Habría que ver cuántos cubanos en la Isla saben que, desde que en 1980 se disparó el proceso de globalización liberal capitalista, la pobreza a nivel mundial ha disminuido más que nunca antes en toda la historia de la humanidad. Exactamente lo contrario de lo que dicen Granma, Juventud Rebelde, Cubadebate, la televisión, la radio y todos los medios estatales castristas.
Menos aún sabrán que el salario mínimo hoy en Cuba es la cuarta parte del de Haití, y que el sueldo promedio también es muy inferior al haitiano. Si a alguien en El Vedado le dicen eso creerá que es una broma, una “pullita” al régimen.
No lo es. En junio de 2019 en Cuba el sueldo mínimo fue aumentado a 16.6 dólares mensuales (400 pesos cubanos), y en Haití es de 65 dólares mensuales (6.539 gourdes, en marzo de 2019) según Le Moniteur Journal Officiel de la Republique d’Haiti. En tanto, el salario cubano promedio es de 44 dólares mensuales. El haitiano es casi el doble.
En el Chile “neoliberal” el salario mínimo es de 423 dólares, y en los otros países de violentas protestas anticapitalistas estimuladas por La Habana los salarios mínimos son de 394 dólares en Ecuador, 279 dólares en Perú y 265 dólares en Colombia. En países pobres como Nicaragua o El Salvador, son 122 dólares y 203 dólares respectivamente. Todas estas son estadísticas oficiales.
Y pensar que hace 61 años Cuba se ubicaba entre los países con más altos sueldos en el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 1958 los trabajadores industriales cubanos ganaban seis dólares diarios (en ocho horas).Era el octavo sueldo más alto del planeta, detrás de EEUU (16.80), Canadá (11,73), Suecia (8.10), Suiza (8.00), Nueva Zelanda (6.72), Dinamarca (6.46), y Noruega (6.10).
O sea, el obrero cubano hace seis décadas ganaba 130 dólares mensuales, equivalentes a 1.150 dólares de hoy. Ganaba con la burguesía 26 veces más que ahora, “liberado” por la revolución castrista.
Mientras la pobreza en el planeta disminuye, en Cuba aumenta. Ello revela la “superioridad” del socialismo. La Universidad de Oxford (Gran Bretaña) reveló en un estudio que desde la década de los 90 cada día unas 138.000 personas dejan de ser pobres en el mundo. El Banco Mundial (BM) mostró que en 1980 el 44% de los habitantes de la Tierra vivía en la más absoluta pobreza, y que en 2015 la cifra había bajado al 10%.
Desde 1980 se están registrando los datos más alentadores de la historia con respecto a la reducción de la pobreza. De acuerdo con el BM, entre 1990 y 2015 un total de 1.114 millones de personas dejaron de vivir en la pobreza extrema. En 1990 la cifra era de 1.850 millones de personas las que vivían con menos de 1.90?dólares al día, y en 2015 era de 736 millones.
El sociólogo noruego Johan Norberg, en su libro Progreso, explica que el avance que la humanidad ha experimentado en las últimas décadas no tiene precedentes. En 1820, hace 200 años, el 94% de la población mundial era pobre, y hoy ese porcentaje es de un 9,6%. Estas estadísticas coinciden con el desarrollo del capitalismo y no tienen comparación con los siglos anteriores, pues el nivel de pobreza apenas varió durante milenios.
Nunca antes se había reducido tanto la pobreza como en los últimos 40 años. Y eso pese a que en esas cuatro décadas la población mundial aumentó en 3.307 millones de personas, según la ONU.
No obstante, la cantidad de gente muy pobre en el mundo sigue siendo muy alta, sobre todo en el África subsahariana. Solo Etiopía y Nigeria tienen una población conjunta de 316 millones de habitantes en su inmensa mayoría pobre. Y entre Bangladesh y Paquistán suman 420 millones de habitantes. Pero sin duda hay cada vez menos personas en la pobreza extrema.
No hay mayor explotación que la marxista
Los propagandistas del régimen arguyen que la regla del BM de 1.90 dólares diarios para identificar la pobreza extrema no se puede aplicar en Cuba porque los trabajadores reciben beneficios del Estado en materia de vivienda gratuita o casi gratuita, ciertos alimentos por la “libreta”, educación, atención médica. Falso, son pagados por los propios trabajadores.
No hay nada en el mundo moderno que exprima más a un trabajador que el socialismo. El Estado, al pagar salarios extremadamente bajos, les confisca a los trabajadores gran parte del valor creado por ellos para satisfacer las necesidades de ellos y sus familias.
A la luz de El Capital de Marx, el Estado castrista se queda no solo con la plusvalía creada por el trabajador en el “tiempo de trabajo adicional” de la jornada laboral, sino con buena parte del valor creado en el tiempo de “trabajo socialmente necesario” en el que el trabajador genera valores para mantenerse a sí mismo, y que debe recibir íntegramente en forma de salario. Además, el economista Carmelo Mesa-Lago calculó que el salario medio nominal en el sector estatal cubano, ajustado a la inflación, en 2015 estaba un 62% por debajo de 1989. Es decir, el trabajador cubano vio reducirse en casi dos tercios su salario.
Y hoy debe ser más bajo. Con la escasez causada por la crisis suben los precios y el dinero “rinde menos”.
Hoy el salario real (poder adquisitivo) de los cubanos es probablemente la cuarta o la quinta parte de el de hace 30 años, algo único en el planeta. Los aumentos de salarios decretados en julio de 2019 son devorados a diario por la inflación.
Uno de cada tres trabadores no tiene empleo
Un flagelo que agrava la pobreza en Cuba es el desempleo. El régimen siempre miente en sus estadísticas, pero en materia de desempleo bota la pelota. El 24 de abril de 2019, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita González, dijo sin sonrojarse que la tasa de desempleo en Cuba era de 1,7%, una cifra que significa más que pleno empleo y coloca a Cuba con un índice de desempleo más bajo que la República Checa (1,9 %), Japón (2,2%) , Suiza (2,6%) , Alemania (3,1 %), Hungría (3,4%), Estados Unidos (3,6%), Noruega y Corea del Sur con 3,7%, los más bajos del mundo en 2019.
Pero para decir mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado. Según estadísticas publicadas en forma dispersa por diferentes medios oficiales, en junio de 2018 había en Cuba 6,2 millones de cubanos en edad laboral y 1,7 millones de ellos no trabajaban ni estudiaban. Eso arrojaba una tasa de desempleo técnico de 27%. Hoy, con el empeoramiento de la crisis económica, posiblemente sobrepasa el 30%, y puede que esté tocando el 33%.
Basta ver las imágenes que llegan de la Isla. En pleno día, parques y calles están repletos de hombres y mujeres en edad laboral que conversan y hacen cuentos. No tienen empleo y se dedican a “inventar”, por las buenas o por las malas, para sobrevivir. Una manifestación de las personas sin empleo en Cuba sería más impresionante que cualquiera otra cosa.
Un capítulo dramático de la pobreza es el de los jubilados y desamparados. Con pensiones equivalentes a 12 dólares mensuales como promedio, cada vez son más los que viven en la absoluta miseria. Casi harapientos, demacrados por el hambre, venden cualquier cosa por las calles, hurgan en latones de basura, piden limosna.
El castrismo destruyó la economía que antes de 1959 era una de las punteras de América Latina, con un ingreso per cápita que duplicaba al de España. Ahora, ya con el barco haciendo aguas por la inviabilidad socialista y la crisis en Venezuela, Raúl Castro se sigue negando a liberar las fuerzas productivas.
Por supuesto, él y su familia, y el alto mando “revolucionario” viven como ricos. Solo que ellos no producen las riquezas de que disfrutan, se las expropian al cada vez más empobrecido pueblo cubano. |
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