April 18, 2024

Cuba en tiempos de coronavirus: aprovechando una crisis mundial

Cuba en tiempos de coronavirus: aprovechando una crisis mundial

 

Estaremos publicando en inglés una serie en cuatro partes que será traducida al español próximamente. Vea aquí la Primera Parte: Convirtiendo la pandemia en una oportunidad.
A continuación, ver trozos traducidos preliminarmente de la Parte II: Coronavirus en Cuba: la tormenta perfecta.
*La traducción oficial al español está por venir.
A medida que se propaga la pandemia, el estado anímico de la población cubana es muy distante del aura glorioso que rodea al proclamado humanitarismo de Cuba y de los médicos cubanos luchando contra el coronavirus en el mundo. Rara vez se ha visto un contraste tan evidente. (…)
Además de la grave escasez de productos de higiene, la mayoría de los hogares no tiene aire acondicionado y cada día el clima se torna más caluroso. Es extremadamente raro que éstos tengan acceso WiFi o televisión por cable, lo que hace que la programación dependa exclusivamente de las estaciones controladas por el estado. Este escenario no augura una cuarentena llevadera. Pero lo más crítico en Cuba es tener de comer. (…)
A pesar de la propaganda que pinta a Cuba como una potencia médica, el sistema de salud es uno de apartheid, con instalaciones exclusivas para la nomenklatura (los altos miembros del Partido Comunista) y los extranjeros con divisas capitalistas pero, para el resto de la población, centros médicos decrépitos y sucios que carecen de medicamentos, suministros y equipos básicos. Los cubanos deben incluso llevar sus propias sábanas y alimentos al hospital y algunos hospitales hasta carecen de agua corriente. Abundan los relatos de la desesperante situación en todo el país; a mediados de marzo, en conversaciones casuales con amistades, se supo de una anciana con fractura de brazo que no se pudo enyesar en un hospital de Holguín por falta de vendaje y de otra mujer que en un hospital de Matanzas debió someterse sin sedantes a una gastroscopia.

La situación es agrava por ser Cuba uno de los países de América Latina con una población de mayor edad, que es la más vulnerable al COVID-19.  A medida que se propaga el coronavirus y aumentan las muertes, enviar médicos y enfermeras al extranjero, especialmente con tanta fanfarria, es como alimentar una bomba de tiempo. Aunque el gobierno informa que tiene suficiente personal médico, las estadísticas oficiales de Cuba muestran una disminución de 73,675 trabajadores de la salud (28%) entre el 2008 y el 2018 (de un total de 329.669 a 261,947), incluidos 2.029 menos enfermeros y 80.320 menos técnicos y asistentes, pero informa haber sumado 20.935 doctores. Con respecto a los 95.487 médicos que se reportan en 2018 (la última estadística oficial), la mayoría, si realmente existe tal número, presumiblemente está trabajando para el estado en las misiones médicas en el extranjero. La fuerte disminución del personal de salud es particularmente preocupante dado que los enfermeros son la mayoría del personal médico de las brigadas para combatir el coronavirus que Cuba ha enviado hasta la fecha a al menos 17 países . (…)

La venta por parte de Cuba de varios miles de trabajadores de exportación y de galones de interferón para la pandemia, en el mejor de los casos sólo podrá ponerle un pequeño tapón a un globo que se desinfla rápidamente. El auge en la exportación de interferón producido por Cuba no durará después de que el inventario actual se venda como parte de un paquete con el personal médico; también quedará claro que no es una cura para la enfermedad y que tal vez ni siquiera es tan útil para estimular el sistema inmunitario al tomar en cuenta sus efectos secundarios y la gama de tratamientos alternativos. Incluso si Cuba exportara 5.000 médicos para la pandemia, suponiendo un despliegue de seis meses, en el mejor de los casos generaría $5.000 al mes por trabajador, lo que se sumaría $150 millones menos los costos. Si se desplegaran 5.000 trabajadores de salud adicionales en México y Argentina a la mitad del costo, suponiendo que estos aliados de Cuba obtendrían un descuento, generarían $150 millones adicionales por año menos los costos. Además de todos los costos directos, también hay que cubrir el enorme gasto para mantener el gigantesco aparato de influencia y propaganda que se detalla en la Parte I y que se necesita para hacer posible la diplomacia médica cubana. En el mejor de los casos, las exportaciones médicas de personal y medicamentos son una curita para tratar de detener una hemorragia.