El infame terrorismo de estado
Hay un gran miedo en la cúpula del poder a la revuelta popular, de ahí la actual implantación de la sistemática política de terrorismo de estado contra los opositores y contra el pueblo en general
PUERTO RICO. – Recientemente hemos visto un incremento de la represión contra los opositores pacíficos en Cuba. Se trata de una campaña de constante acoso, hostigamiento y persecución sistemática. El método que están aplicando es realizar detenciones frecuentes a los opositores por corto tiempo para aterrorizarlos, impedir sus movimientos y actividades y para amedrentarlos y aterrorizarlos, a ellos y a la población en general.
Claro está, esta persecución desplegada por el régimen se implementa sin perjuicio de continuar con sus tradicionales actos represivos, como lo son las detenciones sin juicio por largos periodos de tiempo, las torturas, y los encarcelamientos luego de juicios fatulos sin garantías para los acusados y sin tampoco abandonar las ejecuciones de crímenes de lesa humanidad, como los asesinatos, bien por la fabricación de un accidente o por medio del paredón de fusilamiento o simplemente matándolos. Así fueron los casos de Oswaldo Payá Sardiñas, o el caso de Virgilio Campanería o el asesinato de Orlando Zapata Tamayo, respectivamente, entre otros miles de cubanos.
Se trata de una perversa política de terrorismo de estado contra los opositores y el pueblo de Cuba en general; orquestada y ejecutada por la dictadura castrista.
Así vemos como José Daniel Ferrer, presidente de UNPACU, está preso sin juicio, aislado y sometido a torturas desde el mes de octubre pasado.
Del mismo modo, sufren los rigores del presidio político opositores tales como Roberto Quiñones, Ernesto Borges, Martha Sánchez González, Misael Canet Velázquez, entre otros muchos cubanos.
Actualmente a las Damas de Blanco se les detienen arbitrariamente y se les golpea cada vez que van a salir para realizar sus pacificas protestas y asistir a la iglesia. A Guillermo Fariñas lo detienen cada vez que sale a la calle y lo someten a malos tratos y su casa en Santa Clara está constantemente vigilada. Del mismo modo, cientos de opositores están siendo víctimas de los hostigamientos, acosos, agresiones y detenciones arbitrarias tales como Berta Soler, Ángel Moya, Reinaldo Lobaina, Iván Hernández Carrillo, Orlando Triana González, Boris González Arenas, Aymara Nieto Muñoz, entre miles de opositores más que están siendo sometidos a ese infame terrorismo de estado. De hecho, se han reportado 196 detenciones arbitrarias tan solo en el pasado mes de enero este año.
Pero, ¿a qué se debe esta escalada represiva por parte de la tiranía castrista?
Una realidad innegable es que las dictaduras se vuelven más represivas al inicio, cuando están apoderándose del poder, o al final, cuando lo están perdiendo o también, cuando atraviesan por una grave crisis política, económica y/o social.
Cuba está atravesando por una seria crisis económica y social a causa de la perdida de la capacidad económica de su principal sustentador, la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela y de la improductividad endémica que adolecen los sistemas comunistas. La falta de alimentos, medicinas, combustible y productos de primera necesidad en Cuba es patente e irrita a la población, como ocurrió en el mercado de Cuatro Caminos en La Habana.
La inconformidad y el enojo del pueblo, es la génesis de la explosión social y eso lo saben y le temen los tiranos. El descontento social, provocado por la inconformidad del pueblo, conduce a la rebelión. Todos los dictadores viven con ese miedo. Por eso, cuando ocurren esos estados de crisis que amenazan su poder, las dictaduras se vuelven más represivas contra el pueblo. Eso es lo que está pasando en Cuba.
La cúpula del poder sabe que hay un pueblo cansado de tanto abuso de poder, el cual, actualmente, está más informado gracias a la aparición de las redes sociales, tales como la internet y el Whatsapp. Todos saben que en Cuba existe una dicotomía abismal de clases sociales entre los minoritarios de la dictatorial casta gobernante, corrupta y enriquecida a costa de la explotación de los trabajadores cubanos y el pueblo mayoritario, esclavizado, empobrecido y oprimido, sumido en la miseria.
Además, los componentes de la minoritaria casta que usurpa el poder en Cuba, saben que sus líderes están en el ocaso de sus vidas. El genocida mayor yace sepultado dentro de una piedra; su octogenario sucesor y hermano ya no puede controlar sus esfínteres y a su almanaque, como el de muchos jerarcas de la gerontocracia, le quedan pocas páginas. Sus herederos saben que están sentados sobre un volcán y que tarde o temprano, la inevitable erupción popular les llegará arrasándolos y con ella, la justicia implacable de un sufrido pueblo.
La historia está llena de ejemplos. Desde la Revolución Francesa, pasando por la rebelión de las 13 colonias americanas, por las guerras de independencia de América Latina, hasta llegar al siglo pasado con las revueltas populares de los países de la Europa del Este: Alemania Oriental, Polonia, Checoslovaquia, Rumania, etc.
Hay un gran miedo en la cúpula del poder a la revuelta popular, de ahí la actual implantación de la sistemática política de terrorismo de estado contra los opositores y contra el pueblo en general.
Lo que los tiranos no saben o se niegan a reconocer, es que la libertad es parte intrínseca de la naturaleza del ser humano, por eso cuando un pueblo enfurecido se rebela, es imparable.
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