“Los alimentos, incluida la leche en polvo, no solo se encarecerán en el mercado internacional después de esta pandemia, sino que será casi imposible importarlos”, reconoció José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
En una reunión con las máximas autoridades de la agricultura en Artemisa, La Habana, Mayabeque, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, precisó que, en el caso de la leche, la entrega de este alimento a los niños mediante la libreta de racionamiento depende de lo que logre acopiar el Gobierno.
Al reconocerse que solo Artemisa tiene un déficit de 369.500 litros, comentó que “no se puede ajustar el plan para acopiar menos, sino encontrar, productor a productor, quiénes no reportan los crecimientos del ganado o desvían la producción”, en referencia a aplicar tácticas de represión contra los ganaderos, reportó la oficial Agencia Cubana de Prensa.
La escasez de leche golpea desde hace meses a los cubanos. A fines de mayo último, medios nacionales reportaron la aprobación de la producción de un “novedoso” batido realizado a base de leche de soya y pulpa de fruta en Las Tunas, una iniciativa enfocada en la sustitución del 50% de la producción de helados en la provincia, que se encuentra afectada por el déficit de leche en polvo.
Como en ocasiones anteriores, Machado Ventura, de 90 años de edad, llamó a “desarrollar una política integral para el sector agropecuario que permita alcanzar el verdadero potencial productivo de los campos”, sin explicar que la mayoría de las tierras improductivas de Cuba están administradas por empresas estatales.
Actualmente los campesinos y usufructuarios de tierras estatales, un total de 430.000 agricultores privados, generan el 90% de la producción agropecuaria del país, pero se les paga poco por sus producciones y se les prohíbe vender directamente sus productos o fijar precios.
El funcionario dijo que considera una ventaja “que aún nuestra agricultura no está explotada al máximo.” No obstante, pidió continuar produciendo para la exportación, aunque reconoció que “se hace imprescindible el abastecimiento para el consumo nacional, en estas circunstancias excepcionales, pero también a largo plazo.”
En otras reuniones de chequeo de la producción de alimentos, funcionarios del Gobierno pidieron buscar soluciones ante la carencia de importaciones de, por ejemplo, alimento animal.
Sobre ello, el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa dijo en Mayabeque que hay que producir, sobre todo, piensos nacionales, para lo que es una alternativa el aprovechamiento de los residuos industriales, como los lácteos.
También allí señaló, en la dirección de Machado Ventura, en la necesidad de realizar contrataciones con los requerimientos técnicos y legales establecidos para impedir que “lo cosechado tome el camino de las ilegalidades”, en referencia a impedir que los campesinos comercialicen parte de sus producciones fuera de los mecanismos de acopio del Estado, cuyos precios en general no se corresponden con los costos de las cosechas.
Valdés Mesa explicó que, ante la falta de fertilizantes, no queda otra alternativa que el aumento de las áreas de siembra. Dijo que si bien no es esa la estrategia más adecuada, constituye una de las formas para paliar los bajos rendimientos.
En ese sentido, Orlando Pérez Pedreira, delegado de la Agricultura en Sancti Spíritus, confirmó que, ante el déficit de herbicidas y el incremento del enyerbamiento de los cultivos, se impone la limpieza manual de las plantaciones. Para ello, aseguró, la provincia dispone de 50.000 machetes y unas 2.400 azadas.
La deficiente producción de alimentos controlada por el Estado deriva en desabastecimiento, un problema acrecentado por la actual situación del nuevo coronavirus.
Mientras tanto Cuba necesita importar el 89% de los alimentos que consume, casi todos producibles en el país. Solo en alimento animal, reconoció el diario oficial Granma en marzo, tiene que importar unas 800.000 toneladas de maíz y gastar 550 millones de dólares.
Para evitar una hambruna en el país, sectores del campesinado independiente cubano lanzaron la propuesta “Sin campo no hay país”, en la que piden al Gobierno adoptar cinco medidas contra la crisis actual y su recrudecimiento.
La Liga de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) reclamaron libertad para la producción y distribución de sus productos y para fijar los precios de acuerdo con el mercado.
Asimismo, demandaron libertad para importar y exportar directamente, incluso de EEUU, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por su condición de campesinos independientes; eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos, y entregar títulos de propiedad permanentes a todos los productores agrícolas. |
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