A Mariana
En la verde manigua,
preñada por la patria.
Se te ve laboriosa,
curando los heridos.
Atenea estratega;
titana acorazada,
que haz arropado a Cuba,
rompiendo tus vestidos.
Y se te ve serena,
entre balas y fuego.
Se ajustan tus hormonas
a un mundo masculino.
Socialmente; adaptable,
tú nunca has sido débil.
Descalza en la manigua,
sin bordados ni abrigo.
Blanca la mariposa,
corona de tu pelo;
te refrendas mambisa,
tu sensual acertijo
El mundo circundante
la estrangula; cautiva,
te niegas a aceptar ese
papel pasivo.
La cabellera al viento
y los ojos sin brillo.
Una mujer se irgue,
entrega un crucifijo.
Sangre de mis entrañas;
ahora, jura conmigo.
Que, lucharás por Cuba.
¡Hasta la muerte, hijo!
La mambisa anónima
que parece olvidada.
Pléyada de mujeres,
cuyo ejemplo es vigente.
Es un domingo más
y caminan las Damas.
Al tirano castrista,
le rechinan los dientes.
En Santa Ifigenia no.
No reposa Mariana.
Mariana está en la calle,
pariendo disidentes.
Cuba
Ella no es ron.
No es mulata.
Ni una blanca guayabera,
no es glamur de sol y arena.
Ni jinetera barata.
Quizás; los euros la atan
a los rusos y españoles,
que, por confusas razones,
y por pingues negocitos.
Vienen a tomar mojito
y a cobrarnos sus favores.
¿Cómo es mi Cuba por dentro?
La imagen que usted no ve.
Se la disfrazan; ¿tal vez?
Un país que muere lento.
El cubano descontento,
no existe como ente social.
Es que a escala individual
se nos mata la esperanza.
Un número entre las masas.
Colectivo; impersonal.
Visite nuestro solar,
despójese de esas canciones.
No hay sábanas en los balcones,
pues se las pueden robar,
No hay jabón para lavar.
La escasez es habitual;
y si se asoma a la olla.
Menú: picadillo de soya,
es lo que vas a degustar.
Se nos obliga a marchar
en apoyo a una utopía,
de fracaso y plusvalía
con loas al sacrificio.
Se culpa al imperialismo
de tanta mediocridad.
Se pide continuidad,
a mayores restricciones
¡Hasta las cuentas señores!
Es lo mismo, con lo mismo.
Eusebio maquilla La Habana;
pero se le ven las grietas.
Y la policía inquieta,
no te deja
andar La Habana.
La ciudad que se engalana
en función de sus 500.
Me viene al pensamiento
miles de damnificados.
Expedientes olvidados
sin subsidio, ni cemento.
Educación y salud,
no hay mucho para mostrar.
Continuidad es mandar,
para el régimen poder.
Fue la adicción de Fidel
y hoy el abismo es profundo.
Cuba es un barco sin rumbo.
¡Cambiemos al timonel!
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