis décadas. Para garantizarles el lugar que merecen en la historia de Cuba y rescatarlos del olvido y el descrédito, trabaja el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo, que cumple 20 años el 29 de septiembre.

A propósito de lo que describe como “una importante herramienta para difundir la verdad”, conversa con DIARIO DE CUBA el periodista, escritor y exprisionero político Pedro Corzo, cofundador y director del Instituto, cuya labor siempre describe como un trabajo de equipo.

Corzo estuvo preso en el Presidio Modelo de Isla de Pinos durante ocho años, por conspirar contra el régimen de Castro desde el mismo 1959. Realizó actividades “contra lo que la dictadura llama Poderes del Estado”, ayudó a grupos insurgentes que operaban en las montañas, trabajó en la lucha clandestina y dirigó un tabloide contrario a la dictadura. Hoy solo lamenta no haber podido hacer más.

A diferencia de muchas personas que en los inicios fueron partidarios de la revolución, usted nunca simpatizó con esta.

Cuando triunfó la insurrección el 1 de enero de 1959 había acabado de cumplir 15 años. Nunca simpatice con el régimen de Fulgencio Batista, el golpe militar que comandó no tiene justificación y fue, mi opinión, el caldo de cultivo que necesitaban los oportunistas como Fidel Castro para asumir el control de la Republica y destruirla.

Considero que el año 1959 ha sido el más nefasto de la historia de Cuba, lamentablemente la población y su clase dirigente no vieron o no quisieron ver que en esos primeros meses se establecieron las bases para imponer una dictadura totalitaria con proyección imperialista.

Por ejemplo, no se restableció la Constitución de 1940 como se había prometido, se efectuó un doble juicio a los pilotos aviadores, se fusiló a centenares de personas sin respetar el debido proceso y se destituyó al presidente Manuel Urrutia por un golpe militar dirigido por Fidel Castro.

¿Por qué, pese a todas las personas que conoció antes de entrar en el presidio, y durante su estancia allí, y su experiencia como conspirador desde los primeros años de la revolución, no fue hasta 1999 que fundó el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el totalitarismo?

Quizás me faltó compresión de la dimensión de la tragedia cubana, siempre me ha atraído la historia y no he dejado nunca de sentirme indignado ante el desconocimiento de lo que sucede y ha sucedido en Cuba. Creo que el Instituto será una herramienta útil para difundir la verdad y para mostrarle a los crédulos del castrismo cuán grande ha sido el daño a la nación causado por la dictadura.

No voy a preguntarle por los logros del Instituto durante estos 20 años de trabajo, porque sé que acumula 19 libros (última cifra que vi en una de sus entrevistas con José Antonio Albertini), al menos, 13 documentales y más de cien conferencias. Quiero saber qué ha sido lo más difícil a la hora de realizar esta labor.

Ya tenemos 20 libros, el más reciente se llama La extinción de la República. También acabamos de imprimir un calendario histórico para el 2020. Considero que lo más difícil ha sido romper el silencio de algunos hombres y mujeres que combatieron el castrismo. En su mayoría son personas muy modestas, les apena hablar de ellos mismos. Además, creen que sus actividades no merecen ser recogidas en libros o documentales.

Al final de una conferencia suya sobre el adoctrinamiento en las escuelas cubanas, usted cita varias frases de Ernesto Guevara. Menciono una de ellas: “El camino pacífico está eliminado y la violencia es inevitable. Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación, aunque sea a costa de millones de víctimas atómicas”. Compartiendo ese rechazo por la figura y la ideología de Ernesto Guevara, le pregunto si no era esa mentalidad la que había tras las acciones de Posada Carriles y otros cubanos que llevaron a cabo actos violentos para liberar a Cuba del castrismo. Porque me llamó la atención que se refiriese a él como un patriota en una de sus entrevistas con Albertini. Y conozco muchas personas dentro de la oposición cubana que no se identifican en lo absoluto con Luis Posada Carriles.

Ernesto Guevara era un asesino en serie, fue un individuo particularmente cruel y despiadado. Puedo decir que fue una especie de teórico de la violencia, la justificaba y la aplicaba. Hay que tener presente que fue uno de los negociadores del establecimiento en Cuba de cohetes con capacidad nuclear. Recordemos sus declaraciones ante Naciones Unidas sobre los fusilamientos en Cuba y otras frases suyas, como esa que citas.

Luis Posada Carriles y Orlando Bosch recurrieron a la violencia para luchar contra una dictadura. La generación de la que formo parte también lo hizo. Ten presente que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU avala el derecho a la rebelión. La violencia que se practicó contra el régimen castrista estaba enmarcada en ese postulado. En mi opinión Luis Posada Castrista era un patriota, todas las acusaciones en su contra provienen de un régimen que miente sistemáticamente y practica el descrédito de sus enemigos como si fuera una religión.

En la misma entrevista con Albertini usted se refiere a Camilo Cienfuegos como un canalla. Es la primera vez que escucho ese calificativo para referirse a él. De hecho, muchas personas, entre ellas, Dariel Alarcón Sánchez (Benigno) en Memorias de un soldado, aseguran que su desaparición física fue provocada por Raúl Castro. ¿En qué se basa usted para llamarlo canalla?

Hay testimonios de personas que le conocieron que estuvo involucrado directamente en ejecuciones sumarias, independiente de qué aceptó hasta el día de su muerte todas las vesanias de la dictadura. El que fuera un personaje simpático para algunos no lo exculpa de haber sido uno de los pilares del totalitarismo castrista.

En otra entrevista con Albertini, usted afirma que el pueblo cubano es el mayor culpable de la permanencia de la dictadura en el poder. ¿Esa afirmación no contradice lo que muestra el trabajo del Instituto durante estos 20 años: que el pueblo cubano se ha enfrentado a la dictadura?

No, un sector del pueblo de Cuba ha luchado incansablemente y a todo riesgo por su libertad, pero la mayoría ha guardado un silencio cómplice, en el mejor de los casos. Respeto profundamente a los que han luchado en cualquier etapa en base a sus convicciones, pero no a los cómplices, no a los renegados que después de participar en abusos abandonaron el régimen sin haber intentado enmendar sus injusticias. El régimen ha durado y expoliado a la nación por la complicidad de muchos de nuestros compatriotas, y eso no debemos justificarlo nunca.

¿Qué le queda por lograr al Instituto de la Memoria Cubana contra el Totalitarismo? ¿Qué nuevos retos tiene por delante?

Falta mucho, en estos 20 años se ha trabajado duro, con mucha dedicación y esfuerzos personales. Parto de la premisa de que las investigaciones realizadas y sus resultados han sido desarrolladas por personas que han aprendido sobre la marcha. Han desarrollado el trabajo en su tiempo libre. El Instituto no cuenta con personas trabajando a tiempo completo. Estamos satisfechos, pero falta mucho.

Nuestro principal objetivo es continuar las investigaciones en Cuba cuando eso sea posible. Ir a los lugares, rendir tributo a nuestros mártires, procurando que su memoria sea recordada.