November 14, 2024

La celebración del 26 de julio en Bayamo y mis comentarios sobre los discursos de ocasión

La celebración del 26 de julio en Bayamo y mis comentarios sobre los discursos de ocasión

Los asaltos a los cuarteles Guillermón Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de hace 66 años pasarían solamente como eventos signados por el revolucionarismo de aquella época, pero el triunfo del 1ro de enero de 1959 los convalidó en la historia de Cuba. En esa contienda estuvieron presente los revolucionarios demócratas, que fueron la inmensa mayoría, aun cuando una minoría comunista se hizo del poder total y con ello las más de seis décadas de totalitarismo que padece la nación cubana. Existen dos figuras que emergieron dignamente de aquellas acciones armadas intrépidas y de lo que vino después: Gustavo Arcos Bernes y Mario Chanes De Armas, pues no se dejaron llevar por el arribismo y la gloria asociada a la victoria, y, en consecuencia, defendieron con estoicismo y muchos años de prisión los ideales de la Democracia y la Libertad. El segundo cumplió 30 años tras las rejas.

El discursante principal una vez más enmascaró con astucia la imposición de una férrea dominación totalitaria que lo comprime todo en un solo cuerpo; con la unidad que supuestamente tiene el pueblo de Cuba en torno a la “revolución”.  La alusión de las varitas unidas del escudo nacional como emblema de la unidad está muy bien como metáfora literaria, pero llevaría una acotación para legitimarla, de la cual no se puede prescindir: la unidad en la diversidad. Las libertades básicas y los derechos fundamentales son anteriores y superiores a cualquier ideología o proyecto de nación. Solamente un pueblo amordazado se queda anonadado ante tanta manipulación retórica.

También en la oratoria referida se defendió a los regímenes de Nicaragua y Venezuela con 40 y 20 años de duración respectivamente. Lo más civilizado del mundo hace mucho tiempo que dejó atrás la concepción de que una nación debe ser conducida por un mesías, redentor de pueblo oprimido, caudillo iluminado, salvador de la patria, prohombre insustituible y demás congéneres. Por ejemplo, ¿qué argumentos plausibles aseguran que Daniel Ortega es el único que puede dirigir los destinos de ese país? Esto supone, que el resto de sus conciudadanos son de segunda clase. Evidentemente, que hay mucho de autoritarismo e intereses espurios en todo eso. Ambos son vástagos innegables, de eso que se ha dado en llamar: Castrismo.

Hasta donde conozco en nuestro país fueron confiscadas unas 43 700 propiedades nacionales o extranjeras: micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, incluido las agrícolas y ganaderas. En el año 1968, en virtud de la llamada “Ofensiva Revolucionaria” le fueron robados a sus dueños hasta lo más insignificante: sillones de limpiar zapatos, barberías personales, pequeños negocios y demás. Una cosa es confiscar las propiedades de los batistianos que cometieron crímenes y robos como se realizó y otra muy distinta es decapitar la clase media y alta para estar en mejores condiciones de someter al pueblo de Cuba. Casi todo el financiamiento conque se llevó a cabo la insurrección anti batistiana lo aportaron los dueños de los negocios de entonces, o se le olvidó eso al “presidente”. La “revolución” fue casi autosuficiente, excepto las pequeñas ayudas que ofrecieron los gobiernos de Costa Rica y Venezuela de entonces.

Apropiarse de las empresas comerciales sin una indemnización decente, así como sin el fallo de un tribunal de justicia, es un robo en cualquier país que funcione mínimamente bien. En la Declaración Universal de los DD HH, en su artículo 17, quedó refrendado el derecho a la propiedad privada, así como que el dueño no puede ser privado arbitrariamente de la misma. Como regla en el mundo existe el sector privado en los más disímiles ámbitos, sin que por ello nadie crea que los dueños son unos ladrones, por el contrario, ven en los empresarios privados a unos actores propositivos generadores de riquezas, puestos de trabajos y contribuciones al fisco. La peor variante es poner las entidades productivas y de servicios en manos de administradores ineficientes y corruptos, como se reconoce, incluso, en no pocos núcleos de base del Partido Comunista de Cuba (PCC).

En la Cuba de antes del 1959 existían males que necesitaban ser afrontados, pero la receta socialista fue mucho peor que la enfermedad. La senda del desarrollo en todos los órdenes hay que abordarla desde una perspectiva evolutiva, osea de menos a más. Para la época y de acuerdo a la región en que vivimos, nosotros alcanzamos unos estándares bastante alto, lo que nos ubicaba entres los tres primeros de América Latina. Exhorto a los que detentan el poder, a que permitan la recreación de la Agrupación Católica Universitaria que realizó la tan mencionada encuesta entre 1956 y 1957, para que, una vez en funcionamiento, opere con total libertad y realice otro estudio de la problemática cubana. De seguro los resultados serán alarmantes, lo cual nos ubicaría en el sótano de la región, con el agravante, de que habría que reconstruir todo el andamiaje institucional y legal para empezar a transitar por la senda del progreso.

Me llama poderosamente la atención, el énfasis que se hizo en trasladar el conflicto y/o problemática que nos aqueja para ubicarlo en el diferendo Cuba-Estados Unidos, osea, allende los mares. No perdamos de vista, que la política exterior y en consecuencia la creación de alianzas o rivalidades en la arena internacional tiene una incidencia directa en el grado de prosperidad que pueda tener un país. Los castristas desde el comienzo mismo del proceso jugaron la carta nacionalista: se enemistaron con los Estados Unidos con el agravante de aliarse (subordinarse) a la Unión Soviética, en el contexto de la Guerra Fría, por lo que perdieron la enorme ventaja comparativa que tanto bien nos hizo a través de toda la historia: la proximidad al mercado más desarrollado y grande del mundo: el estadounidense.

  1. Castro, antes de morir y para que no hubiera dudas, manifestó en el VII Congreso del PCC su identificación total desde siempre con el comunismo y la extinta URSS y con ello quedó claro, que siempre apostaría por el totalitarismo que provenía desde ahí, osea que la estatización cuasitotal, el partido y el pensamiento único, así como el enfrentamiento a como diera lugar con el vecino del norte lo iba a realizar de cualquier manera. En otras palabras, lanzó la primera piedra y todavía estamos entrampado en sus consecuencias.

El presidente designado Miguel Díaz-Canel, para sorpresa mía, relató que, dentro del “Programa del Moncada” se incluía “la conquista de las libertades públicas y la democracia política”; pero en otra parte se niega rotundamente a la reconciliación nacional, la única manera, desde su perspectiva, de hacer cumplir ese mandado irresuelto del mencionado programa y con ello la suspensión del embargo estadounidense. Al igual que sus mentores, se siente un prisionero de la historia de las últimas seis décadas. En fin, la Oposición Democrática Cubana debe apropiarse (y llevar a delante) de una metodología de lucha de probada eficacia, así como de la filosofía de la NOVIOLENCIA, única manera de posibilitar una dinámica de cambios democratizadores, como está pidiendo a voces la nación cubana.

Librado R. Linares García, Sec. Gnral. del MCR

[email protected] y www.mcrcuba.org