Continúan los abusos policiales: esta vez contra una activista antirracista

DDC | La Habana

La historia comenzó cuando Rodríguez Malagón y su hermana decidieron sentarse en un banco ubicado a la salida de una inmobiliaria, luego de tres horas de cola para comprar productos de primera necesidad.

Tras ocupar el banco, uno de los trabajadores de la inmobiliaria regañó a las hermanas, quienes se defendieron alegando que una mujer blanca había estado sentada ahí mismo durante un tiempo y nadie le dijo nada. El trabajador les respondió diciendo que ese “no es asiento para coleras”, contó Rodríguez Malagón.

Desde la cola algunos de los que presenciaron la discusión les recomendaron retirarse. “Van a salir perdiendo” o “ustedes son negras”, cuenta que le dijeron para intentar persuadirlas.

Minutos después llegó la patrulla, y según el testimonio de Rodríguez, los agentes solo escucharon la versión del trabajador de la inmobiliaria.

Tras una discusión con las hermanas, en la que un policía las amenazó con llevarlas detenidas, estas aceptaron levantarse, mientras el oficial se retiró diciendo: “se salvan porque son mujeres, a los hombres los reviento sin mirar”.

Fue entonces cuando Rodríguez Malagón decidió hacer una foto de la patrulla, con el objetivo de guardar el número para valorar una posible denuncia, pero no imaginó que al percatarse de eso, los oficiales regresarían a por ellas.

Mediante la fuerza, torciéndole la muñeca y el brazo, el policía la arrestó y la introdujo en la patrulla, donde a pesar del distanciamiento social orientado, iban cinco personas en total.

Camino a la Unidad de Policía, según el testimonio de Rodríguez Malagón, le dijeron que sería acusada de “innumerables delitos”. Uno de los agentes le propuso borrar la foto, con la promesa de que la liberaría, a lo que ella accedió, pero luego los agentes no cumplieron con su parte.

Una vez en la Unidad, Malagón cuenta que la dejaron esperando en la parte trasera de la patrulla con las ventanillas cerradas. Ella, asmática, pidió que las bajaran, a lo que el oficial reaccionó subiendo también las delanteras, y luego le dijo: “ahora te ahogas hasta que termine, por bocona”.

Uno de los trabajadores de la Unidad de Policía, al ver que la detenida tenía problemas para respirar, intentó abrir una de las puertas, pero una agente que estaba presente lo impidió, a lo que el trabajador insistió y finalmente la dejaron salir a tomar aire.

Cuando bajó de la patrulla los agentes presentes en el lugar, que sumaban aproximadamente una decena, comenzaron a reírse y decir cosas como: “y esta negra manca con esas pasas de donde salió”, contó Rodríguez Malagón.

Allí permaneció alrededor de cuatro horas, pues se negaba a aceptar la sanción, por lo que quedó a la espera de que llegara el político de la Unidad para dictaminar el veredicto.

Al escuchar toda la historia, el político propuso ponerle una multa de 30 pesos cubanos por hacer la fotografía, pero la activista se negó rotundamente. Finalmente, después de aproximadamente seis horas de arresto, Rodríguez Malagón pudo marchar sin multa hacia su casa.

En la publicación realizada la activista se preguntó: “¿cómo se educan estos (los policías) para lidiar con la población? ¿Cuál es su proceder en tiempos de Covid donde hay mucha sensibilidad y limitaciones? ¿Cuáles son sus orientaciones? ¿maltratar, ofender, agredir?”.

Una usuaria identificada como Gilda Nuñez comentó: “Me preocupa, sobremanera, la instrucción que reciben esos muchachos en la Escuela de Policías, que además de tener las horas lectivas de instrucción común, debe además impartírsele otras y muy importantes materias”.

La periodista y activista feminista Marta María Ramírez dijo: “Esta historia me enoja tanto como me entristece. No necesitaría conocer a Aracely para decir #YoSíTeCreo. Pero, conociéndola puedo dar fe de su honestidad y de sus luchas. En esta historia todo está mal, todo es ilegal y violento”.

Desde el comienzo del confinamiento, provocado por la pandemia del coronavirus, han ocurrido numerosos sucesos polémicos relacionados con la policía cubana, que van desde denuncias de abusos por no llevar correctamente la mascarilla protectora, hasta la muerte de dos personas por disparos efectuados por agentes del orden.