May 15, 2024

Misión ‘un Nobel para Fidel Castro’, cronología de un fracaso

Misión ‘un Nobel para Fidel Castro’, cronología de un fracaso


Diario de CubaDDC · 26-jun-2020

Desde hace años, el régimen cubano lucha por conseguir un Premio Nobel. “Para Cuba”, se ha defendido dicho objetivo desde la prensa oficial, muchas veces por autores extranjeros, apoyados por figuras de la izquierda mundial. Entre esas iniciativas han estado las candidaturas de Fidel Castro para el Nobel de la Paz.

En marzo de 2001, el político noruego Hallgeir Langeland, miembro del Parlamento de ese país, lanzó la nominación de Castro al galardón “por su labor en favor de las naciones en vías de desarrollo”.

El Comité de Premiación con sede en Oslo recibió 132 nominaciones ese año.

En su carta de nominación, Langeland hizo una defensa de Castro en la que ensalzó al hoy difunto dictador por la ayuda “desinteresada” a otras naciones, “a pesar de las dificultades que su país vive debido a la imposición de sanciones estadounidenses”.

“Durante todo este periodo, las autoridades estadounidenses han considerado a Cuba como un enemigo”, señaló la misiva.

“A pesar de la agresión del lado estadounidense durante más de 40 años, los cubanos… evitaron crear un sentimiento hostil en el pueblo cubano contra EEUU”, dijo.

Langeland puso a Cuba como ejemplo de “un país pequeño y pobre que aún así ha logrado enviar médicos, ingenieros y trabajadores de ayuda a naciones en vías de desarrollo”.

Esta exportación de servicios profesionales, fundamentalmente de salud, es hoy una de las mayores fuentes de ingreso del régimen, y ha sido catalogada en denuncias internacionales como una forma de esclavitud moderna.

En aquel entonces el legislador dijo que asumiría los efectos de una “nominación muy controversial”.

Ese año, el Nobel de la Paz lo ganaron de manera conjunta las Naciones Unidas y su secretario general, el ghanés Kofi Annan, de una cantera de nominados entre los que también destacaban el mediador estadounidense para la paz, Richard Holbrooke; Li Hingzhi, fundador del movimiento chino Falun Gong, y el expresidente estadounidense Jimmy Carter.

En 2010, instigado por la concesión del premio a Barack Obama el año anterior, cuando calificó al entonces presidente de EEUU como “cínico”, Fidel Castro trató de impulsar su candidatura entre los países de la alianza bolivariana, con Hugo Chávez a la cabeza.

Tampoco en esa ocasión se supo si la nominación fue aceptada por el Comité Noruego de los Premios Nobel, que mantiene en secreto a sus candidatos. Ese año hubo 237 nominaciones (199 personas y 38 organizaciones).

Solo se conoció la identidad de aquellos nominados que compartieron la noticia con la opinión pública, como el disidente chino Liu Xiaobo, o el grupo pro derechos humanos ruso Memorial.

Se supo que Fidel Castro, o sus seguidores, estuvieron haciendo campaña para su causa en Facebook, mediante un grupo creado “ad hoc”.

Ganadores del Nobel, gobiernos y legisladores nacionales, además de profesores universitarios, son algunos de los que tienen derecho a presentar nominaciones.

La historia del galardón, instituido en 1901 con los fundadores de la Cruz Roja Internacional como primeros ganadores, ha tenido algún que otro sospechoso nominado, entre ellos Joseph Stalin, propuesto en dos ocasiones, o el mismo Adolf Hitler en 1939.

En 2016 la cosa fue más allá y un académico francés pidió no uno, sino dos premios nobel para Fidel Castro.

Paul Estrade, profesor emérito de la Universidad París-VIII, especialista en temas de América Latina, dijo que el gobernante merecía el Nobel de la Paz y el de Economía. Así se dio a conocer en la prensa oficial cubana.

El primero, fundamentó el francés, “por la intensa labor desarrollada durante décadas para favorecer el fin de los conflictos en diversos lugares del planeta”.

Estrade quizá hacía referencia a las tropas que mandó Castro a realizar la guerra en países de África donde murieron miles de cubanos, muchos en cumplimiento del servicio militar obligatorio.

Al mismo tiempo, a pesar de que fue Fidel Castro quien condujo a la economía cubana al desastre después de hundir las principales industrias con políticas fallidas, el francés consideró que también merecía el Nobel de Economía.

“Por dirigir durante 50 años a un país bloqueado económicamente (por parte de los EEUU) y lograr que la nación sobreviviera con dignidad a pesar de esa circunstancia”.

Muerta y enterrada la figura, ahora el reclamo del Nobel para Cuba recae precisamente en las brigadas médicas ideadas por el propio Castro y que el Gobierno exporta con gran despliegue propagandístico.