Este martes han comenzado los vueltos en CUP en el Centro Comercial Almendares, perteneciente a la Corporación CIMEX, y en el Centro Comercial 5ta. y 42, de la Cadena Tiendas Caribe, los dos establecimientos elegidos por el régimen castrista, para el experimento que se anunció días atrás por el Banco Central, y que parece quiere ir provocando la progresiva desaparición del CUC, la moneda de Fidel Castro. De todo ello, da buena cuenta Granma.
En los dos comercios, razonablemente bien surtidos a diferencia de las empobrecidas bodegas del Estado, se mantendrán las operaciones en CUC y CUP, pero el vuelto se entregará exclusivamente en CUP. Una decisión controvertida que admite numerosas interpretaciones.
¿Alguien se ha detenido a pensar lo que puede ocurrir si un ciudadano se niega a recibir el vuelto en CUP, y lo pide en CUC? ¿Será detenido y acusado de contrarrevolucionario? ¿Estamos ante un nuevo predelito comunista en ciernes? ¿Aceptará pacíficamente la población este experimento?
Son muchas las dudas. De momento, algunos consumidores ya han expresado su rechazo a la medida. Granma ha recogido algunas opiniones que afirman preferir el vuelto en CUC si se paga con esa moneda. Natural. ¿Por qué motivo hay que recibir en una moneda distinta el vuelto? Lo normal es que la devolución se realice en la misma moneda, respetando el precio establecido por el comercio.
Muchos cubanos, seguro, no van a entender esta medida. Otros, sin embargo, también según Granma, ven positiva la medida, básicamente porque dicen “da respuesta a una demanda de la población, ante los reiterados contratiempos con los cambios en CUC”.
El CUC se ha depreciado en los últimos meses pero las razones son muy distintas de las que llevan a su desaparición vía transacciones comerciales.
Desde 2014, cuando se autorizó el pago en CUP en el comercio minorista que opera en CUC, según Granma, “la población se había mostrado interesada en recibir los cambios (vueltos) en CUP”. Desconozco quién o quiénes podrían tener este interés. Las autoridades decidieron, en tales condiciones, “y como parte de las medidas de ordenamiento monetario, que lleva a cabo el país, iniciar el experimento de los cambios en pesos cubanos (CUP)”, de momento en solo dos unidades de dicha red de comercio minorista.
También se ha anunciado una evaluación antes de implementar la extensión progresiva a otros establecimientos comerciales de La Habana y las demás provincias, lo que parece decidido de antemano por las autoridades.
La medida es bastante burda, desde el punto de vista técnico, si con ello se pretende implementar la unificación monetaria en Cuba. Lo normal sería establecer una fecha para la desaparición de la moneda que se pretende eliminar, y establecer un cambio definitivo fijo, que responda a la situación económica de los fundamentales de la economía sometidos a control.
De este modo, los agentes económicos podrían anticipar, con la necesaria transparencia informativa, las mejores estrategias con sus tenencias de las dos monedas. Y adoptar las decisiones más informadas a partir de la actuación de las autoridades.
Por medio de la vía aprobada por el régimen, en la que, al parecer, venía trabajando el Ministerio de Finanzas, con las tiendas de la Corporación CIMEX y la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de Murillo y también el BCC, la progresiva desaparición del CUC se pretende lograr a través de las transacciones que se realizan por la población, acostumbrada a operar con las dos monedas.
Las autoridades afirman que la “etapa inicial en dos unidades monetarias permitirá comprobar todo lo diseñado, en particular las programaciones de los sistemas automatizados, las cajas y el flujo operacional de los establecimientos. Y, una vez validados los mecanismos, emprender la ampliación”. Burocracia y control. Además, se pretende completar este programa en el primer trimestre de 2020, “porque es en estas unidades, a donde acude la mayor parte de los clientes y donde hay más ofertas de productos y servicios, sobre todo de línea económica”.
De modo que en las tiendas, se pretende mantener las operaciones en CUC y CUP, así como los demás medios de pago aprobados en la red, dígase las tarjetas magnéticas. Además, la tasa de cambio será la misma establecida para estos comercios. Lo novedoso está en el cambio.
Y aquí es donde viene el lío. Y surgen más dudas que harán muy difícil y complicado el proceso. ¿Habrá suficientes CUP para el vuelto? No conviene olvidar que la tasa de cambio está fija en 1 por 24, así que una transacción que cueste 7CUC y se pague con un billete de 10CUC supondrá para el consumidor recibir la friolera de 72CUP, el 10% del salario medio mensual que se cobra en Cuba.
Un problema fácil de anticipar es cuando el establecimiento no tiene suficiente CUP para efectuar el vuelto, y entonces ¿puede realizar una parte del vuelto en CUP y el resto en CUC, o esto no será autorizado? ¿Qué ocurrirá al consumidor cuando no haya suficiente CUP para el vuelto y sea obligatorio recibirlo en esa moneda? ¿Tal vez se verá obligado a volver otro día? ¿Y qué le firmará el establecimiento como compensación, quizás un pagaré?
En todo caso, si como dicen las autoridades, “se ha confirmado que no existe ninguna dificultad y se cuenta con los fondos necesarios para el arranque, así como para su reaprovisionamiento”, para añadir que “la Empresa de Servicios Especializados de Protección S.A. asegura la disponibilidad de CUP en todas sus denominaciones, incluida la fraccionaria”, pues el Banco Central de Cuba tendrá que emitir papel moneda en abundancia, papel moneda en CUP, que es la moneda que se espera sobreviva.
¿Sabe algún dirigente del régimen los efectos negativos que tiene la emisión desproporcionada de papel moneda sobre los precios de una economía? Igual acaban con el CUP antes de que desaparezca el CUC y al final los cubanos se darán cuenta que la única moneda que ofrece garantías es el dólar. Hacia eso vamos.
Y qué me dicen de la contabilidad a final del día. Los empleados se van a acordar, y no para bien, de las autoridades cuando tengan que revisar una o dos o tres veces el arqueo de caja al final de la jornada, que se tendrá que realizar en las dos monedas que respaldan transacciones mixtas, eliminando las operaciones con tarjeta.
Lo siento, esto no se ha visto en ninguna economía del mundo. Por mucho que digan que han “cambiado la programación de las cajas registradoras y de los sistemas automatizados de registro y control”, el lío se va a producir, seguro. No lo dirán, pero lo habrá. Para empezar, me parece lamentable que expongan en tablas “las equivalencias entre el CUC y el CUP, desde las monedas fraccionarias hasta los billetes” para consulta por los consumidores, ¿no sería más fácil regalar a los clientes unas calculadoras pequeñas para facilitar los cálculos de las conversiones?
Creo que sobra oportunismo e improvisación en estas actuaciones del régimen. Una auténtica majadería comunista más. No se ha calibrado las consecuencias que tendrá para la gestión de los establecimientos, las necesidades de los consumidores, la circulación de papel moneda, el control monetario. En suma, la peor decisión en el peor momento. Otra política económica es posible en Cuba.
Este texto apareció originalmente en el blog Cubaeconomía. Se reproduce con autorización del autor. |
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