Cubanos forzados al exilio: el drama del Día de los Padres
Muchos de los más de 100 prisioneros políticos que hay en Cuba no podrán ver a sus hijos o a sus padres por el simple hecho de oponerse al régimen de partido único que impera en la Isla
SANTIAGO, Cuba. – Para Carlos Oliva Rivery, este domingo será uno de los días más tristes en su trayectoria como padre. La razón es que -por primera vez- se encuentra separado de sus dos hijos, Ernesto y Carlos Amel Oliva Torres.
La familia Oliva de Santiago de Cuba ha estado consagrada en la lucha por la libertad y democracia de Cuba desde hace más de ocho años. Juntos: padre, madre, hijos y sus respectivas esposas; todos pertenecen a la organización opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y son promotores activos de la iniciativa ciudadana Cuba Decide. De esta manera, llevando siempre a la par la vida personal y la política, habían logrado permanecer unidos a pesar de la cruda represión del régimen cubano contra ellos.
Pero todo cambió el pasado mes de abril cuando Amel y Ernestico -como cariñosamente apodan a Ernesto familiares y amigos-, tuvieron que exiliarse en Estados Unidos tras recibir amenazas de prisión y muerte, extensiva a los otros miembros de la familia implicados con la UNPACU.
El hecho de estar separados es, sin dudas, la prueba más dura que todos han tenido que enfrentar. Hoy -Día de los Padres-, Carlos se lamenta porque no tiene a sus dos hijos a su lado: “La dictadura cubana los obligó a salir del país por pensar y manifestarse diferente”.
“Hoy es un día realmente triste para mí pues no tengo la compañía de mis dos únicos hijos. Es aún más difícil porque no se fueron por su voluntad, sino porque la violencia e intolerancia de este régimen totalitario los obligó”, dijo Carlos Oliva a CubaNet.
Ernestico, de 23 años, es el más joven de sus dos descendientes; y en esta fecha siente mucho la falta de su papá. En sus palabras expresó: “extraño poder abrazarlo y besarlo todas las mañanas. Espero pronto sentir sus abrazos encima de mis hombros”.
“Este escenario me ha hecho vivir en carne propia el dolor de tantas familias que han tenido que separarse por buscar en otras tierras, la libertad y la prosperidad que el castrismo les ha negado. También lo que sufren los presos políticos -hijos y padres- desde 1959 hasta la fecha”, declaró el activista.
Para Carlos Amel, de 32 años, estos meses han sido muy tristes por estar lejos de su padre, pero afirma que especialmente hoy se revuelve la nostalgia.
“Los días de las madres y los padres siempre nos reuníamos y compartíamos un rato de unidad, abrazos, besos. Nunca faltaba una buena plática política, religiosa y filosófica en la que unas veces nos poníamos de acuerdo y en otras no”, declaró el opositor.
“Pero al menos nosotros (la familia) gracias a la tecnología podemos vernos y hablar. Hay muchos hombres que se encuentran presos injustamente porque son víctimas del sistema comunista que mal gobierna nuestra nación”, argumentó.
Cabe recordar que los más de 100 prisioneros entre políticos y de conciencia en Cuba no podrán ver a sus hijos o a sus padres porque cumplen injustas condenas que les fueron impuestas por el simple hecho de oponerse al régimen de partido único que impera en la Isla.
“Pienso mucho en ellos (los presos políticos) en cada celebración; en cuántos hijos no podrán abrazar, ni ver ni escuchar a sus padres presos, ni en cuantos hijos presos no podrán ver a sus padres”, finalizó Carlos Amel.
No obstante, aunque muy dolorosa, esta no es la única historia de separación entre padres e hijos que ha llegado a CubaNet este 21 de junio.
También está el caso del opositor Eliecer Góngora Izaguirre, que fue desterrado en febrero del año pasado, y alejado a la fuerza de sus cuatro hijos, todos ellos menores de edad.
“Para mi cualquier celebración lejos de mis padres, mi esposa y mis pequeños es una mezcla de tristeza y añoranza; porque cuando uno decide apartarse de la familia por su voluntad por lo menos sabes que fue tu decisión, pero cuando te arrancan brutalmente del lado de quienes más amas, el dolor y la frustración te invaden el alma por completo. Así es como me siento hoy”, lamentó Eliecer.
Un destino similar ha tenido que enfrentar David Fernández Cardozo, quien pertenece a la UNPACU y es promotor de Cuba Decide, al igual que Eliecer. Este activista fue expulsado del país el 12 de junio de 2019 por su constante activismo prodemocrático.
Al contrario de los casos anteriores, David ha tenido muy poca comunicación con sus tres hijos de 8, 10 y 21 años. Esta situación aumenta su desesperación por tenerlos cerca, sobre todo en esta fecha tan especial.
“Yo siempre me pasaba este día con ellos (sus hijos). Mi felicidad dependía totalmente del que cariño que me brindaban. Mi tristeza es mayor porque siento como si los hubiera abandonado, aun sabiendo que la distancia entre nosotros es total responsabilidad de la dictadura”, aseguró Fernández Cardozo.
Muy parecida es la experiencia del activista Yoandris Hernández Veranes. Él se encuentra en México como Eliecer y David, pero al contrario de ellos, bajo el estatus de exiliado político.
Teniendo su situación legal resuelta, el opositor tiene más cerca la oportunidad de volver a reunirse con su esposa y su niño de 10 años. Sin embargo, mientras llega ese momento tan anhelado, la nostalgia se acrecienta con el paso de los días.
“Hoy estoy devastado. Ya tengo un año y dos meses sin ver a mi hijo. Me comunico con él y mi esposa por WhatsApp, y cuando puedo llamarlos solo son cinco minutos. Yo soy mi apegado a mi pequeño”, destacó Yoandris.
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