Empresas extranjeras en Cuba: ¿Seguirán pagando “por debajo de la mesa”?
Con bonificaciones en MLC o sin ellas, con dos monedas o con una, nada será muy diferente a lo que ha sucedido en Cuba en los últimos 30 años de bandazos económicos.
LA HABANA, Cuba. – ¿Qué pasará con la bonificación que reciben los trabajadores cubanos en las empresas extranjeras radicadas en Cuba? ¿Serán en dólares, en euros o en pesos cubanos cuando desaparezca el CUC? ¿Aumentará, disminuirá o desaparecerá con los nuevos salarios? ¿Será finalmente legalizada?
Son algunas de las preguntas que se hace la mayoría de los empleados que laboran en ese sector “privilegiado” donde los beneficios extra salariales han sido por mucho tiempo el principal incentivo para mantener la estabilidad de las plantillas.
Un “extra” que, de acuerdo con lo expresado en los reglamentos de empleadoras como Acorex, se considera “ilegal”, incluso “inmoral”, aun cuando estas propias entidades estatales son conscientes de que las bonificaciones han funcionado durante décadas como una forma regular de pago, además de un modo de “carta bajo la manga” que, en el momento preciso, pudiera ser usada por la propia empleadora en contra del trabajador ―y hasta del empresario extranjero― que se convierta en “problemático”.
Aun así no es para nada secreto que todas, absolutamente todas las empresas extranjeras en la Isla pagan bonificaciones no declaradas a sus trabajadores y que existe una escala interna, por categorías, propia de cada entidad. Una cuantía muchísimo mayor que el “salario base” (en CUP) y que la bonificación “legal” (en CUC).
De tal “bonificación legal”, la empleadora deduce un por ciento a modo de pago por los servicios de intermediación, puesto que en Cuba a las empresas extranjeras no les está permitido contratar de manera directa a sus empleados sino solo, y obligatoriamente, por medio de las también llamadas “bolsas de empleo”, un mecanismo de contratación creado por el Gobierno al parecer con la finalidad, entre otras cosas, de acopiar toda la divisa destinada a los pagos de salarios.
Pero en los próximos días, cuando comience a ser retirado el CUC y sean reformados los salarios, ¿cómo los empresarios extranjeros realizarán estos pagos “por debajo de la mesa” y a cuánto ascenderán?
Se sabe, por lo que ha sido divulgado en la prensa oficialista a partir de las intervenciones públicas de Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación, y de Marino Murillo, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos del Partido Comunista, que los sueldos de los trabajadores estatales aumentarán 4,5 veces de acuerdo con las escalas salariales actuales, y que otros tipos de pagos accesorios por concepto de estimulación, alimentos y resultados productivos, que antes se realizaban en CUC, se anclarán al salario, aunque no en todos los casos, a razón de 24 CUP por 1 CUC.
Pero nada se ha dicho de esas otras “estimulaciones ilegales” que son el principal atractivo en las empresas extranjeras, en especial en el turismo donde los salarios base son de los más bajos, a pesar de la estimulación legal de 20 CUC mensuales, aprobada apenas en 2019.
“Antes del 2019 había estimulación en divisas (en CUC) pero era según la empresa. Un trabajador de Islazul podía recibir 10, 12, 15 dólares (mensuales) pero uno de Gran Caribe podía ganar un poco más, quizás un poco menos, pero en realidad no existía una obligación”, asegura Enrique Lamas, exfuncionario del Ministerio de Turismo.
“En 2019 se aprueba una resolución que generaliza y obliga al pago de 20 CUC como estimulación en el turismo pero eso no significa mucho para un trabajador con un salario de 340 pesos (poco más de 13 dólares mensuales), incluso menos, y que por concepto de propina gana mucho más. Sin embargo, en el caso del personal administrativo y de otros trabajadores que no están directamente con los clientes, significa algo, mucho más que el salario. Particularmente en el caso de los trabajadores que son esenciales, las gerencias pueden aprobar un pago extra, no legal, que sí puede superar los 100 dólares mensuales y por tanto es el verdadero salario, aunque no declarado, entregado, literalmente, por debajo de la mesa”.
De acuerdo con información ofrecida a CubaNet por representantes y directivos de varias empresas extranjeras en Cuba, fundamentalmente vinculadas al turismo, las bonificaciones, a pesar de que han sido un “dolor de cabeza”, una “locura” para la contabilidad de los negocios en la Isla ―entre otras cosas, por ser una acción tolerada por el Gobierno pero ilegal y que, por tanto, implica gastos excesivos que regularmente deben ser “escondidos” en los reportes―, han servido para retener la fuerza laboral imprescindible.
“Los salarios se depositan en euros, porque Acorex (agencia empleadora estatal) lo pide así, además retienen sobre el 10 por ciento de las estimulaciones; el trabajador recibe eso mismo pero en pesos (CUP), ni siquiera al 1 por 1 sino mucho menos”, afirma bajo condición de anonimato un directivo extranjero de una importante empresa hotelera establecida en la Isla.
“Te pongo el ejemplo de mi asistente, universitario, abogado. Acorex me obliga a depositar 870 euros mensuales por sus servicios pero de ellos solo recibe de salario menos de 20 euros, claro que en pesos (CUP), más otros 120 CUC que yo debo poner por encima y que se los doy directamente a él, sí, autorizados, que se les transfieren a su tarjeta, pero además yo personalmente le pago otros 400 más (CUC). Te pongo el ejemplo de este chico por decirte uno en concreto, pero eso, poco más poco menos, es con casi todos los trabajadores, mes tras mes. Tú no sabes el dolor de cabeza que da esconder todos los meses ese dinero, pones por aquí, pones por allá, una locura”, afirma el empresario, que lleva más de una década laborando en Cuba.
Pero hasta el momento, muy pocos están totalmente convencidos de lo que harán cuando sea declarado el fin del CUC y cómo realizarán las bonificaciones, que sin dudas deberán aumentar y que, en consecuencia, supondrían la extracción de grandes volúmenes de dinero si se decantaran por el pago en efectivo.
Un funcionario cubano, vinculado a una importante cadena española de hotelería, asegura que, al menos en los establecimientos de la empresa no se arriba a un consenso sobre cómo van a hacer llegado el momento, aunque se ha barajado de manera provisional, e imitando a otras corporaciones del ramo establecidas en la Isla, la posibilidad de pedir a los trabajadores que habiliten tarjetas en MLC para que reciban las bonificaciones por transferencia y no en efectivo como lo han estado haciendo hasta ahora.
“(Como consecuencia de la COVID-19) ha habido recorte de personal, significativo, y eso da la posibilidad de hacer ligeros aumentos en las bonificaciones, de todos modos hay que esperar a ver cómo quedan fijados los salarios y si habrá modificaciones en los contratos con Acorex, pero sin dudas habrá un incremento ligero porque tienen que seguir funcionando como un incentivo. De lo que sí estamos seguros es que no podrá hacerse en efectivo ni en pesos cubanos, lo primero no es tan imposible pero no es la mejor solución porque se hace difícil extraer todos los meses esa cantidad de euros y dólares en efectivo, el banco no lo va a permitir, y lo otro ya te imaginas, es un volumen considerable. Las transferencias. Lo más lógico son las transferencias”, afirma el funcionario.
Por su parte, otros representantes de empresas extranjeras, consultados al respecto mediante la garantía de reservar su identidad debido al carácter ilegal de las bonificaciones que realizan, ya han comenzado a probar con el mecanismo de las transacciones de divisas a una parte de sus empleados.
“Este mes hicimos el pago como siempre lo hemos hecho pero a algunos les hicimos transferencias, probamos con los que ya tienen las tarjetas, creo que en algunos casos lo haremos en efectivo, porque no sería mucho, pero en otros tendremos que continuar con las transferencias”, comenta uno de los entrevistados.
“Estamos esperando a ver qué sucede porque todavía la tasa de cambio es un misterio. Hay que ver qué es lo mejor, ahora sí, efectivo en euros y dólares no vamos a poder entregar a nadie. Los aumentos parecen buenos pero también hay que ver cómo quedan los precios de las cosas, si se harán modificaciones en los contratos… No creo que las bonificaciones las legalicen, y lo mejor que puede pasar es que no lo hagan porque igual van a querer tomar una buena tajada y al final vamos a tener que seguir pagando por debajo de la mesa”, agrega otro funcionario.
Mientras tanto, entre las personas en la calle que no reciben ninguna “bonificación”, ni legal ni clandestina, las expectativas sobre los aumentos salariales crecen, sin dudas, pero no tanto como la incertidumbre, los desencantos y descontentos, acostumbradas a la idea de que ningún cambio en Cuba llega para mejorarles la vida.
Sobre lo que sucederá en breve cuando se tengan los bolsillos llenos pero los comercios desabastecidos, es decir, cuando en los próximos días el Gobierno comience a retirar el CUC y apenas quede un peso cubano con muy pocas funciones de dinero, ya sabremos. Pero todo parece indicar que, con bonificaciones en MLC o sin ellas, con dos monedas o con una, nada será muy diferente a lo que ha sucedido en los últimos 30 años de bandazos económicos.
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Ernesto Pérez Chang (El Cerro, La Habana, 15 de junio de 1971).
Escritor.
Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana.
Cursó estudios de Lengua y Cultura Gallegas en la Universidad de Santiago de Compostela.
Ha publicado las novelas: Tus ojos frente a la nada están (2006) y Alicia bajo su propia sombra (2012).
Es autor, además, de los libros de relatos: Últimas fotos de mamá desnuda (2000); Los fantasmas de Sade (2002); Historias de seda (2003); Variaciones para ágrafos (2007), El arte de morir a solas (2011) y Cien cuentos letales (2014).
Su obra narrativa ha sido reconocida con los premios: David de Cuento, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en 1999; Premio de Cuento de La Gaceta de Cuba, en dos ocasiones, 1998 y 2008; Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, en su primera convocatoria en 2002; Premio Nacional de la Crítica, en 2007; Premio Alejo Carpentier de Cuento 2011, entre otros. Ha trabajado como editor para numerosas instituciones culturales cubanas como la Casa de las Américas (1997-2008), Editorial Arte y Literatura, el Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Música Cubana. Fue Jefe de Redacción de la revista Unión (2008-2011).
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