El laico católico Dagoberto Valdés, director del Centro de Estudios Convivencia, consideró que “vivir de remesas de forma permanente y sistemática es inmoral”, en una reflexión en la que apeló a la unidad de los cubanos y atribuyó la actual dependencia económica a un sistema “improductivo, insuficiente y deformante”.
Valdés dedicó su más reciente columna Lunes de Dagoberto a hablar sobre la nueva determinación del Gobierno de EEUU que afecta al envío de dinero a Cuba a través de empresas bajo control de los militares.
“Se ha anunciado una nueva medida que involucra a la principal agencia de transferencias de remesas de cubanos a sus familias en Cuba. Estoy seguro de que los cubanos buscarán y encontrarán otras vías para seguir ayudando a sus parientes en la Isla. Mi opinión en contra de lo que pueda afectar directamente a las familias, y a favor de la unidad de la familia en la Isla y en la Diáspora, es bien conocida desde hace décadas”, explicó.
El laico se detuvo en lo que consideró “raíces y causas fundamentales” de esa dependencia económica de los cubanos.
Entre ellas mencionó los exiguos salarios que el Gobierno cubano paga a los trabajadores del sector estatal, así como el modelo económico ineficiente y la productividad insuficiente “para poder aumentar esos salarios o reevaluar la moneda cubana sin crear inflación”.
También se refirió a la devaluación del peso cubano, cuyo poder adquisitivo ha disminuido de forma crítica y también a que el Estado cubano paga en esa moneda nacional devaluada y vende los principales alimentos, aseos y artículos del hogar en moneda libremente convertible que vienen precisamente por remesas de familiares.
“La solución sería que estas cuatro causas fueran rectificadas y se transitara ágilmente hacia una economía social de mercado”, dijo.
“Ello supone la atención a los sectores más vulnerables, y por tanto se liberen las fuerzas productivas del país mediante la libertad de empresa, la garantía para la propiedad privada y cooperativa y la libertad de comercio interior y exterior por parte de todos los cubanos, incluidos los que conforman la comunidad cubana en la Diáspora. Estas son las salidas reales y definitivas desde el punto de vista socioeconómico”, sostuvo.
Para Valdés, sin embargo, “existe otra dimensión más profunda y de inconmensurable impacto antropológico y social, que puede afectar la educación laboral de las nuevas generaciones, desfigurar el carácter emprendedor de la cultura cubana y durar mucho más que lo que duren las transformaciones” mencionadas.
“Esa dimensión deformante y duradera es seguir perdiendo el sentido, el valor y la dignidad del trabajo de los cubanos sustituyendo con la dependencia de las remesas lo que debe ser cubierto con un salario real, digno, suficiente y con un valor adquisitivo a la altura de las necesidades siempre crecientes de los cubanos”, valoró.
“Vivir de las remesas de forma permanente y sistemática es inmoral porque acostumbra a los cubanos a vivir del trabajo ajeno, y a acostumbrarse a que la prosperidad de su vida personal y familiar depende de la generosidad de personas que viven fuera, trabajan con el sudor de su frente y comparten, muchas veces de lo que no les sobra, lo devengado como fruto de su sacrificio diario”, añadió.
Aclaró que “no es por aquella ‘vagancia’ voluntaria y por la falta de vergüenza de los que no quieren trabajar”.
“Se trata de vivir en un sistema cuyo trabajo no tiene productividad, cuyos salarios no alcanzan para nada, cuya moneda se ha devaluado y cuyos mercados venden en una moneda extranjera con la que no se paga el mísero salario”, reiteró.
“Ahora los cubanos, una vez más, discutimos y nos dividimos por las consecuencias sin ir directamente a las causas. Vayamos a la raíz del problema: llevamos más de 60 años con un modelo socioeconómico ‘que no funciona ni para nosotros mismos’ y ese modelo no se ha cambiado por motivos políticos”, opinó.
Cuestionó que “no se quiere perder el control estatal sobre la vida de los cubanos y no se quiere liberar total y estructuralmente las fuerzas productivas”.
“Continúan los subterfugios para acotar y bloquear el carácter emprendedor de los cubanos que, poco a poco, sin darnos cuenta, pero de forma dramática, vamos perdiendo el sentido del trabajo y dejamos que nuestro proyecto de vida dependa de las remesas porque no podemos, no nos dejan empoderarnos, ni crear riqueza, ni invertir, ni exportar de forma independiente”, lamentó.
“Identifiquemos donde están las trabas internas, exijamos que cada cubano pueda depender de su propio trabajo, y no nos estemos dividiendo por medidas externas cuando la causa está dentro de Cuba y nos toca solamente a los cubanos, de dentro y de fuera, resolver nuestros propios trabajos”, alertó.
Valdés dijo estar “seguro de que si esas transformaciones y cambios estructurales se realizaran de forma rápida y ordenada con el protagonismo de los cubanos, no dependeremos de las remesas, no se dividirán nuestras familias por razones políticas, ideológicas o por el lugar de residencia”.
“Estoy a favor de todo lo que una a la familia cubana, de todo lo que pueda ayudarla, de todo lo que signifique relaciones familiares abiertas, estables y sin bloqueos, pero eso solo se logrará cambiando lo que ha demostrado ser improductivo, insuficiente y deformante”, advirtió.
“Eso no depende de las remesas, depende de que la economía, el trabajo, el salario real, la moneda y la libertad de empresa se liberen de los bloqueos internos, y eso nos liberará de los bloqueos externos. Ambos perjudican a las familias cubanas, pero no confundamos las consecuencias con las causas. Hay que ir a la raíz del problema y resolverlo”, concluyó.
FINCIMEX, la financiera del conglomerado militar GAESA anunció el martes que Western Union cerraría sus oficinas en Cuba y las remesas desde EEUU se verían “interrumpidas totalmente”. |
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