November 14, 2024

A tres años del fin de “Pies secos, pies mojados”: “Los cubanos están saliendo por todas partes” La desaparición de los beneficios contemplados en el decreto “Pies secos, pies mojados” no ha sido suficiente para detener la inmigración ilegal

A tres años del fin de “Pies secos, pies mojados”: “Los cubanos están saliendo por todas partes”

La desaparición de los beneficios contemplados en el decreto “Pies secos, pies mojados” no ha sido suficiente para detener la inmigración ilegal

ANA LEÓN Y AUGUSTO CÉSAR SAN MARTÍN

DOMINGO, 12 DE ENERO, 2020 | 6:00 AM

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LA HABANA, Cuba. – Cuando en enero de 2017 el presidente Barack Obama decidió eliminar la política de “Pies secos, pies mojados”, el cielo pareció desplomarse, con todo su peso, sobre los cubanos que vivían en la Isla y tenían la intención de emigrar apenas las circunstancias les fueran propicias. La ley de marras permitía adquirir residencia legal a cualquier cubano que pisara suelo estadounidense, ya fuera por tierra, o por mar.

El mismo día en que fuera anunciada la derogación, el equipo de CubaNet entrevistó a varios ciudadanos, quienes coincidieron en que la decisión de Obama, una semana antes de concluir su segundo mandato, había tronchado a los cubanos la posibilidad de abrirse camino hacia un futuro mejor. A pesar del objetivo planteado por el demócrata, de disminuir la inmigración irregular para preservar vidas humanas y proteger la seguridad de los estadounidenses, lo cierto es que apenas fue superado el impacto de la noticia, se constató que los cubanos no cejarían en su empeño por abandonar la Isla.

Según datos publicados por el Departamento de Estado, las detenciones de inmigrantes cubanos en puertos estadounidenses disminuyeron un 88% en el año fiscal 2017-2018. La tendencia se ha mantenido en comparación con el flujo migratorio previo a la derogación de la ley; pero son muchos los insulares que han continuado intentándolo por vía marítima, a través de la peligrosa selva del Darién, o incluso legalmente, haciendo uso de la visa de turista para viajar a Estados Unidos y acogerse a la Ley de Ajuste Cubano al año y un día de haber permanecido allí.

La desaparición de las garantías contempladas en la ley de “Pies secos, pies mojados”, no ha sido suficiente para detener la inmigración ilegal cubana; pues las causas que durante décadas la han originado, se mantienen al interior de la Isla. El creciente acceso a la información ha sacado a la luz el viacrucis de miles de insulares en Guyana, Trinidad y Tobago, Ecuador, México y hasta Rusia, atrapados en un limbo legal que les impide alcanzar el sueño americano.

Han llegado noticias de cubanos fallecidos en Centroamérica, por desastres naturales o a manos del crimen organizado. La detención en uno de los centros de ICE y la posibilidad de ser deportados son realidades bien conocidas que, sin embargo, no hacen desistir a miles de residentes en la Isla de su sueño de emigrar; pues más vale arriesgarse en la conquista de un futuro incierto, que resignarse a vivir en un país donde todo el mundo sabe, o intuye, lo que le toca.

Tres años después de derogada la política de “Pies secos, pies mojados”, CubaNet conversó con varios cubanos, jóvenes en su mayoría, que reconocen no solo el deseo propio de irse de Cuba; sino que tal ambición es compartida por la mayoría de sus amigos. Emigrar es la obsesión de las nuevas generaciones que no visualizan un porvenir aceptable en el país de los experimentos económicos, donde los que trabajan cada día tienen menos.

Personas de mediana edad reconocen que los jóvenes quieren irse a hacer su vida a otro lado, para poder vestirse como quieren, comprarse lo que quieren; y ambas razones podrían parecer pedestres por su crudo materialismo, pero también dan la medida de cuán limitados son los sueños en la mayor de las Antillas. Tras la simpleza de tales aspiraciones lo que realmente se esconde es un ansia enorme de libertad para decidir, participar, aportar, elegir, opinar, cambiar, crecer.

Cuba es un país atascado, donde los pocos cambios que se producen no parecen destinados a quienes viven y trabajan aquí, dependiendo de salarios estatales. Los nuevos hoteles, las tiendas en dólares, las próximas visas a Europa por cinco años, no contemplan entre sus beneficiarios a esos jóvenes humildes entrevistados por Cubanet, que con un pesimismo impropio de su edad admiten que la vida está en otra parte. Tampoco contemplan a los que han trabajado toda su vida y malviven con ingresos que no satisfacen las necesidades más elementales.

La situación socioeconómica del país empeora a diario; de modo que no importa cuánto arrecien las leyes contra la inmigración irregular, cada día más cubanos intentarán irse adonde sea, como sea. La meta no necesariamente es Estados Unidos; lo que importa es salir de aquí. Si, como muchos aseguraron, el propósito colateral de la derogación de “Pies secos, pies mojados” fue provocar un aumento de la presión interna para impulsar un estallido social, tal intención, hasta el momento, ha fracasado.