December 28, 2024

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La difícil tarea de ser emprendedor en Cuba

Posted: 06 Nov 2019 12:05 AM PST

Elías Amor Bravo, economista
No dan descanso a los emprendedores. El régimen no quiere que la actividad económica independiente florezca en Cuba, ni siquiera en momentos especialmente críticos como el actual, en el que la productividad del sector privado es claramente superior a la del sector presupuestado bajo control comunista. La Gaceta Oficial ha publicado una serie de nuevas medidas para continuar limitando, controlando y reprimiendo la actividad empresarial en Cuba.
Granma dice al respecto que la concreción de estas normas se negoció finales de 2018 con trabajadores por cuenta propia. También se recibieron las opiniones y sugerencias de la población y aluden también a cartas recibidas en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Precaución. Ya sabemos como funcionan estas cosas en Cuba, se piensa que una “asamblea de varios vecinos de una determinada cuadra” puede servir para conformar un órgano de representación democrática. El ámbito de la opinión pública en Cuba queda muy lejos de lo que conocemos en el resto del mundo.
Y Granma señala que estas medidas tienen como objetivo “incorporar nuevas actividades, compactar y perfeccionar el alcance de algunas y simplificar trámites”. Justo en un momento especialmente difícil, en el que la economía se precipita hacia una profunda recesión, como consecuencia de la reducción de suministros de petróleo a bajo precio procedentes de Venezuela y el impacto de un menor crecimiento mundial sobre la actividad interna. Un momento de especial dificultad que no se presta para este tipo de políticas.
En concreto, se aprueban seis nuevas actividades para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, a saber, operador y/o arrendador de equipamiento para la producción artística, agente de selección de elenco (casting), y auxiliar de producción artística. Nadie sabe qué sentido tiene ir aprobando a cuenta gotas ocupaciones que, en general, ya se vienen realizando en el ámbito de la economía informal o de forma independiente, y por qué, de una vez por todas, no se liberaliza este procedimiento anacrónico e intervencionista, que determina quién y en qué se puede dedicar alguien en Cuba a la actividad privada. En concreto, estas ocupaciones pertenecientes al ámbito cultural representan una pequeña fracción de todo el empleo asociado a este sector, que tiene en Cuba unas potencialidades importantes.
De igual modo, se aprueba la actividad de traductor e intérprete certificado. Interesante. Una actividad que se encuentra cuestionada en numerosos países por las modernas tecnologías de la información (dispositivos electrónicos integrados en el oído externo) que pueden generar la destrucción de empleo en este sector, que se tiene que ir adaptando más a la mediación cultural que a labores administrativas. Una vez más, y como viene ocurriendo en los últimos 60 años, el régimen comunista de Cuba cada vez que mueve ficha se sitúa en la retaguardia de la actividad económica mundial.
Finalmente, se aprueba la actividad de pescador comercial y la de productor-vendedor de productos alimenticios, que incluye la elaboración y venta de embutidos, ahumados, conservas y similares. Al parecer, se les había olvidado en alguna aprobación anterior. Les encanta tener la sartén por el mango.
Al tiempo que se aprueban estas actividades, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social anunció una“nueva regulación orientada a unificar actividades y modificar el alcance de las que son afines” lo que permite, según dicen, aumentar “la gama de servicios, que pueden brindarse con la misma autorización”.
Varios ejemplos; a partir de ahora, “se integran las actividades de artesano, talabartero, productor, vendedor de calzado, además se incorpora el vendedor de flores artificiales, práctica actualmente integrada a la de florista. De igual modo, en la actividad de cerrajero se puede ejercer la cerrajería electrónica y en el caso del aguador se permite la venta de hielo”.
Una vez más, hay que insistir en lo mismo, ¿por qué no se deja a los trabajadores por cuenta propia libertad para establecer las asociaciones y colaboraciones que les resulten más interesantes y rentables para sus negocios? ¿Qué hace el estado comunista interviniendo y autorizando procesos como los descritos y otros tantos que se incluyen en la norma publicada en la Gaceta oficial? Lo que no entienden los dirigentes cubanos es que tan pronto como estas “autorizaciones” se aprueban, ya están apareciendo demandas para otras. La razón es muy sencilla: el mercado, la libre empresa independiente va mucho más rápido que el estado paquidermo burocrático creado en Cuba por Fidel Castro y ahora gestionado por sus herederos.
La libertad económica no requiere que el estado diga si los chapisteros pueden ser independientes o no de los transportistas, o si los reparadores de equipos mecánicos tienen que ser o no electricistas al mismo tiempo, y los decoradores organizar fiestas de cumpleaños. Llegar a estos niveles en el control de la actividad económica no es otra cosa que mostrar la desconfianza que tiene el régimen comunista en la libre empresa y el trabajo independiente de los cubanos. En definitiva, el miedo a que la economía adquiera unas dimensiones suficientes para plantar cara al poder político comunista y exigir concesiones, como ocurre en los países democráticos y libres.
Manteniendo el trabajo por cuenta propia bajo control, el último dato oficial se sitúa en 617.974 personas, poco más del 12% de la población ocupada del país, el régimen se asegura un papel dominante en la economía y la sociedad, que es la nota dominante del castrismo.
Las normas publicadas igualmente incorporan referencias a las vacaciones que el cuentapropista puede designar al trabajador contratado y se fijan plazos para salidas al exterior (cuando no se aplican las “regulaciones”, y se prohíbe el ejercicio de dicho derecho recogido en la constitución castrista), limitando la contratación del cónyuge, ni los familiares de primer y segundo grado de consanguinidad (hijos, padres, hermanos, nietos y abuelos), ni los parientes de primer grado de afinidad (yerno, nuera, suegros). Y lo más sorprendente, una autorización a la comercialización por los trabajadores independientes del resultado de su trabajo. Increíble.
Se han establecido regulaciones para las relaciones contractuales entre los trabajadores por cuenta propia y las cooperativas no agropecuarias con las personas jurídicas, que se podrán financiar en las dos monedas en circulación. Medidas que quieren fomentar el encadenamiento productivo de los diferentes actores económicos. Si ello es así, no sería necesario regular nada, y una liberalización en profundidad de estos acuerdos permitiría a los agentes privados desarrollar las fórmulas más adecuadas a sus intereses y necesidades.
Finalmente, se aprobaron determinados aspectos tributarios y fiscales que tratan, lógicamente, de obtener más ingresos por el ejercicio de la actividad privada independiente, lo que limita su crecimiento y consolidación.
Nada nuevo bajo el sol. Desde el despegue inicial en 2007 del trabajo por cuenta propia, su dinámica posterior ha sido renqueante y dubitativa por parte del gobierno. Estas medidas lo vienen a confirmar. En vez de liberalizar el sector, respetando los derechos humanos económicos de los cubanos, y dar una organización moderna y eficiente al trabajo independiente y a los emprendedores, similar a la de otros países del mundo, el régimen se empeña en mantener el control con el “palo y la zanahoria”. Luego dicen que el problema es el bloqueo o el embargo, pero ni ellos se lo creen.