Remolcador 13 de marzo
En el fondo del mar
yacen postrados, ángeles tristes,
que con dolor nos miran;
y las estrellas de la noche
no titilan para el cubano,
en el mar desesperado.
Diez niños de los brazos arrancados,
por torrentes de aguas asesinas.
Una ola feroz se arremolina,
¡Horror!; El cuerpo de un bebé emerge.
¿Ahogado?
La madre con un grito desolado,
estrecha a su hijo, muerto, en su regazo.
Se hundió el Remolcador, 13 de marzo,
en medio de la huida clandestina.
La mortaja de mi pueblo,
es la espuma coralina.
El crimen eterniza los segundos.
¡No!, no, se adormece el mar en lo profundo.
La noche del balsero no termina.
Autora: Martha Liset Sánchez Solís
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