Menos de dos semanas después de que los tanques del ejército chino entraran la noche del sábado 3 de junio de 1989 en la Plaza de Tiananmen y mataran a nadie sabe todavía cuántos centenares de manifestantes, los cubanos vieron en la televisión nacional de su país el juicio al general Arnaldo Ochoa.
Pero ningún medio de prensa bajo control del régimen habló de los acontecimientos en Pekín. Los cubanos de la isla supieron lo que estaba pasando en China gracias, sobre todo, a Radio Martí.
Así como la dirección del Partido Comunista chino hizo que cada uno de sus jerarcas condenara a los manifestantes de Tiananmen, Fidel Castro se rodeó de los miembros del Consejo de Estado y los hizo declarar en la Causa Número Uno su respaldo al fusilamiento de Ochoa, Antonio de la Guardia, Amado Padrón y Jorge Martínez.
“Maten a los que haya que matar, y condenen a los que haya que condenar”, dijo entonces el líder comunista chino Wang Zhen, según el libro Documentos Finales de la Operación del 4 de Junio, reseñado por el diario The New York Times. Parafraseando las advertencias del cine, cualquier semejanza entre las dos realidades no es pura coincidencia.
La mayoría de los que participaron en las manifestaciones de la Plaza de Tiananmen entre mayo y junio de 1989 eran estudiantes en huelga de hambre deseosos de que China tuviera una apertura democrática. Pero más de un testimoniante cuenta que hubo también trabajadores convencidos de que las reformas económicas habían ido demasiado lejos y los estaban afectando.
Pese a que tantas veces los manifestantes cantaron La Internacional después de que el gobierno decretara el estado de sitio el 20 de mayo en Tiananmen, e incluso ayudaron a la policía a detener a tres hombres que habían lanzado tinta sobre la imagen de Mao Tse Tung en la plaza, nada los salvó de la violenta represión que costaría tantas vidas.
El gobierno cubano es uno de los poquísimos que en el mundo siguen negándose a reconocer la masacre. Este 4 de junio, por primera vez, ni siquiera en Hong Kong se podrá recordar a las víctimas de Tiananmen. Esta suspensión de la vigilia anual en la plaza Victoria Park ha sido muy criticada a nivel mundial.
Lo indiscutible es que la represión militar contra los manifestantes fue ordenada por el mismo dirigente que encabezó las reformas económicas: Deng Xiaoping.
AL PRINCIPIO FUE HU
Todo empezó como una protesta pacífica para reivindicar la figura del líder comunista Hu Yaobang, fallecido el 15 de abril de ese mismo año y a quien las fuerzas más conservadoras del régimen obligaron a renunciar en 1987 al cargo de secretario general del Partido Comunista chino por sus “tendencias liberales burguesas”, una frase que no escapa a la memoria de muchos cubanos.
Menos de un mes más tarde, el 4 de mayo de 1989, al menos cien mil estudiantes y trabajadores protestaron en Pekín con reclamos de libertad de expresión y solicitudes de reuniones con las autoridades.
La jerarquía les negó audiencia y, en cambio, buscó reunirse con dirigentes de organizaciones estudiantiles subordinadas al Partido Comunista, algo que seguramente también despierta recuerdos en Cuba.
La ocupación de la Plaza de Tiananmen comenzó realmente el 13 de mayo, cuando grupos de estudiantes subieron al obelisco con ofrendas florales a Hu y declararon su apoyo al Diario del Pueblo, un periódico oficialista que se había solidarizado con ellos y cuyo director, Qian Liren, fue expulsado por hacerlo.
“Los que deberían haber muerto están vivos, y el que debería estar vivo ha muerto”, decían los manifestantes en sus homenajes a Hu, tan críticos al gobierno como de reconocimiento al líder fallecido.
Todo indica que no hubo consenso en la dirección del Partido Comunista para definir una estrategia contra las manifestaciones, y que el ala conservadora decidió sofocar las protestas usando efectivos militares después que el estado de sitio decretado el 20 de mayo no diera resultado.
EL HOMBRE DEL TANQUE
Así fue como las tropas entraron en Tiananmen la noche del sábado 3 de junio de 1989. La imagen del hombre que se para frente a un tanque y con su cuerpo le corta el paso a la represión militar fue tomada el domingo 5 de junio y se convirtió después en el símbolo de las protestas.
De acuerdo con la ficha que la enciclopedia digital Wikipedia ha creado sobre el episodio, fueron cuatro los fotógrafos que, desde los balcones del Hotel Pekín, a 200 metros del lugar donde ocurrió el hecho, tomaron imágenes del llamado “Hombre del Tanque” o “Rebelde Desconocido”.
Dos estadounidenses, los fotorreporteros de la agencia Associated Press Jeff Widener y de la revista Newsweek Charlie Cole; el británico Stuart Franklin, de la agencia Magnum Photos, y el hongkonés Arthur Tsang, de Reuters, captaron las imágenes. Pero la foto de Widener fue la más difundida.
En 1998, el “Hombre del Tanque” fue declarado por la revista Time una de las personas más influyentes del siglo 20 en el mundo. Su identidad nunca ha sido confirmada. Un funcionario de la administración Nixon dijo que lo fusilaron poco después, pero hay versiones de que vive aún en China continental, o en Taiwán.
Tampoco hay datos exactos sobre la cantidad de personas que perdieron la vida a consecuencia de la represión militar contra los manifestantes de Tiananmen, pero los cálculos mas conservadores la estiman en centenares, y se habla de hasta un millón de heridos.
El líder del Partido Comunista al momento de las protestas, Zhao Ziyang, fue luego víctima de otra purga, acusado de blandenguería y destituido por no haber enfrentado “con firmeza” a los manifestantes.
LA MORDAZA DIGITAL
Al conmemorarse el 25 aniversario de la masacre en 2014, la BBC reportaba que no solo palabras como “Tiananmen” y “tanque” habían sido bloqueadas en redes sociales chinas: otras aparentemente inofensivas, como “vela”, corrieron la misma suerte.
El 4 de junio de ese año, incluso la palabra “hoy” y el icono de la vela fueron proscritos. “La búsqueda de esas palabras no ofrece resultados en cumplimiento de las leyes y regulaciones vigentes”, era la respuesta a cualquier búsqueda en las plataformas bajo control del régimen.
Los chinos, sin embargo, se las han arreglado siempre para evocar la fecha con imágenes alusivas, como la que ponía paticos de goma en lugar de los tanques en la plaza, o mediante recreaciones hechas con Lego de la escena del “Hombre del Tanque”.
Algunos números también quedaron fuera de juego. “Llegamos a esa época del año en la que ciertos números se convierten en ilegales”, escribió un usuario en la red Sino Weibo, que había debutado en el mercado de valores menos de dos meses antes, el 17 de abril de 2014 bajo las iniciales WB.
Otros en China hablan en redes sociales de la fecha como “los días de la amnesia”.
Al terminar su construcción en los años 50, Tiananmen era la plaza pública más grande del mundo. Las manifestaciones de 1989 no fueron las primeras que tuvieron lugar allí: el obelisco que forma parte del complejo tiene entre sus relieves imágenes dedicadas a otros estudiantes que, el 4 de mayo de 1919, protestaron también en Tiananmen.
Cuando los líderes campesinos que encabezaron con Mao Tse Tung la China comunista se mudaron a la antigua ciudad imperial, la población decía: “El pez no puede vivir fuera del agua”, según el testimonio de Ge Yang en el documental La Puerta de la Paz Celestial.
“Después de la revolución, si un campesino iba a la ciudad para verse con un líder que conocía de antes no podía encontrarlo”, dijo la mujer: “El agua ya no podía encontrar al pez, porque el pez estaba en Palacio”.
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